Paternidad deseada

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Seguía sin salir de mi asombro al ver a Janet frente a mí, no sabía que responder, como actuar. Sin embargo ella volvió a dirigirse a mí.

— ¿Qué dices, Emily? ¿Puedo entrar a conocer al pequeño Michael? — preguntó una vez más con esos ojos esperanzados.

Lo medité por escasos dos segundos. Pero ante esa mirada ilusionada de Janet no podía hacer más, ¿cómo decirle que no? Al final de cuentas ella no tenía culpa de nada, siempre fue tan gentil conmigo que no me atrevía a ser egoísta con ella, a pesar de saber que fue quien le dijo a Michael sobre mi regreso y mi bebé. Pero en mi cabeza recordaba las palabras de Tory; Michael era su hermano y de alguna manera estaría de su lado. Además, mi bebé era su sobrino, y con ese rostro risueño me hacía ver lo emocionada que estaba por conocerle.

— C-claro, claro que sí — traté de sonreírle, aunque por dentro sentía enojo hacia Michael que era inevitable sentir.

— Muchas gracias, Emily — ella respondió efusivamente.

Me moví hacia un lado para que Janet y Michael entraran, pero no puede evitar lanzarle una mirada lasciva a Michael, él en cambio no dejaba de sonreír, como si la situación para él fuera en verdad divertida. Giré mis ojos y al final no tuve más remedio que dejar que él también entrara, no obstante se regresó una vez más a la entrada de mi casa.

— Espera — mencionó antes de que pudiera cerrar la puerta.

Él salió hacia su camioneta e hizo una señal. De ella bajaron dos de sus guaruras, ambos cargados con diferentes cosas, entre ellas una caballito mesedor y muchas bolsas. Entonces entendí que todo eso era para mi bebé.

— ¿Qué significa esto, Michael? — cuestioné sin dejar de mirarle con hostilidad.

— ¿Qué parece? — respondió mientras volvía a ingresar a la casa con los hombres detrás de él — Son regalos para mi hijo, lo que yo quiero darle. Por favor, pongan aquí las cosas, yo me encargaré de subirlas a la habitación — pidió a los guaruras y después salieron.

— Creo haberte dicho que mi hijo no necesita nada de ti, Michael — bramé irritada.

— Y yo creo haberte dicho que le daré todo lo que me corresponda, no me quites ese derecho, mucho menos a mi hijo, por favor Emily — se paró frente a mí, con esa sonrisa cínica la cual me hacía temblar y él lo sabía.

Casi olvido que Janet se encontraba justo a ahí, recargada en la pared esperando a que la llevara con mi hijo. Pero es que su hermano era un total descadaro... un bello y vil descarado.

— Él tiene razón, Emily — lo secundó Janet acercándose a nosotros — el bebé es de ambos... y creo que merece que Michael no solo le dé su cariño, sino todo lo que él quiera y pueda darle — me sonrió con amabilidad, tan amable que me sentía culpable de sentir esta furia por su presencia, porque sabía perfectamente que Michael había hecho que Janet viniera con todo el propósito de que él también viera a mi bebé — ... ¿Será que ya puedo conocerlo? — preguntó con algo de pena.

— S-sí, está en la estancia — señalé la estancia detrás de mí.

Di la vuelta y avanzaba hacia la estancia con Michael y Janet detrás de mí. Marck se encontraba con mi bebé, y al llegar frente a los sofás, pude sentir como la tensión creció cuando vi esa fría mirada de Marck sobre nosotros, apostaba que escuchó todo el alboroto de Michael con todo lo que trajo.

Mi bebé aun dormía en su mesedora, con esa tranquilidad que solo mi pequeño podía tener.

— J-Janet... él... él es Marck — señalé a Marck, quien de inmediato se levantó del sofá — es... un amigo. Marck, ella es...

Un alma distintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora