El inicio de todo

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Ya había pasado un poco más de una semana desde que fui a Berkeley.
Este día viernes, me encontraba ya en mi última clase del día de hoy.

— No puedo creer que al salir de aquí iras a Neverland — dijo Tory en voz baja con una sonrisa.

— No precisamente saliendo de la escuela, debo llegar a casa primero a comer. Esa fue la condición que puso mamá.

— ¿Y tu papá que piensa de esto?

— Mamá y yo hemos decidido hablar con él y decirle la verdad.

— ¿Enserio?

— Si, pero primero debemos pensar bien como le diremos las cosas sin que se altere — y es que no sería fácil decirle todo, desde que recibí el corazón de la esposa de Michael Jackson, hasta ser su huésped los fines de semana para poder convivir con algunos pequeños en su hogar.

— Pero notará que te iras los fines de semana.

— Karen sera mi heroína de nuevo, ella le dirá a papá que me llevara a un jardín de niños para poder hacer lo que me pidieron en la universidad.

— Karen es como un hada madrina.

— Lo sé — suspiré.

— Maldita sea, me hubiera encantado ir contigo hoy a Neverland — se quejo con su mano en el mentón — pero hoy una hermana de mamá cumple años e iremos a comer con ella.

— Si, es una pena — se que tal vez soy egoísta, pero esta vez no me interesaba si Tory iba o no conmigo.

— Debes prometerme que mañana me llevarás.

— Tor...debes entender que no voy a Neverland de paseo, iré a...a convivir con niños para la entrevista de la universidad.

— ¿Y eso qué? — sacudió sus hombros —  Mientras tú convives con los nenes yo puedo pasear por los alrededores del rancho con Michael.

— ¡Tory, no! — ella dió un respingo y me miró con una pizca de extrañeza — Tú...no sabes si el señor Jackson este ocupado, o si le moleste que ambas lleguemos a Neverland. Y por lo que mas quieras se mas respetable y deja de decirle Michael.

La profesora y los demás compañeros nos miraron, sobre todo a mi.

— Señorita Harris, le pido que guarde silencio y ponga atención a mi clase.

— Si señorita, disculpe.

— ¿Qué...fue eso? — murmuró Tory acercándose mas a mi.

— Perdona...no era mi intención — musite.

— ¿Por qué te molesta tanto que le llame Michael? A él no parece molestarle.

— No me molesta Tory...es solo que, es un adulto, un hombre al que no conocemos desde hace años. Creo que por lo tanto debemos ser mas respetuosas con él.

— Apuesto a que él preferiría a que tú le llamaras Michael y no "señor Jackson"

— Pues prefiero llamarle así que parecer descortés.

— Siento que hay algo más — me miró con sus ojos entrecerrados.

— ¿Algo de que? — me hice la desentendida.

— Em, quedamos en que no volveríamos a ocultarnos las cosas y siento que tú sigues haciendolo.

— No es verdad Tory.

— Entonces dime. ¿Te molestó que haya dicho que quiero que Michael y yo demos paseos por Neverland?

Pero antes de que pudiera responder esa tonta pregunta, la campana de la hora de salir se escuchó. Yo tome mis cosas y salí rápidamente, quería que Tory dejará este interrogatorio.

Un alma distintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora