Las Sombras De Charlie

Capítulo 23

Me he quedado paralizada al ver ese nombre. "Abby". El mismo nombre de la niña de mi sueño o pesadilla. Estoy aterrorizada. ¿Esto es coincidencia o destino?. No lo sé. Solo sé que he soñado con ese nombre durante noches y que hoy aparece frente ami en este pequeño cuadro o porta retrato. Estas figuras abstractas llevan la firma de "Abby". ¿Quién será?. Esta es una respuesta que me hago constantemente. Ese nombre no se ha ido de mi cabeza desde que lo soñé por primera vez. Quizás... ¿ Debería preguntarle a Charlie?. "Mala idea, pequeña". Sí, mala idea. Charlie nunca respondería semejante pregunta. Lo peor de esta situación es que mis dudas aumentan. Que el misterio se hace más grande. Tal vez tan grande y vacío como un abismo. Y mi realidad es que no soy especialmente talentosa pero si realmente curiosa. Ya que considero que la curiosidad nos mueve, hace que queramos salir de donde estamos y saber un poco más, conocer un poco más. Sin embargo existe un tópico " La curiosidad mató al gato" . Aunque el gato no muere. El gato tiene siete vidas. Y si muere, muere sabiendo. Muere menos ignorante y eso ya es un gran logro. Pues bien, yo prefiero morir sabiendo que vivir en la ignorancia. Por estas razones quiero recorrer mil infiernos si es al lado de Charlie y sus mil sombras.

-¿Qué haces?- pregunta Charlie a mis espaldas. Yo doy un sobresalto ni siquiera me había inmutado de que ya había salido de la cocina. Yo me giro con una sonricilla muy irónica de ¡Me pillaste con las manos en la masa!. Genial.

-Em... yo...- empiezo a balbucear. Soy mala en estas situaciones. No sé mentir y no se me ocurre nada en este momento.

- Deja eso y vamos a tomar el café- ordena con arrugas en las cejas. Veo que lleva una bandeja con tacitas de café. Parece molesto pero no me ha dicho nada grotesco. De momento.

Pone la bandeja en la mesilla blanca central y posa su ruda mirada en mi.

- Bonito cuadro...- le digo. Bajo la mirada a mis brazos. Sobo mi brazo con mi mano en señal de ¡No sé que hacer! ¡Ups!.

-¿Qué te he dicho?- pregunta bruscamente. Atisbo una pizca de exasperación en su mirada.

- Lo siento...- respondo con un tono de voz suave. Fue casi como un susurro.

- Tomate el café antes de que se en fríe.- dice mientras coge su taza.

¿Qué? ¿No piensa decirme una sátira?. Yo asiento y cojo mi taza. Tiene un corazón hecho de espuma. Es realmente precioso.

- ¿Un corazón?- inquiero esbozando una sonrisa divertida.

- El café es más dulce si es con amor.

Yo me sonrojo y me río a la vez. Dice cosas tan especialmente bonitas.

-¿Cómo sabes que me gusta el café?

- Porqué te imaginé leyendo un libro en una tarde fría y de lluvia. Te imaginé tomando café. Fue épico.

- ¿Enserio?- le pregunto con intriga. Ha hecho que me ponga roja.

-No. Es que solo tenía café en la cocina.- responde con mucho sarcasmo.

Yo me hecho a reír sin control. Eso ha sido cruel. Muy cruel. Se aprovecha de mi inocencia y confianza. Nota mental: Leer el manual de ser malvada en 10 pasos.

- Eres malo.- musito.

- ¿ Te parezco malo?. Pues eres con la persona que mejor he tratado.

Vaya. ¿Debo sentirme afortunada por eso?. Pues no.

- Y tampoco me has tratado bien. Así que he llegado a la deducción de que eres perverso.

-Perverso, frívolo, insensible, arrogante, prepotente... Algo más que añadir?