pánico escénico

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La gran cantidad de miradas dirigidas a mí me llena de temor, y me hacen temblar como nunca antes. El silencio que hay en el lugar me incomoda, me llena de pavor. Siento que estoy a punto de desmayarme, y noto como la presión se me sube. En mi mente pasan miles de ideas, una más fuerte que la otra. ¿Y si me termino olvidando de lo que tengo que decir? ¿Me juzgarán si empiezo a tartamudear como siempre lo hago cuando tengo que hablar en público? Tonterías, me digo a mi mismo, intentando tranquilizarme. He estado practicando, y yendo a terapia en los últimos meses. Sé que lo voy a lograr, y empiezo a hablar.

- Familia, hoy es un día especial para todos. La navidad llegó, y es hora de celebrarlo con todo el amor y cariño que podamos dar. En verdad me complace ser yo quien diga las palabras este año. No podría encontrar mejores sentimientos que el amor para describir lo agradecido que estoy con ustedes por permitirme hacer parte de este hogar. Un gesto muy lindo de su parte.

Levanto la copa con vino y me la tomó en un solo intento. Las miradas de toda mi familia (padres, y hermanos) se posan en mí con orgullo en ellas, diciéndome que lo he hecho bien y que al fin podré dirigirme a las personas sin tener miedo. Puedo notar como el alcohol sube a mi cabeza, y mirando de un lado a otro, sonrió.

- Ah, familia mía, una lástima que no estén con vida para poder verme triunfar. – digo sin poder contener la risa. – Pero, ¿Qué más podía yo hacer? ¿Seguir soportando las burlas de mi timidez? No, gracias. Si me lo permiten, iré por otra botella de vino, para celebrar que mi pánico escénico se ha ido.

Sin embargo, alguien golpea la puerta frenéticamente. Me sorprendo y me paro del comedor a ver quién está golpeando, sin revisar antes por la mirilla, lo que sería un grave error. Una docena de policías están apuntándome, y lo único que puedo hacer es dejarme arrestar. Una gran navidad, de eso estoy seguro.

- Señor, está arrestado por el vil y cruel asesinato de la familia Johnson. Tiene derecho a un abogado....

No escucho lo que sigue después, porque ahora sé, que mi pánico escénico ya fue superado con creces.   

la oscuridad detrás de la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora