¿Qué tal?
Mi nombre es Ayla López, tengo 22 y estoy completamente jodida
¿Por qué?
La respuesta está compuesta de tres puntos. Déjame iluminarte en esta historia que quizás es real, o quizás también es parte de mi imaginación.
1)-Es simple, cada...
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Ayla...
4 años atrás
Me encuentro sentada frente a mi portátil, estoy subiendo una de las ultimas actualizaciones de mi nueva historia. A pesar de tener solo 18 años, ya me encuentro entre unos de los primeros puestos de libros vendidos en Argentina y España.
Uno de los primeros libros que saque aun lo recuerdo, "el secreto de Hécate", con solo 15 años ya había escrito mi primer ejemplar. Era como mi bebe, siempre lo llevaba conmigo a todas partes.
El segundo fue "Sin tiempo", en honor a mi abuela, con la que me falto tiempo. Por eso en ese libro la protagonista era inmortal y viviría por siempre. Quizás fue un intento de mantenerla con vida, porque nunca acepte que se fuera. Cada uno de esos libros son una historia, un mundo diferente, donde eres lo que quieres, vives como quieres y lo mejor de todo. Siempre puedes volver al principio y vivirlo de nuevo.
Creo que por eso empecé a escribir, porque así podía volver el tiempo atrás, y hacer como si no hubiera pasado nada.
Es verano, el calor y el olor a mar entran por mi ventana creando un aroma sorprendente, mientras mi mente divaga en otro lado. En esta historia soy el amor de cinco hermanos, un poco peculiares pero todos sinceros y buenos de corazón. Su tercer tomo, y el final de la trilogía.
Reviso y doy los últimos retoques al final, me tengo, admirando la obra que escribí. Cada detalle que puse en ella, cada noche en vela que pase dejando todo en sus paginas, las veces que me frustre y termine llorando en mi cama porque pensaba que ya no podía mas.
Voy a mis cuadernos donde hago bocetos de los personajes, como los imagino y sus características tanto físicas como emocionales. Paso mis dedos por el pelinegro dibujado con un trazo perfecto, la nariz, sus ojos almendrados, sus labios carnosos y esa sonrisa que le hice.
El rubio es... un dios que si fuera real, seria un pecado caminante.
-¿Hija?- mamá entra con un jugo y una ensalada de frutas. -¿Cómo va mi pequeña escritora?-
Me restriego los ojos un poco -Bien mami, creo que este es el final-
-¿De todos ellos?-
Asiento.
-¿Vas a seguir escribiendo algo nuevo?-
-Quizás, aun no me decido-
-¿Y qué nombre vas a ponerle?-
Voy a mi mente... varios nombres aparecen.
Ellos son... formo las palabras.
-Son los coleccionistas-
-Bonito- frunce el ceño -y raro-
-Lo se- me rio. -ellos son raros-
-¿Y eso es malo?-
-No siempre, a veces son los mas interesantes-
Mamá rie y se sienta en el borde de mi cama.
-¿Estas lista para esta nueva etapa?-
-Ansiosa- me giro en la silla del escritorio.
-Te voy a extrañar-
-Lo se y yo a ustedes-
Mira mi habitación con algo de nostalgia en sus ojos -Mi niña se ira a estudiar muy lejos-
-Mamaaa, te juro que voy a estar bien-
-Lo se- hace una pausa -eres muy valiente y capaz mi niña-
Se va dejándome sola, y yo me quedo pensando. En dos meses voy a estar en un país, donde no conozco a nadie y se habla otro idioma. Lo bueno es que mi tío Derec vive allí y se comprometió a enseñarme la ciudad.
-Nueva York-hablo para mi -Vamos a vivir en Nueva York Ayla-
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Es cortito, pero muestra algo de su vida antes de vivir en esta gran ciudad.
