Capítulo 37

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Amor

4 letras

Dos vocales y dos consonantes

Sonrisas y lagrimas 

Momentos eternos en una vida con final 

Lo que yo sentía por él.

Lauren Bennett, la musa de sus sombras.

Despertar y ver a Charlie. Oh, no había algo más placentero para mi que esto. Vi el reloj y eran las 7 de la mañana. ¿Un desayuno?. Suena bien. A lo largo de mi vida me había preparado el desayuno yo, unas mil veces, quizás, seguro que más, Leonor estaba demasiado ocupada llenando su vacio con el trabajo. Y mi padre, bebiendo alcohol como si se fueran a agotar las existencias. ¿Pero que más hubiera deseado yo?. Aunque es algo imposible, absurdo y roza la estupidez. Normalmente lo que más daño nos hace es a lo que más nos enganchamos. ¿Absurdo, verdad?.

Intenté deshacerme del cuerpo de Charlie con la mayor delicadeza posible. Era tan adorable, tan tranquilo. Es como si cuando durmiera sus sombras no le atacasen. Baje las escaleras silenciosamente. Al llegar a la cocina, vi que todo estaba en orden y perfecto estado.¡Vamos!.¿Qué podría hacer?. De tantas opciones me decante por unas tortitas con huevos fritos. Dulce y salado.Perfecto. 

No era muy diestra para esto, pero lo hice de la mejor manera. Y como se dice, con amor.  Cuando ya lo tenía casi todo servido, Charlie bajo las escaleras y me vio.

-Te estaba buscando - dice con la voz ronca, se aclara la garganta y sin dejarme responder, continua.- No quiero volverme a levantar y que no estés a mi lado.

-¡He hecho el desayuno!.- exclamé señalando los dos platos de la mesilla de la cocina.

Charlie miró asombrado, las tortitas casi perfectas.

- Mi madre me hacía esto cuando era pequeño. ¿ Cómo lo has sabido?.- pregunta con los ojos como platos.

- Simple intuición.- mentí piadosamente.

-¡Vamos a desayunar entonces!- exclama con alegría repentina. Yo asiento la cabeza y con un brazo le conduzco hasta la mesilla.

La curiosidad me mataba por saber si le gustarían o no. Para mi sorpresa, se los empezó a comer como si nunca hubiera comido.

- Estaban deliciosos, Lauren.- dice

- Gracias.- digo avergonzada. 

- Por cierto, hoy viene tu madre.- me suelta con toda la naturalidad posible mientras coge otra tortita del plato.

¿Qué ha dicho?. Yo suelto el tenedor en la mesa con los ojos como platos. ¿He escuchado bien?.

- ¡¿Qué?!.- ladro.

- Que tu madre viene hoy a vernos.- vuelve a decir.

-Era una pregunta retorica.- refunfuño.- ¿A qué viene?

-A hablar con nosotros.- dice sin una pizca de miedo en la voz.

-¿Y tan tranquilo estas?.- replico realmente sorprendida por su falta de interés.

-¿No debería estarlo?.- replica.

Yo estoy asombrada.

-¡Charlie!.- ladro.

-Lauren, no sucederá nada, viene tranquila, quiere estar bien contigo.- dice despreocupado.

Se nota que no conoce a mi madre, para ella "la tranquilidad" no existe, lo bueno es malo y lo malo es terriblemente peor. 

-Vendrá a gritarme y a insultarme, ¿A eso le llamas tranquilidad?

- Hazme caso, he hablado con ella. Y no, viene a limar asperezas. Tranquila.

Las Sombras De CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora