Capítulo 34

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Charlie

Las palabras sobran para describir un sentimiento verdadero, ya que las acciones, las miradas y las sensaciones hablan por si solas. Y Lauren, no solo era especial, era espacial. Sí, espacial. Era cósmica, galáctica, la más hermosa de las estrellas de la Tierra. Y esta noche la tengo a mi lado, conmigo, en mis brazos, realmente no sabe que nunca me había sentido tan millonario, porque a su lado lo podría tener todo casi sin tener nada. Ella apaciguaba un poco mi dolor, mi arrepentimiento... Su inocencia contraatacaba mi maldad, su luz opacaba mi oscuridad. Me recuerda a aquella niña, que era tan hermosa como ingenua, sus largos cabellos negros como el carbón y sus radiantes ojos azules hacían que te perdieras en ellos. Nunca había imaginado que la belleza podría ser la perdición de alguien, pero así lo fue. Ha sido la salvación de muchos, pero para ella fue la diferencia entre la muerte y la vida. Y ahora me volví a topar nuevamente con una mirada como la suya, tan cándida e inofensiva, como lo es la mirada de  Lauren. Por esta misma razón me perdería en sus ojos. Me perdería en su cabeza y en su corazón para encontrarme a mi mismo, como una vez lo hice con aquella niña. Podría decir que es el antídoto para mi enfermedad, que me consume cada día como la culpa de haber perdido lo más preciado en esta vida. Ni el dinero, ni la fama me devolverán lo que un día perdí, pero Lauren, hizo que tuviera otra oportunidad en la vida. No se lo he dicho pero ella es mi pasaporte a la felicidad y si la llegara a perder, lo poco que me queda de cordura perecería. Y entonces, desataría el peor de mis demonios y la peor de mis sombras. Si esos ojos tan dulces se volvieran amargos por mi culpa, sería el peor de los errores, porque no hay nada más fatídico que fallarle a quién nunca te falló.

La mia dolce piccola, tu sei il motivo della mia esistenza. 

Sempre tuo. C.W

Lauren

Esta noche significa para mi tanto como la musa significa al poeta pero pensar en que se agota el tiempo, me hace sentir una impaciencia colosal. Y es que la noche me recuerda, que quedan horas para que sea nuevamente de día y así se nos va la vida, contando puestas de sol y lunas nocturnas.

- ¿Charlie, que haremos el día de mañana?- le pregunto mientras comemos el postre. Como siempre yo pido un brownie con helado y Charlie un tiramisú. 

Habíamos terminado de improvisar el bailar "salsa", fue un intento fallido ya que ninguno de los dos somos diestros para esto.

- Te responderé mañana.- me contesta. ¿Eh?

-¿Cómo?.- pregunto aturdida.

- Sí, Lauren, no sé que pasará mañana, así que ahora mismo no te puedo responder. 

Como siempre Charlie, utilizando sus frases y reflexiones de vida para contestar a mis preguntas. Pero también como lo es habitualmente, tienen mucho sentido.

- ¿Acaso no te preocupa?.- le pregunto arrugando las cejas.

-En absoluto, si me preocupara el mañana, no viviría el hoy. Y yo no quiero vivir el futuro, quiero vivir el presente.- dice con mucha firmeza.

- Interesante...- murmuro revolviendo con la cuchara la bola de helado de vainilla.

- Sé que quizás te cueste comprender, pero hazme caso, he vivido en 25 años lo que tendría que haber vivido en 50.

-¿Por tantas cosas has pasado?.- espeto con mucha curiosidad.Es curiosa la experiencia con la que habla.

- Hay demasiadas cosas que no sabes de mi.- afirma.

- Cierto...- respondo.

- Si las supieras, no estarías aquí.- confiesa.

- ¡Eso no es cierto!- exclamo exaltada.- No me importa quién fuiste si no quién eres conmigo.

- Tranquilizate, piccola.

-¿Desde cuándo hablas italiano?.- pregunto exasperada. " Sí, soy histérica"

- Da sempre.- contesta.

Que irritante puede llegar a ser. ¿O lo puedo llegar a ser yo?.

- Eres estúpido, Charlie White.

- E tu sei una bella ragazza.

No sé que demonios dice, pero debe de ser algo bonito por lo de bella. Igualmente me exaspera. Tendré que aprender a hablar italiano. Creo que quiso decir que yo soy una bella ¿ragazza? ¿Qué diablos es?.

- ¡Cállate!- exclamo. Charlie empieza a burlarse con pequeñas carcajadas.

- Te ves más hermosa enfadada.- susurra.

-  Charlie... Todos hablan de nosotros...- le digo.

- ¿Y qué?- pregunta con desinterés.

- Mi madre debe de estar avergonzada de mi...- murmuro en un sollozo. Este me mira fijamente.

-¿Y tú?

-¿Yo, qué?.

- ¿Tú te avergüenzas de ti misma?.- pregunta. Con esto me desarma por completo, no esperaba tal cosa. 

-No.- contesto.

-¿ Y entonces, que importan los demás?.- pregunta nuevamente.

- Los demás no importan...- contesto en un susurro.

- Pero mi madre...- añado, pero este me interrumpe.

- Tu madre debe de quererte por encima de cualquiera y de cualquier cosa que hagas, y si no es así, no merece tu amor de hija.

Nuevamente, el sabio de Charlie White, tiene razón. Aún así no deja de dolerme el desprecio de mis padres. Me hacen sentir tan insignificante, si la persona que me dio la vida, no me quiere ¿Quién puede quererme?.

Yo bajo la cabeza ante estas palabras tan acertadas, pues no tengo respuesta alguna ante tal verdad tan evidente.

- Sé como te sientes Lauren, aunque mi madre siempre me ha querido a pesar de todos mis errores. El hecho de que " te quieran a su manera", no quiere decir que no te quieran.

Mis ojos empiezan a cristalizarse. No quiero llorar. Quiero ser fuerte para que las mareas no me derrumben.

- Que manera de querer tan asquerosa.- contesto repugnada.

- En su cabeza, intenta protegerte de lo que cree que es malo para ti.- replica.

- Me hace sentir insignificante.- confieso. Nunca había dicho esto en voz alta, suelo llevar el dolor en mi interior aunque llore.

- Que otras personas te quieran o no, no te define. Lo que te define es la grandeza de tu corazón y tu amor propio, no el amor de las demás personas.

Que palabras tan ciertas. Me desarmó por completo, ahora sí, no tenía respuesta alguna. Ahora entiendo porque Charlie me llama niña, realmente lo soy. No tengo mucha experiencia por no decir ninguna. Y así son los niños, inexpertos.

- Bueno, no quiero que tu brillo se opaque, no te preocupes por lo que pueda suceder, lo solucionaremos.- me dice, pone su mano fría sobre la mía y empieza a acariciarme.

-¿Y si no tiene solución?.- pregunto.

- Menos la muerte y tu necedad, todo tiene solución.- dice con burlas. Estas últimas palabras me hicieron reír.

- Eres tonto.- le digo, este me mira divertido y me esboza una sonrisa de oreja a oreja.

- Señorita, vamos a abajo.- me dice levantándose de la silla, acto seguido me coge de la mano y me lleva nuevamente con él.

- Esta noche, será nuestra noche.- añade, mientras me lleva con él hacía abajo.

Estas palabras me indicaron que quizás por fin, nuestros cuerpos se encuentren en una noche de pasión frenética o que quizás sean nuestras almas las que se unan del todo. O tal vez, solo tal vez, nuestras pieles se rocen una con otra hasta volverse una. Quizás esta noche, sea mi noche, nuestra noche, una noche que jamás olvidaré aunque hayan mil lunas como esta.


Las Sombras De CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora