Hermano de mi amigo

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El hermano de mi mejor amigo está desaparecido desde hace más de un mes y todavía no se sabe absolutamente nada de él, pareciera que la tierra se lo hubiese tragado por completo. La última vez que lo vieron iba subiendo por las escaleras cargando todos sus cuadernos (su maleta se había dañado) en sus manos hacía el segundo piso de la universidad donde estudiaba psicología. Estaba apenas en tercer semestre, pero se veía que sería un gran profesional en un futuro.

Nunca volvió a casa, y nadie sabe qué sucedió. Las cámaras de seguridad muestran qué a las 3 de la tarde salió de la institución, se subió a su auto, pero no fue a casa nunca. Les preguntamos a casi todas las personas que le conocían en la universidad, pero no saben absolutamente nada. Aquel último día todo transcurrió de una manera relativamente normal y no detectaron ningún tipo de comportamiento extraño. Participaba en clases, masticaba mentas de vez en cuando para desestresarse, realmente nada indicaba que ese mismo día iba a desaparecer. ¿Sería un secuestro? No se sabía, era casi una misión imposible encontrar pruebas para avanzar en la investigación.

A su familia le han enviado una gran cantidad de flores, como si estuviera muerto, algo que ha hecho enojar a su madre, aunque hayan sido mandadas con muy buenas intenciones. Ella no perderá nunca las esperanzas de encontrar a su hijo sano y salvo, y sé qué hará hasta lo imposible por lograrlo, pero realmente cada día que pasa las posibilidades se hacen cada vez más pequeñas. Yo no me he quedado atrás en mis gestos de solidaridad. Tengo en cuenta las pocas energías que tienen para cocinar y preparar sus comidas diarias, por lo cual me he propuesto hacer una gran cantidad de menús con diversos alimentos y se las he enviado en canastas, no me gusta verlos tan mal, sobre todo a mi amigo, quién no se merece todo lo malo que le está sucediendo.

La última vez que fui a su casa, fue esta mañana. Me agradecieron y la madre lloró abrazándome por toda la ayuda que les brindaba, igual que mi amigo, quién me dijo que no tenía como devolverme todo lo hecho por él. Me conmovió todo eso, de verdad. Me sentí bien ayudándoles, la satisfacción interna no se podía comparar con nada más, el poder dar mi apoyo ante la necesidad de las demás personas era algo muy bello. Sin embargo, todo cambiaría al llegar a mi hogar.

Al entrar, el miedo invadió mi cuerpo nuevamente y quise morir, realmente deseé quitarme la vida de un disparo en la cabeza. Escuchaba la misma respiración lenta y llena de rabia proviniendo de todas las paredes de la casa en general. Me tapé los oídos y grité hasta que mi garganta me dolió y quedé totalmente ronco. Quería terminar con este infierno, con el sufrimiento más grande que alguna vez he sentido en toda mi maldita vida.

- ¡Perdóname, enserio, no quise asesinarte, fue un accidente! – Grité, esperando ser escuchado.

Cuando el hermano de mi amigo desapareció... se dirigió a donde vivo a las afueras de la ciudad para jugar un rato con unas pistolas que había comprado. Éramos aficionados a las armas de fuego, y, a escondidas, él tenía una gran colección guardada en mí sótano para no ser descubierto. Subimos a mi habitación y empezamos a cargar algunas de ellas para posteriormente ir a un lugar seguro y dispararles a blancos predeterminados. Pero algo salió demasiado mal, un accidente que cambiaría mi vida por completo y del que aún sigo pagando. No tengo ni idea de cómo sucedió, pero una de mis armas se disparó y la bala fue a dar directamente a su ojo izquierdo, matándolo al instante. Al darme cuenta de lo que hice, obviamente entré en pánico e intenté ingeniar un plan a la desesperada, esperando no haber sido escuchado por alguien más.

No quería ir a la policía ni avisar de su muerte, estaría en prisión y eso arruinaría mi carrera universitaria y mi vida entera. Así que, en cuestión de horas las cuales están completamente borradas de mi memoria, eliminé toda evidencia que pudiese incriminarme escondiendo sus pertenencias (incluyendo el auto) y su cuerpo en un lugar totalmente desconocido para mí. Solo sé qué, si no lo han encontrado, es porque realmente lo hice bien, y realmente aun no tengo ni idea de cómo no se han levantado sospechas contra mí. Pero desde ese día, las cosas raras empezaron a suceder. No he dejado de escuchar su voz a través de las paredes de mi casa diciendo que me llevará al infierno, sin dejarme dormir, carcajeándose de vez en cuando del sufrimiento constante que he soportado durante 30 días. Su respiración lenta y rabiosa también me aqueja, y cada vez está más cerca que antes, temo por mi vida. Escribo esto con un lapicero negro en este diario viejo que tengo, esperando a que sí alguien cercano a su familia se entera de lo que hice, pueda perdonarme por mi error, pues yo, no sé sí pueda hacerlo.  

la oscuridad detrás de la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora