¿Qué tal?
Mi nombre es Ayla López, tengo 22 y estoy completamente jodida
¿Por qué?
La respuesta está compuesta de tres puntos. Déjame iluminarte en esta historia que quizás es real, o quizás también es parte de mi imaginación.
1)-Es simple, cada...
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Ayla...
Me desperté un poco adormecida, al girar la cabeza tenía a Jano apoyando todo su cuerpo contra mi hombro. Con cuidado, me puse de pie, dejándolo recostado en ambos asientos. Dentro del jet todo estaba en silencio y con las luces principales apagadas. Camine por el pasillo, viendo a todos descansando.
Entré al pequeño baño y me refresqué un poco la cara, miré mi móvil y tenía un par de mensajes sin leer. Abri el primero.
Magg (22:04)
Disfruta el viaje linda, te lo mereces....Te amo <3
Paul(22:09)
Traenos algo latina, aceptamos desde chucherías para la nevera hasta las escrituras de una pequeña isla.. Pásatelo de maravilla, te queremos latina..
Esos dos eran tal para cual, y me sentía afortunada de que fueran mis amigos.
Desconocido(22:30)
Muñequita, nos vamos a volver a ver pronto.. tengo ganas de jugar contigo como antes. Tu corres a esconderte y yo te busco..
3...
2...
1...
Voy por ti muñequita
Me falto el aire, sabía que era Ian, pero no podía creerlo. Él debía estar en prisión, por las cosas que hizo, por Peter, por.. por mi.
Mire mis manos, y ellas temblaban por el ataque de pánico que se aproximaba. Como pude le quite el cerrojo a la puerta, salí y me tropecé con un cuerpo enorme.
-¿Ayla?-
No respondí.
-Nena... nena ¿estás bien?-
Caí de rodillas al piso, mirando todo a mi alrededor confundida. El aire cada vez se volvía más pesado y me costaba respirarlo.
-Nena.. nena respira ¿qué pasó?- se colocó a mi lado.
-Ian- alcancé a susurrar.
-Ven nena, te llevo- me cargó como si fuera un bebe. Pasamos por los asientos donde los demás aun dormían, llegamos al suyo y se acomodo conmigo encima. -Enzo- llamó a su hermano.
-mhmm- este se removió un poco.
-Es Ayla- el solo hecho de decir mi nombre, hizo que él abriera los ojos de inmediato. Paso como pudo, sin despertar al rubio que dormía a su lado.
-¿Qué pasó?- se colocó en el asiento que daba al pasillo. -¿Por qué está agitada?-
Cuando nuestras miradas se encontraron no pude contenerlo, mis ojos picaban mucho y me dejé llevar por las lágrimas acumuladas -Ian... Ian viene por mi-
