Un nuevo comienzo

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Y aquí me encontraba, justo enfrente de la casa de Emily; con mis piernas temblando de ansiedad y el corazón acelerado. Pensando si debía bajar del auto de una vez. Temía que no quisiera recibirme, apenas habían pasado dos días de lo ocurrido, pero sentía que no debía dejar pasar más tiempo para venir a hablar con ella. Quizá en el primer momento en que ella me viera parado en su puerta, me gritaría miles de cosas a la cara, tal vez hasta podría correrme, pero aún ella me corriera de mil maneras, yo no me iría de aquí hasta hablar con ella y pedirle perdón.

- ¿Bajarás ya? - la voz de Bill interrumpió mis pensamientos.

- Ah s-sí... es solo que... no sabría por dónde empezar, estoy muy asustado Bill - confesé.

- Bueno Mike, creo que son las consecuencias que debemos afrontar por nuestros actos.

- Sí, supongo que tienes razón.

- Anda, Wayne y yo te esperaremos aquí.

- Bien - sonreí a fuerzas.

Abrí la puerta, miré a los lados para percatarme de que nadie estuviese cerca y corriera peligro. Pero el lugar estaba despejado.
Bajé del auto y caminé con pasos vacilantes hacia la puerta principal de la casa de Emily. Cada paso que daba era un latido potente de mi ansioso corazón, nunca me imaginé llegar de esta manera a esta casa, siempre llegaba con una sonrisa y con unas ganas enormes de contemplarla tan entusiasmada por verme. Con ese brillo en sus hermosos ojos los cuales se iluminaban al estar conmigo. Hoy todo era distinto, me enfrentaría a su mirada llena de decepción y resentimiento; por más que quise prepararme mentalmente para esto, simplemente no pude controlar el temor que me invadía ahora.

Me atreví por fin a llamar a la puerta. Mis manos sudaban frío. Eché un vistazo hacia el auto, como si me hubiese arrepentido de venir y quisiera subirme al auto e irme.

Luego de algunos segundos la puerta se abrió, era la chica de servicio, que al mirarme me estudió de pies a cabeza, con esa rara expresión en su rostro. Al parecer todos aquí estaban enterados de lo ocurrido.

- Dígame - dijo la chica con un leve tono de prepotencia.

- B-buenas tardes - balbucee - y-yo necesito pasar, ¿podría dejarme hacerlo?

-... Claro - la chica seguía con ese tono en su voz.

Ella se hizo a un lado para dejarme entrar, después cerró la puerta.

- Espere aquí - acto seguido se fue por el largo pasillo.

Me dediqué a observar la casa, que distinto se sentía el ambiente ahora. Sentía que estaba invadiendo el hogar de una chica a la que lastimé, que no merecía ni siquiera pisar esta casa. Recordaba las tantas veces que ella bajaba corriendo por esas escaleras para después saltar a mis brazos y besarme con todo el amor que desbordaba de ella. ¿Qué demonios había hecho? Eché a perder todo, por mi maldita estupidez.

- ¿Michael? - escuché esa dulce e inocente voz.

- Hola pequeña - pronuncié con una sonrisa al ver a la pequeña Maddie quien caminaba hacia a mí con un peluche entre sus manos.

Pero la mirada de la niña también era distinta, sus ojos reflejaban confusión, como si no entendiera el motivo de mi presencia en su casa.

- ¿Es verdad que tú le hiciste algo feo a mi hermana? - su pregunta me cayó como valde agua fría, me tomó por sorpresa y estaba claro que no sabría que responderle siendo ella tan pequeña.

- P-pequeña - es lo único que pude decir.

- Señor Jackson - escuché la severa voz de la madre de Emily, y me sorprendió que no me llamara Michael, sino "señor Jackson"

Un alma distintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora