¿Qué tal?
Mi nombre es Ayla López, tengo 22 y estoy completamente jodida
¿Por qué?
La respuesta está compuesta de tres puntos. Déjame iluminarte en esta historia que quizás es real, o quizás también es parte de mi imaginación.
1)-Es simple, cada...
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Ayla...
Me desperté entre medio de tres grandes cuerpos, debajo de mi dormia Enzo con una pequeña sonrisa. En la derecha se encontraba Ezra sujetando mi mano, como si temiera perderme. A la izquierda, Ezek, ya estaba despierto; sus iris verdes clavados en mi.
-Hola nena- sus dedos acariciaron mi mejilla.
-¿Dormiste bien?-
-Como hace meses no lo hacía-
Fruncí el ceño-¿Hace cuanto no duermes Ezek?-
-Dos meses, desde que te perdimos- su mente divago -Yo... no sabes lo mucho que siento todo, y no haber podido estar cuando nos necesitaste-
-No te preocupes, todos cometemos errores-
-¿Quieres tomar una ducha conmigo?-
-Claro-
Con su ayuda, pude bajar de la cama sin despertar a mis dos hombres que aun estaban muy dormidos. En el cuarto de baño tuvimos una sesion de sexo, jadeos y gemidos.
Salimos, él abrazando mi cintura y yo sonriendo como idiota.
-Buenos días- Ezra estaba sentado en el borde de la cama.
-Buen día amor-
Sus ojos color esmeralda se iluminaron -¿Amor?-
-Si, amor-
Camino hacia mi y me apretó contra su pecho desnudo -Te amo cariño-
Aspire ese olor que me fascinaba -Canela-
Su risa ronca me derritio - limón y fresa-
La puerta se abrió dejando entrar a los demas, todos vestian como malditos dioses. Yo seguía aun con una toalla tapando mi cuerpo. Los 5 se relamieron los labios.
-Pervertidos- rodé los ojos.
Se rieron divertidos y se acercaron a saludar.
-Morocha- Jano fue el primero, dejando un beso en mi coronilla - te oi gemir anoche- susurro.
Mi piel se erizó ante el calor de su aliento en mi cuello.
-Bonita- Eric vestía una bermuda azul y una camisa blanca abierta.
-Hermosa- mi castaño de ojos azules me levanto dando una vuelta conmigo.
-Amor- Bruno acaricio mi mejilla -¿Se soluciono?-
Asentí sonriendo -Estamos bien..-
Loan fue el último. Me besó con necesidad, luego recorrió mi cuerpo lleno de marcas con sus ojos -Mis hermanos se divirtieron por aquí- toco el chupetón que tenía al inicio de mi pecho derecho.
Mi cara comenzó a arder, y me volteé fulminando a los trillizos.
-Te juro que fue Enzo- el mayor de todos se desligó del asunto.
