Golpe bajo

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Loan

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Loan...

Dos meses desde que el idiota se la llevo, desde que llegamos a casa estábamos sin dormir. Camine por todos los barrios bajos, buscando información y datos sobre quien podría ser. Pero no encontraba nada, se la había tragado la tierra.

Me bajé del coche, y caminé hacia la puerta. Al abrir me encontré con Bruno y Eric revisando por décima vez las cámaras del centro comercial en Atenas. No encontrarían nada, pero era imposible hacerles saber que se equivocaban. Me acerqué a ellos, y carraspeó la garganta haciéndome notar.

-¿Cuando llegaste?- el castaño me dio una sonrisa triste.

-Recién, ¿Cómo van con eso?-

-Estamos cerca de algo- me mostro la pantalla, solo se veía lo mismo de siempre, Ian arrastrando a Ayla por el lugar, subiendo al coche. Y luego nada.

-Bruno- llame a mi hermano.

-No puedo ahora Loan, estoy ocupado-

Suspire - ¿Jano?-

-Abajo-

Dejé mi móvil y cartera sobre la mesa y me dirigí a las escaleras. Al llegar al sótano empecé a oír los gritos, y sonreí. -Buenas- abri la puerta.

-¿Encontraste algo?- el pelinegro dejo lo que estaba haciendo para acercarse a mi.

Negue. -Aun nada-

-¿Fuiste a todos lados?- Aless salió del pequeño baño que había en el subsuelo.

-Si, pero nadie sabe nada-

Unos quejidos hacen que desvie la mirada a la silla donde esta nuestra querida prisionera. Sonia.

-Hola querida- camine con tranquilidad hasta la chica -¿mi hermano te ha tratado bien?- le quite la mordaza.

-SON UNOS PSICÓPATAS- escupe sangre.

-Uh¿ ahora si hablas?- el pelinegro llega apuntándole con una navaja -¿Dónde está Ayla?-

-NO LO SE-

-MIENTES- le dio una bofetada -eres una puta mentirosa, creeme que no me quieres ver enojado-

-No... yo de verdad... no.. no lo se- comenzó a sollozar.

Juro que le tendría lástima si fuera alguien más normal. Pero no lo soy, y de momento, me importa una mierda si ella sufre.

-Ay cariño, no llores- Aless le hizo un puchero -Vas a hacer que se me rompa el corazón- se tocó el pecho. -¿quieres ir a casa?- pasa su mano por la mejilla de la castaña.

-Si, por favor.. déjame ir a casa- le puso cara de cachorro abandonado.

Lo que sí fue cómico, porque si la habían abandonado a su suerte. O a mi merced... lo que me parecía exquisito. Porque hacía mucho tiempo no probaba sangre, y la suya, me parecía excelente.

Los chicos de mis libros  💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora