Capítulo 8

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Nunca había experimentado esta sensación. Aquella de misterio y enigma. Jamás quise ver más allá de lo superficial de una persona. Ya que el mundo interior de un ser humano, es tan complejo como complicado. Cada persona, es un mundo, una galaxia. Todos guardamos varios personajes ne nuestro interior. En ocasiones, no mostramos quienes somos realmente, muchas veces cohibidos y condicionados por la sociedad en la que vivimos, que nos llena de complejos e inseguridades. Tal vez por eso, nunca vemos más allá de los ojos de una persona.  A veces, tan solo vemos cuerpos, vemos caras pero jamás el corazón. 

Es por esta razón que lo esencial, lo real de cada persona, es invisible para los ojos, ya que lo que se encuentra en el exterior, el físico, no es más que una mera mascara o fachada, que podemos ocultar de una manera o otra, algunas con maquillaje, otros con piercings y tatuajes, ropas caras, marcas, extensiones, implantes etc. Pero de una manera o otra, muchas veces no mostramos nuestra naturaleza o realidad.

 Siento que  Charlie, guarda tantas cosas en su interior. Solo en ver sus ojos, veo un mar de infinitos misterios, de infinitas sombras... y yo, soy muy curiosa. Siempre quiero saber más.Quiero ser su cazadora. Quiero atraparlo. Quiero descifrarlo. Es un reto. Es fascinante.

Al llegar a casa, cierro la puerta y ahogo un grito. Un grito que quería soltar hace tiempo ya. Es demasiado tenso para mí, es demasiado peso tal vez...

-¿Porqué gritas?- gruñe mi madre, sacándome de mi ensoñamiento. Ni si quiera me había dado cuenta de que me estaba mirando apenas que había llegado.

- Yo no he gritado...- digo mientras la dejo en el sofá y subo las escaleras.

-Niña, ven aquí que te estaba esperando, por algo estoy aquí perdiendo el tiempo-  chilla mi madre.

Dios es tan irritante. ¿Y ahora que querrá Doña perfecta? 

- No soy una niña ¿Y qué quieres?. No quiero que pierdas tu "valioso" tiempo- gruño con cara de pocos amigos. Suficiente tengo con Charlie como para tener que escucharla a ella.

- Siéntate aquí niña- dice señalando con la mano, el sofá. Yo hago ademán pero le obedezco.  No quiero hablar con ella, sin embargo,  sé que si no lo hago me soltará una charla sobre como escuchar a tu madre, del respeto y bla bla bla. Diablos.

- No soy una niña- ladro. 

Que asco.

- ¿Y qué? ¿Ya te crees una adulta por estar detrás del pobre Charlie White?- aulla.

- ¡¿Perdona?!- Casi grito. 

¿Como se atreve a decir eso?

-Sí,  ¡Mi Anastasia me lo ha contado todo! ¿Qué diablos te pasa Lauren?- grita casi apretando los puños.

¿"Mi Anastasia"? ¿Ahora es "Su Anastasia? ¿Qué está pasando aquí? Aunque no me extrañaría que Falsatasia dijera cosas de mi, pero decírselo a mi madre es caer muy bajo. Zorron.

- Y qué te contó esa....

- ¡Sh! Cuida esa boca señorita, no te he pagado una buena educación para que digas esas palabras- Me pone un dedo en la boca para que me calle. Yo enseguida me aparto de ella.-¡Además Anastasia es una santa, no te permito que hables mal de ella!

- ¡Es una diabla!- grito. 

Diabla se le queda corto. Una zorra con tacones. Una rata rastrera. Es que ni siquiera una rata. Pobre de las ratas en comparación a Anastasia.

- La diabla aquí eres tú y yo no te he criado para ser así- gruñe

¿Que la diabla soy yo? ¿Mi propia madre diciéndome eso?. Imposible de creer que prefiera más a esa zorra de mala muerte.

Las Sombras De CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora