La tormenta(I)

37.8K 3.1K 840
                                    


Ayla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ayla....

El fin de semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos, recuerdo que el domingo, mientras yo miraba el cereal flotar en la leche, alguien golpeó la puerta. El guardia avisó que eran Bruno y Eric. No me levante a atenderlos.

Magg había salido y una discusión acalorada se produjo entre ellos

-queremos hablar con ella-

-no, vayanse-

-Quiero verla, por favor. Me tiene que dar una explicación-

-A la mierda tu y tu explicación Bruno, tus hermanos la hicieron sentir una porqueria y ella no lo merecía.-

silencio.

-Si estuvieras en nuestro lu...- la voz de Eric.

-Ustedes no se pusieron en el suyo jamás. No saben lo mal que la ha pasado, cuánto ha sufrido. Váyanse, y no se vuelvan a acercar.-

-Ayla- Bruno me llamó a mi. -Se que estas ahí-

Apriete la cuchara, mirando a Paul, quien estaba sentado a mi lado -ven aquí- me abrazó, y yo me oculté en su hombro.

-No entres- Magg hablo.

La puerta se abrió y me despegue un poco, encontrándome a Eric, quien seguramente noto el morado en mi ojo.

-¿Qué te pasó?-

Me gire, corriendo a mi habitación. Sentí sus pasos, pero Paul lo detuvo- Vete por favor, no los quiere ver-

-Esta lastimada, suéltame. Deja que la vea- lo sentía nervioso.

Cerré la puerta y me apoyé en ella. Las gotas empezaron a golpear mi ventana, y parecía que el clima estaba igual de triste que yo.

-Ayla, abre la puerta.- Bruno estaba al otro lado -Eric me está diciendo que estas lastimada-

No respondí, apreté mis ojos dejando que las lágrimas salieran.

-Bonita, déjanos entrar. Queremos hablar bien-

Silencio, incómodo y dolido.

Los oí suspirar con frustración - Por favor, solo queremos saber la verdad, ¿lo besaste?-

Su pregunta me dolió aún más, ellos no me conocían en absoluto. No sabía que yo jamás sería capaz de hacerles eso, no porque no pudiera. Sino, porque sabía lo que se siente cuando una persona te engañaba, y me prometí que no le haría eso a nadie.

Ellos se fueron después de que yo no respondiera, no salí tampoco. No tenía fuerzas.

Lamentablemente, recaí en ese dolor que no era físico, sino mental. Me dolía existir, cada respiro era un puñal que me clavaba a mi misma.

Los chicos de mis libros  💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora