21. Encuentros curiosos

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Cap (2/6)

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Aerosmith— what could have been love

Era domingo por la tarde. En teoria debería estar en casa descansando o haciendo cualquer cosa que no implicara trabajo. Era lo que Emile le había recomendado. Aprender a respetar los tiempos de descanso, no todo podía ser sobre el trabajo. Su terapeuta creía que la sobrecarga y presión laboral fue lo que influyo en su inestabilidad emocional y psicológica. Tenía mucho sentido si lo pensaba detenidamente.

Por años todo fue trabajo. Armar nuevos álbums, planear giras, asistir a festivales. Lidiar con la publicidad, mantener felices a los patrocinadores. Y así, una y otra vez como un círculo vicioso. Teniendo escaso tiempo para descansar y pensar en si mismo. Porque aun en esas semanas de descanso luego de cada álbum, ya estaba pensando en el siguiente.

En su momento no le pareció tan pesado, fue con el paso de los años que empezó a sentir el desgaste y la terapia terminó por mostrarle lo peligroso que había sido ese ritmo de vida tan ajetreado.

Entonces, no debería estar en el estudio un domingo. Sin embargo aquel día su mente estaba demasiado acelerada como para quedarse en casa y tampoco quería interrumpir el momento de cálidad del matrimonio Wescout. Por eso decidió pasar por el estudio y acabar con algunos asuntos perfectos. Al menos estuvo ocupado en ello hasta cerca de las dos cuando se dio cuenta de que Napoleón necesitaba comer. Por suerte mantenía una bolsa de crocketas en su oficina ya que solía llevar a su mascota con frecuencia. Así que se encargó de darle comida y luego decidió salir en busca de su propio almuerzo.

Cerca había un supermercado y más allá una especie de zona comercial en dónde había restaurantes e incluso foodtrucks en una zona determinada. Bien podía pasarse por ahí en busca de algún tipo de comida que no consumiera con frecuencia. Estaba de ánimos para variar sus gustos alimenticios. Tal vez podría conseguir algo de comida mexicana.

Para su mala suerte, no había comida mexicana, pero si un puesto de comida tailandesa, nunca la había probado, pero si no recordaba mal, Rupert y Benjamin comentaron alguna vez que era deliciosa. Bien podría porbarla. No perdía nada con hacerlo ¿cierto?

Correcto.

Tomó su lugar enla fila ganándose miradas curiosas y algunos "Aww's" en especial de un par de mujeres que estaban por delante. No era la primera vez que sucedía, pero aun no se acostumbraba. Al parecer el ver a un hombre de su costitución cargando con un perro pequeño como Napoleón, conseguía ese tipo de reacciones. No tuvo que abstenerse de rodar los ojos, por suerte llevaba puestas sus gafas de sol.

Sonrió cuando se dió cuenta que en realidad no podía quejarse por las reacciones. Le bastaba con recordar como se sentía él al ver a alguien de aspecto rudo como Wesly siemdo todo suave y dulce con las mascotas. Sacudió la cabeza. No quería pensar en Wesly de nuevo. Era un poco peligroso hacerlo porque terminaba perdiéndose en sus pensamientos.

Sin embargo esta vez se distrajo con las personas que se pararon detrás de él en la fila y la ruidosa charla que estaban teniendo.

—Mierda, hombre— esa voz le pareció conocida— Ni siquiera me dejaste comprar el puto tocino. ¿Cómo es eso justo?

—Necesitas alimentarte mejor, idiota— respondió el otro en un tono que sonaba entre aburrido y  divertido

—Uh-huh. Ambos sabemos que solo estás haciendo esto para coaccionarme y que acepte mudarme a ese apartamento que quieres rentar.

A Love Song© (Love & Music #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora