El mundo caía ante mis pies. Por fin podía sentir aquella sensación, de que te mueres en vida. Casi, podría decir, que me superaba todo esto. Si recapitulo todo desde el primer día que conocí a Charlie, nunca había imaginado, que esto podría encaminarse así. Él. Yo. Leonor. Mike. La mafia. John. Anastasia. Denisse. La señora White y finalmente Abby. Aún desconocía quién era. Pero sabia que la respuesta iba a cambiar todo. Entonces, empecé a recordar cada instante al lado de Charlie, y cada momento pasó en mi memoria lentamente. Cada segundo, cada instante. Los guardo en mi memoria.
Cada lagrima que bajaba por mi mejilla sentenciaban una escena trágica. Una película quizás. Aquellas escenas típicas, que después de las lagrimas vienen las sonrisas. Pero no, después de esta lluvia que hay en mis ojos, se avecina una tormenta. Una tormenta que arrasará con todo. Todo lo que creí por un momento que era mío.
-Charlie... Yo...yo...- No podía articular palabra.
El odio, la rabia, la cólera...empezaban a consumir a Charlie rápidamente.
-¡MALDITA SEA LAUREN, SAL DE ESTA MALDITA HABITACIÓN!- grita como nunca había gritado. Casi resonaron las ventanas.
Sin dejar que diga algo, Charlie, se acerca a mi de una zancada y me coge bruscamente del brazo, levantándome así fuertemente. Al cogerme del brazo, forcejea conmigo hasta que finalmente hace que me estrelle contra un mueble que estaba junto a la puerta. Y entonces todos se volvió oscuro.
Por un momento, la oscuridad me consumía. En mi, empezaron a aparecer imágenes de Charlie. Una que relucía muy intensamente, fue de aquella noche que le conocí. Pero en esta ocasión estábamos los dos solos en aquel club. Por un momento todo se congela. Yo me asusto.
-Lauren.- escucho una pequeña voz a mi lado. Alguien me cogía de la mano.
Entonces, vi a una niña, de quizás nueve años. Su tez era pálida, tan blanca como la nieve. Su cabello era tan negro como el carbón. Y sus ojos, sus ojos eran azules, igual de azules como los de Charlie. Llevaba una falda blanca a la cintura y una camisa de flores. Era tan hermosa, como la niña de mis sueños. Debía de ser ella.
-Nunca dejes solo a Charlie.- dice esta pequeña niña, con una voz tan angelical.
Desapareció antes de que pudiera contestarle. De repente todo empezó a desmoronarse ante mi. Y consigo abrir los ojos.
-¡Lauren!- grita Charlie desesperado. Yo solo lo observaba con mucha tristeza. La cabeza me dolía pero más me dolía el corazón.
Me sentía traicionada por Charlie. Sentía que no le conocía. Que no sabia nada de él. Y eso me mataba por dentro.
-¡No me toques!- ladro. Aparto su mano de mi brazo. Este me mira atónito.
-¿Cómo te atreves a tocar mis cosas o a tan siquiera revolver mi pasado?.- me pregunta indignado.
Acaba de darme un golpe en la cabeza y lo único que le importa es eso.
-¿Quién es Abby?.- indago
-Mierda Lauren, tienes porqué hacer todo tan difícil. Porque demonios, no te podías quedar quieta y no tocar nada.- gruñe.
-Chalie, ¿Qué me estás ocultando?- pregunto entre lagrimas. No pude evitar romper a llorar.
Este me mira con una profunda tristeza. Pero no responde.
-¡CHARLIE! contéstame...
- No puedo.- susurra.
-¿COMÓ QUE NO PUEDES?- grito.
-¡Sí, No puedo!- grita más fuertemente.
Ahora nos encontrábamos en su habitación. Yo me había incorporado. Me sentía tan adolorida.
-¡¿Quién eres?!- empiezo a gritar como una loca.- ¡¿Porqué me has mentido, durante tanto tiempo?!
Entonces, muchas preguntas se vinieron a mi cabeza como una estampida. Tantas cosas que no me encajaban pero tantas otras cobraban sentido.
-Yo no te he mentido.- murmura. Charlie tenia la mirada perdida hacía abajo. Era como un fantasma. Un espejismo de él mismo.
-¿QUIÉN ES ABBY?- grito nuevamente. Este sigue sin responderme.
-¿Es tu hija, verdad?. Respondeme. ¿ES TU HIJA?- grito y grito desesperadamente. Pero sigo sin tener respuesta.
- ¡Eres despreciable Charlie White!- grito por última vez. Este alza la mirada. Entonces aprieta los nudillos con mucha fuerza, como si se estuviera conteniendo.
-¡ES MI HERMANA, MUERTA!- contesta.
Entonces sentí como una cuchillada me atravesó. Algo en mi se rompió. Un escalofrío se apoderó de mi. Algo inexplicable. Por una vez en mi vida me había quedado sin palabras. Nada podía describir este momento, esta confesión. Es su sombra más grande.
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Las Sombras De Charlie
RomansLa vida de Lauren Bennett, con 17 años, pura e inocente, cambiará de la noche a la mañana, al conocer al mitíco jefe de la Compañía White. Charlie la envolverá en las sombras de su pasado y ella tendrá que descubrir su secreto más preciado. "Ella e...