Capítulo 14

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Al terminar de hablar con Charlie. Entré a mi casa. Cierro la puerta y automáticamente se encienden las luces. Yo estoy parada delante de la puerta. Soprendida. Porque veo a Leonor de pie frente a mi. Tiene los brazos cruzados. Una ceja enarcada. Y cara de poquísimos amigos. Se avecina una apocalipsis en 3...2...1

- ¿Qué hacía, Charlie White, aquí?- pregunta mi madre. Esta que echa humos, seguramente estaba en la cortina como una vieja cotilla. Sin nada más que hacer que meterse en la vida de su hija.

- Vino conmigo y Davis- miento. No puedo decirle la verdad,

- Te parece normal, lo que ha sucedido? - pregunta. Sin dejarme responder, continua- Que una señorita "decente" como tú, este en medio de dos hombres?

- Yo...-empiezo.

- No Lauren, te he dicho mil y una vez que te alejes de Charlie, no es para ti. Es demasiado- ladra.

Que me diga eso me duele tanto. Es casi como una puñalada en la espalda.  Normalmente, las madres, te dan confianza, pero la mía prefiera a Falsatacia.  A esa zorra con tacones y vestidos de Chanel.

- No puedo creer que me digas eso...- musito. Bajo la mirada con ganas de llorar. Mis ojos se cristalizan y empieza a nublarse mi mirada.

- ¡Pues créetelo! y mírate! Eres una simple niña. Ordinaria. Por eso no mereces al señor White- chilla.

No voy a escucharla más. Está frustrada. Está amargada. Está dolida. Sé que no habla ella, habla su dolor. Pero no tengo porqué pagar con eso. Hoy tal vez Charlie, me dió señales de algo...

- Adiós.- le digo. La esquivo y subo las escaleras. Escucho como me llama a mis espaldas. Pero yo no le hago ni caso. Es la peor. La peor que he visto. Y es mi madre.

No quiero que mi vida sea así. No quiero que mi madre me trate así. No puedo centrarme en Charlie. Mis días no pueden depender de Charlie. Entonces haría lo mismo de lo que estaba en contra. De esas tipícas adolescentes que solo se pasan hablando de "chicos, chicos... y más chicos".  Antes solo pensaba en los personajes de los libros. En los chicos malos de mis libros favoritos. Y ahora desde que llego Charlie, lleno mi vida de los reflejos de su mirada. Ahora los silencios de mi mente, están llenos de ruido. Los vacíos de mi corazón, desean ser llenados... Aunque ahora mismo, lo único que mi corazón desea es ver a Charlie. Es descubrir sus sombras. Nunca termina las frases. Siempre se detiene. Quiere decir algo pero no lo dice. Aunque podría ir atando cabos. Dijo que yo le recordaba a alguien. Que mi mirada le recordaba a la  de alguien, la cuál se apagó. Eso significa que hay alguien más... pero quién?. Tal vez su madre?. 

Al entrar a mi cuarto. Me acuesto en la cama. Nunca había tenido un día tan largo. Un día inacabable. Inagotable. Hoy viví millones de sensaciones. He pasado de la alegría al odio en tan solo un segundo. He pasado de la tranquilidad al desespero en cuestión de milisegundos. Y me he dado cuenta que desde que conocí a aquel hombre que guarda tantos secretos, mi vida se ha convertido en una constante montaña rusa.  Por fin conocí, a la empresa que publicó " Las 51 tinieblas de greg", y " Los juegos sin hambre". Esto ya es un sueño hecho realidad. Ha sido demasiado. En unas semanas. Mi vida a cambiado. Tenía pensado hacer prácticas en una biblioteca, pero esto ya es un logro.

Me quedé dormida en cuestión de minutos. Siento la mente tan agotada, que sueño profundamente. Esta vez no soñé con la mirada de Charlie, soñé con él en si, con todo su cuerpo. Con su sonrísa. Su mirada. Su aliento frío. Congelado. Pero había algo raro. Charlie corría desesperadamente. En un bosque lleno de penunbras, me di cuenta de que no corría, sino que huía, tenía mil sombras persiguiendole. Charlie tan solo gritaba el nombre de una niña, desesperado. << ¡ Abby! >> << ¡Abby!>> << ¡Abby!>>. Gritaba.  Le veo gritar desesperadamente. Corriendo para que estas sombras no lo atrapen. Veo como delante de él, va una niña corriendo. Y tal vez, él la persigue. Justo giran hacía mi dirección y vienen hacía mi. Entonces grita mi nombre << ¡Lauren!>>. Yo grito <<¡Charlie!>> y me despierto. Me levanto de un salto. Estoy sudando. Casi puedo ver como  las lágrimas corren por mis mejillas.  Ese nombre, Abby. Se ha quedado grabado en mi cabeza. No puedo dejar de pensar. Veo que sigo vestido igual que ayer. Me habré quedado dormida con la ropa puesta. Me levanto y miro el reloj, tan solo son las tres de la madrugada. Me pongo la ropa de dormir y vuelvo a la cama. Me costó quedarme dormida. Mi mente no cesaba de pensar en Abby.

Las Sombras De CharlieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora