Capítulo 33

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Pensar que todo era tan diferente antes, hace que me estremezca por dentro. Cada recuerdo, cada momento, cada risa, cada lagrima. Mi infancia no fue la mejor pero tampoco la peor, a pesar de todo mi madre me dio lo que pudo y mi padre... Mi padre, me abandonó. A veces pienso que al irse me hizo un favor porque tarde o temprano crecería viendo la imagen de  un padre borracho, violento, de malas palabras... Prefiero conservar la idea que tengo de como debe de ser un padre. Y pensar que ahora no los tengo a ninguno de los dos, me duele en lo más profundo de mi corazón. Leonor se debe de estar avergonzado de una hija como yo y mi padre, esté donde esté, no creo que se acuerde de mi. La única persona que tengo en esta vida es a mi misma, yo nunca me dejaré. Y eso es lo más grandioso.

Lo más fatídico de la vida es que todos creen saber de ti, todos piensan que te conocen, todos saben lo que debes hacer, todos son "sabelotodos" en tu vida... Pero yo les tengo una respuesta a esos "sabelotodos", mi respuesta es breve, quizás sabia. <<Idiotas, que sabrán de mi, si ni yo misma me conozco del todo. >> ¿Un poco vulgar?. Quizás no he sido tan sutil, pero joder, desearía buscarle vida a todos aquellos que se meten en la mía. 

¿Qué sabrán ellos de amor? Si a los dos días de conocerse ya se aman y medio día más ya se odian. Por eso quiero luchar por mi, por nosotros, por lo que he vivido. Ni la prensa rosa, ni Anastasia, ni mi madre harán que me separe de Charlie, pues es él quién le da sentido a las palabras de mis versos, quién le da sentido a los silencios de mis pentagramas. Ahora mi cielo gris no es tan gris y cada vez amanece más en mi oscuridad.  

-¿En qué piensas, Lauren?.- me pregunta Ann, sacándome de mis pensamientos.

Yo miro a mi atolondrada amiga. Por unos segundos siento envidia. Ella es tan perfecta, podríamos decir que lo tiene todo, amor, dinero, trabajo... " Pero ella, no eres tú"me dice mi vocesilla en los adentros de mi mente, con esa frase logra captar mi atención. ¿Ella no soy yo? me pregunto.  " Sí, ella no eres tú, y eso te hace única", responde mi vocesilla. Después de unos segundos de analizar la respuesta de mi vocesilla, compredí lo que me quiso decir. Tiene razón. El ser yo misma, ya me hace única en este mundo, no hay otra como yo. Y eso nos hace únicos a todos. Ella es ella, y yo soy yo. 

-¡Lauren!- exclama Ann por quinta vez. Las otras cuatro veces fueron ignoradas por mi subconsciente, pero la quinta fue la vencida.

-Estaba pensando en mi madre.- miento.

- Siempre pensando en los demás... - dice Ann con resignación.- Por una vez piensa en ti.

En eso tiene razón, en mi casa me dedicaba a buscar la aceptación de mi madre, intentando ser la mejor en todo y exigiéndome el doble de lo que podía dar. En el instituto, le hacía los trabajos a mucha gente para que me aceptaran o llegaran a "quererme".  Por esta razón siempre pensaba en los demás, menos en mi.

-¿Qué puedo hacer?. Si debo de ser la puta de Nashville.- le contesto con un tono grotesco.

- Tranquilizarte primero y segundo, no debe de importarte lo que piensen los demás.

- Lo sé...- logro decir antes de romper a llorar nuevamente.

Solo de pensar en los títulos de la prensa rosa, de los periódicos, de los programas de corazón... No soporto la idea de que todos me miren mal.

- Son las consecuencias de tus actos pero no debes de arrepentirte de na...

- No me arrepiento de nada. Lo volvería a hacer mil  veces.- le interrumpo.

- Se  nota en tus ojos, que lo amas...

- Más que a mi misma. Más que a un buen libro. Más que el drogadicto a la droga.- le vuelvo a interrumpir, esta vez con delirios románticos.

Las Sombras De CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora