"Enamorandome de ti"

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Cruzó la puerta de aquella fría habitación de hospital y se detuvo frente a la cama donde Amber se encontraba.
Ella abrió lentamente sus ojos y se topo con los de él.

— ¿Qué... Qué haces aquí? — cuestionó ella con su débil voz.

— He venido a verte. Me enteré de lo que has hecho.

— No hice nada, no logré lo que quería — masculló mientras una lágrima recorría su mejilla.

— Amber... ¿Cómo pudiste tan siquiera pensarlo?

— No entiendo tu reacción, este hijo no te interesa en lo más mínimo. Así que no se a que vienes.

— ¡Si me interesa! ¡Es mi hijo, maldita sea! Y tú — la señalo furioso — intentaste deshacerte de él.

— Es mi hijo, es mi cuerpo. Así que yo puedo hacer lo que me da la gana con él. Tú no eres nadie para decirme lo que tengo que hacer.

— Si esas eran tus intenciones desde un principio ¿para que me anunciaste la existencia de ese hijo? Solo lo hubieras hecho y ya.

— Te lo dije para que te casaras conmigo, para que me ayudaras a criarlo — comenzó a sollozar — sin ti, no me interesa tener un engendro que no sabré criar yo sola.

— No puedo casarme contigo — susurró — no te amo y lo sabes.

— Tú no amas a nadie, ni siquiera a Emily aunque digas lo contrario.

— ¡Claro que la amo! Es la única mujer a la que he amado.

— Eres un cínico. Pretendes dejarme sola a mi con tu hijo, para largarte con ella.

— No te dejaré sola ¡entiende! A mi hijo no le faltara nada.

— Si no te casas conmigo no me interesa dar a luz a este estorbo. No me daré por vencida, lo volveré a intentar y no parare hasta que el médico me de la brillante noticia de que el feto esta muerto.

— Estas loca.

*****

Él por fin había dejado de llorar y el tono de su voz era mas relajado.

Se que no tenía derecho alguno de sentirme mal por el hecho de que Michael no podía olvidar a su esposa. Era el amor de su vida y lo había perdido de una horrible manera.

—... Ya han pasado varios meses de su partida y aún me duele como si hubiese sido ayer.

— Te entiendo Michael, la amabas.

— Así es... Sus padres... me han odiado desde entonces.

— No creo que te odien Michael — acaricie su cabello — solo... están dolidos, pero apuesto a que un día...

— Han puesto una demanda en mi contra por difamación y por ser el culpable de su muerte — Dios.

— ¿D-de verdad? — titubee.

— Si — susurro bajando la mirada — ellos solo quieren justicia para su hija, y lo entiendo.

— P-pero... no pueden hacerte eso, tú la amabas Michael. Puedo verlo en tus ojos, se lo mucho que te duele que ya no esté aquí. Tal vez... cometiste un error como cualquiera, pero te has arrepentido.

—... Hace unos días tuve una cita para hacer algunas declaraciones, no debe de tardar el documento que diga lo que pasará conmigo... Puedo ir a prisión Emily — se lamentó mirándome a los ojos.

Un alma distintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora