turno nocturno

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Soy taxista desde hace más de 10 años, por lo que conozco la ciudad casi como la palma de mi mano. La verdad es que quise dedicarme a ser abogado, pero por limitaciones económicas de mi familia no pude serlo y me tocó sobrevivir de esto recién salí del colegio a los 17 años. Aunque como se dice, nunca es tarde para estudiar, por lo que estoy ahorrando desde hace 5 meses para poder presentarme a la facultad de derecho. 

Para poder conseguir todo aquel dinero, decidí trabajar de lunes a viernes con dos turnos nocturnos semanales. Escogí los lunes y sobre todo los viernes, día en el que la gente más a menudo en las noches y la compañía donde trabajaba solía subir los precios.

En mis años de experiencia me ha tocado pasar por muchas cosas, ya sean malas o buenas, inclusive diría que extrañas. He visto como robaban a la gente, me ha tocado experimentar como pasajeros han intentado hacerme daño físico (aunque rara vez lo han logrado por tener una pistola en caso de tener que defenderme), me ha tocado experimentar experiencias que podría catalogar como paranormales, aunque no lo sabría decir con exactitud. Sí puedo poner ejemplos, recuerdo aquella vez que pasando por un cementerio a altas horas de la noche, mi coche se detuvo sin razón alguna. Al salir a revisar, la temperatura bajó más de lo que se podría considerar normal, aunque poca importancia le tomé. Mientras revisaba con la linterna de mi celular, algo que me asustó al punto de casi darme un infarto ocurrió. La risa de una mujer se escuchó a mis espaldas, y al voltear a ver con el corazón latiendo a mil por hora, estaba totalmente solo en aquella fría y solitaria carretera al lado del cementerio. Me subí rápidamente y como si se tratase de un milagro, el auto encendió a la primera y me fui del lugar. Hasta el día de hoy no he vuelto y muy pocas personas saben de lo sucedido.

Tengo una historia que me ha hecho considerar buscar otro trabajo para poder seguir ahorrando para mis estudios, aunque a final de cuentas, decidí no hacerlo, sin saber él por qué.

Aquella era una noche algo tranquila. Estaba ubicado en el centro de la ciudad, lugar donde suele haber muchos bares y fiestas, momento en el que podía ganar dinero de más por él reglamento de la compañía. Sentado en mi volante, con la ventana abierta dejando entrar el gélido aíre, escuchaba un poco de rock latinoamericano en la radio. Acompañada de la transmisión, el locutor solía contar una que otra historia de terror para los oyentes que por una que otra razón seguían despiertos.

De pronto, en la radio de mi vehículo, logro escuchar como en la central avisaban sobre la llamada de un hombre cerca de donde yo estaba pidiendo por un servicio, así que accedí a tomarlo y prendí el motor para dirigirme hacía donde estaba el tipo.

Unos cuantos minutos después, estaba ubicado frente a un gran edificio de apartamentos que parecía tener varios años de antigüedad. En la entrada, estaba el pasajero, que vestía un traje negro totalmente pulcro y unos zapatos del mismo color recién pulidos. Estaba muy bien peinado y se le veía que era alguien con bastante plata en el bolsillo.

Entró al auto y en un tono de voz bajo me pidió llevarle al hospital central, y por más raro que suene, me dio una gran cantidad de dinero a pesar de que ni habíamos avanzado ni 1 metro. Le dije que no era necesario que me diera tal cantidad, pero me insistió y decidí aceptar sin más, había algo en él que me hizo aceptar.

Arrancamos y me pidió que apagase la radio, porque necesitaba dormir un poco. Así lo hice. Estábamos algo lejos y supuse que tenía a algún familiar o amigo internado que le llamó porque necesitaba a alguien que lo fuese a acompañar a tan altas horas de la noche. Aunque no pude deducir el porque la situación. No le tomé más importancia y decidí seguir conduciendo en el silencio nocturno.

Mientras conducía, la neblina invernal empezaba a aparecer en el aire de la ciudad. Todo empezó a parecer una de las típicas historias cliché de terror en donde un taxista recoge a un pasajero que luego desaparece sin dejar rastro alguno. Deseché ese pensamiento con una sonrisa en mi rostro, pensando en lo tonto que sonaba, a pesar de haber experimentado y visto cosas paranormales antes.

la oscuridad detrás de la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora