"Yo te llevaré"

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Desperté en una grande y bella habitación, sentía un leve dolor de cabeza y estaba algo confundida. ¿Es que me había desmayado? Solo recuerdo que estaba a punto de tomar asiento en la estancia y de repente mi vista se nubló, después de eso ya no supe mas de mi.

Tomé asiento en la cama donde me encontraba y me decidí a ponerme de pie e ir a buscar a Tory y al señor Jackson, pero antes de levanterme él apareció debajo del marco de la puerta con su calida y bella sonrisa.

- Ey, has despertado - dijo mientras caminaba hacia a mi para después tomar asiento al pie de la cama - ¿Cómo te sientes?

- B-bien, solo...solo siento un dolor de cabeza.

- Te traere un analgésico en un momento. Nos diste un buen susto.

- Créame que no fue mi intención - reí junto con él.

- Dime ¿te pasa muy seguido? ¿Te has desmayado antes?

- Pues...solo me había desmayado cuando estuve enferma del corazón.

- ¿Has tenido problemas de nuevo con tu corazón? Si es asi puedo llamar a un médico para que te revise.

- No, descuide. El...corazón de su esposa es perfecto - dije con un poco de miedo a que reaccionara mal ante mi comentario.

- Lo sé - susurro sonriendo - me alegra que ese órgano tan valioso este funcionando perfectamente.

- Si, a mi también - sonreí levemente.

- Pero sigue preocupandome tu desmayo - un suspiro traicionero salió de mi al oirlo decir que se preocupaba por mi.

- No se preocupe mas por eso señor Jackson, creo saber que es lo que ocurre.

- Y ¿que es?

- Bueno, esta mañana salí muy temprano de casa, no tomé desayuno y la verdad estoy algo acostumbrada a desayunar temprano. Lo más probable es que sea la causa de mi desmayo.

- Emily - musito - no debes mal pasarte, puede hacerte daño.

- Lo sé, nunca lo he hecho, solo que debía llegar aquí antes de que se hiciera tarde, como sabrá su hogar queda muy lejos del mio y no debía perder tiempo.

- Aún así, no debiste salir con el estómago vacío de tu casa. Ahora mismo haré que te suban algo de desayunar - se reincorporó de la cama caminando hacia la salida de la habitación.

- ¡No, no señor Jackson! De verdad, no es necesario - exclame dando un salto de la cama.

Ese salto hizo que me sintiera de nuevo mareada, me tomé de inmediato de la cabezera de la cama para no caerme.

- Emily - él se acercó de inmediato a mi y me tomó de las manos para ayudarme a sentarme - no debes levantarte.

Al sentir sus manos calidas en las mías, sentí una especie de corriente recorrer desde mis manos hasta mi estómago. Alcé mi mirada para encontrarme con la suya. Sus ojos marrones eran profundos y hermosos, tenía una mirada llena de bondad y ternura, su rostro parecía una obra de arte; su piel se veía tan tersa y sus labios...por Dios, esos labios color carmín hipnotizaban a cualquiera, no pude evitar mirarlos e imaginar que se sentiría besarlos, lo raro fue que él sus ojos me miraban con la misma intensidad que mis ojos lo miraba no a él, y su mirada de igual manera bajó hasta mis labios. Podía sentir como su respiración era mas rápida y sus manos no dejaban de sostenerme.
Pero la magia se vio interrumpida cuando escuche la voz de mi amiga en la habitación.

- ¡Emily! Estas desp... - era obvio que se dio cuenta de como nos mirábamos él y yo que se quedo sin habla.

El señor Jackson y yo nos separamos inmediatamente.

Un alma distintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora