"La Confesión A Mi Hermana"

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Noches sin descanso y sin dormir, días en los que no paraba de complacer a mis fans; el agotamiento físico podía notarse, pero tenía sólo un objetivo en mente a pesar de todo, hacer feliz a mis fans, pagarles por hacerme quien soy. Había días en los que me martirizaba el subir al escenario, pero al encontrarme con esos ojos llenos de amor y lágrimas, todo eso desaparecía, y sólo deseaba una cosa; devolverles todo el amor y el cariño que ellos me daban. Sus ovaciones llegaban a herizarme la piel.

Habían pasado tres semanas más, tres semanas en Alemania, debo admitir que los conciertos aquí fueron más duros. Habían días en los que tenía muy poco tiempo de descansar; cuatro conciertos en un día para ser exactos, horas y horas de baile y canto. Y sabía que mi equipo también se agotaba, pero agradecía con todo el corazón que ninguno se mostrará de esa forma conmigo, y eso era porque eran músicos profesionales, mis músicos.

Más horas de vuelvo tenía otra vez en mi cuerpo, pero estábamos a pocos minutos de aterrizar en mi siguiente destino, California.

— Estamos a poco de aterrizar en aeropuerto municipal de Santa Bárbara — me dijo Frank mientras salía de la cabina del piloto — será mejor que nos sentemos y pongamos nuestro cinturón.

— El único que está de pie eres tú Frank — lo señale riéndome de él.

— Bueno, estaba platicando con Bob.

— Como quisiera quedarme definitivamente en casa — suspire con una mueca.

— Bueno, pero solo estas de paso — mencionó Karen quién se encontraba en el asiento detrás de mí.

— Lo sé, tengo que terminar la gira en latinoamericana.

— Solo son dos países más Mike, relajate — aconsejo Frank mientras volvía a tomar asiento.

— Lo intento créeme — sonreí — Pero bueno, debo tomar esto positivamente.

— Oye Mike — me llamo Karen.

— Dime — vire para encontrarme con ella.

— ¿No estas nervioso?

— ¿Nervioso? ¿Por qué?

— Porque por fin veras a la chica, por fin le pedirás perdón.

Ya se estaban tardando en preguntar algo de ella.

— ¡Oh si! — vocifero Frank — ¿Cómo te sientes respecto a eso, chico?.

— Pues...¿Cómo quieren que me sienta? Normal — sacudí mis hombros.

— Bueno, como hace unos meses te sentías así, supuse que sin tenias ese sentimiento a flor de piel — Karen siguió.

— Pues no mi querida Karen Faye.

— Guau, me habló por nombre completo — dijo Karen a Frank sarcásticamente.

— Ya lo hiciste enfadar — se burló Frank.

— Entiendan, tengo horas de vuelo encima más aparte horas de estar parado en el escenario. Lo único que quiero hacer es llegar a casa y descansar un momento.

— ¿Osea que no iras directamente a buscar a la chica? — preguntó Karen.

— No, no puedo llegar así nada más. Además ya es tarde — mire mi reloj en mi muñeca — lo más probable es que ya no esté en la escuela y yo no se donde vive.

— Recuerda que solo serán tres días los que estarás aquí.

— Lo sé Frank, no te preocupes, lo más seguro es que vaya mañana a buscar a la chica.

Un alma distintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora