¿Qué tal?
Mi nombre es Ayla López, tengo 22 y estoy completamente jodida
¿Por qué?
La respuesta está compuesta de tres puntos. Déjame iluminarte en esta historia que quizás es real, o quizás también es parte de mi imaginación.
1)-Es simple, cada...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ayla...
Martes, 17 de mayo. Las vacaciones estaban por iniciar. Pero seguía concurriendo a la clínica. Jano me llevó al trabajo. Cuando detuvo la moto, se quito el casco, viendo todo el predio y el gran edificio delante.
-Estuve en un lugar así de pequeño-
-¿Algún día vas a contarme que paso?- me quite el mío.
-Mis hermanos ya te dijeron-
No quería hablar sobre ello, lo sentía por la forma en la que su cuerpo se había tensado -¿Estuviste muchos años en la clínica?-
-Entre y salí, hasta que mis habilidades le fueron de utilidad a los trillizos. Y desde ese momento no regrese jamás-
Se que no debía preguntar nada, pero la duda me rondaba por la cabeza hacía mucho tiempo -¿Cuántos fueron?-
-Llegó el día en el que dejé de contarlos- suspiro mientras acariciaba mi rostro -¿Por qué no me temes?-
-Porque detrás de toda esa rudeza, veo a un pequeño de ojos azules que solo necesitaba un abrazo y poder llorar- le sonreí -
Mi duda se acrecentó, ¿el mellizo de Noah habría estado con él?. Era el momento justo para preguntar, Jano estaba vulnerable frente a mi y podría saber sobre él.
-¿Loan estuvo contigo?-
-Si-
-¿Y él dónde está?-
-Encerrado en Alemania- su voz era fría de nuevo - Hay personas que es mejor dejarlas encerradas morocha-
-Pero él podría...-
-No, Ayla. No busques bondad en donde lo vas a encontrar-
-Esta bien- no seguiría más con el asunto del mellizo.
-Ten cuidado morocha- beso mi frente.
Rodé los ojos. No se porque se hacen tanto problema, el lugar estaba más seguro que un maldito banco.
-Ayla, solo prométeme que Jared siempre estará a tu lado-
-Nunca me deja sola, voy a todas partes con él- deslice mis dedos por su perfilado rostro.
-No me deja más tranquilo- sentí su respiración pesada - pero es tu sueño, y no lo voy a arruinar-
-Gracias-
-Te amo morocha-
-Yo te amo mas psicópata-
Logre que sonriera -eres un caso-
Me separe de él, y mientras subía las escaleras me gire a verlo nuevamente. Sus ojos estaban clavados en mi trasero -Te vas a quedar bizco si sigues mirándome así -
