ese no es mi tío

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Hace unos momentos atrás, mi tío me dijo que iba a venir a mi casa para visitarme un rato. Me puse feliz porque hace mucho que no lo veía y porque tenía una buena relación con él. Quedamos en que vendría dentro de 2 horas, tiempo suficiente para poder arreglar mi casa y preparar algo pequeño de comer y así poder pasar una buena tarde hablando y viendo películas, algo que nos encantaba hacer cuando yo era un niño. Sin embargo, en la llamada lo noté algo extraño, como sí estuviera distraído o cansado, tal vez deprimido. Le pregunté si le pasaba algo y solo me respondió que esa actitud era porque estaba algo estresado por su trabajo, y para mí eso tenía lógica. Trabaja como profesor universitario y obvio que eso te deja cansado. Le comenté que juntándonos como en los viejos tiempos haría que ese estrés se fuese y pude oír como soltaba una pequeña risa que hizo que mi cuerpo tuviese un pequeño escalofrío sin saber la razón. Esa risa sonaba rara, fingida, sin embargo, supuse que debía ser por el cansancio.

Las dos horas siguientes se me pasaron como un rayo. Arreglé la sala y mi cuarto. Preparé unos cuantos bocadillos y preparé una serie de películas que a ambos nos gustaban y una que no habíamos visto aún para saber por dónde empezar. La última vez que habíamos hecho se remonta de hacía unos 10 meses atrás, cuando yo aún no empezaba clases en la facultad y él tenía un poco de tiempo libre.

Al llegar a mi casa, lo pude notar algo pálido y distante. Tenía la mirada algo perdida y parecía no haber dormido por lo menos en 2 días. Le pregunté si todo estaba bien y solo me respondió con una poco convincente sonrisa que me llenó más de dudas que de respuestas,

Se sentó en el sofá de la sala y le mencione que iría por un par de cervezas para empezar a hablar y decidir mientras que película podríamos ver. Estaba en la nevera cuando recibí un mensaje al celular. Dejé las cervezas afuera y lo saqué para revisar de quien era el mensaje. Al revisar de quien era, me pareció una especie de broma que no tenía gracia. Era de mi propio tío, que decía: "¿tienes libre hoy sobrino". Con una sonrisa en el rostro, comenté en voz alta que no tenía necesidad de escribirme al WhatsApp cuando la cocina estaba a unos escasos metros de la sala. Pero, sin embargo, no recibí ninguna respuesta. Lo llamé y el silencio reinaba mi casa. Me dije a mi mismo que solo estaba jugándome una broma y con las cervezas en ambas manos salí y me lleve cierta sorpresa al notar que él ya no estaba y que volvía a estar aparentemente solo en casa.

Me quedé unos instantes totalmente quieto, esperando poder escuchar algún movimiento que me dijese donde él podría estar. No pude notar nada fuera de lo normal y decidí ir a buscarlo, no sin antes dejar las latas en la mesa que había frente al sillón.

Tras llegar al segundo piso y decidirme a quedarme totalmente quieto como lo había hecho momentos atrás, recibí una llamada y sin mirar de quien era, contesté. Al hacerlo, me llevé un leve susto, aunque eso fue reemplazado rápidamente por un silencioso ataque de risa al oír su voz. Pensé que seguramente salió a comprar algo sin que me diese cuenta.

- Sobrino. ¿todo bien? ¿puedo ir a tu casa mañana después de saludar a tus padres? – preguntó animosamente del otro lado de la línea, algo que me extrañó porque ya estaba allí, o eso suponía.

- No me jodas hombre, pero si acabas de llegar. No me vengas con que te escapaste o estas escondido en algún lugar. – respondí en un tono de broma

- ¿Cómo? ¿pero que me dices? – preguntó – pero si estoy fuera de la ciudad ¿no te acuerdas? Regreso mañana

Fue en ese momento en el que todo se me vino a la mente. Era verdad lo que el decía. Estaba fuera de la ciudad y no regresaba si no hasta el día siguiente. Es entonces cuando me hice una gran pregunta. ¿Quién era la persona tan parecida a mi tío con la que había estado hablando y comunicándome frente a frente? No tuve tiempo de responder, porque es en ese momento cuando unos pasos se detuvieron lentamente detrás de mí. Volteé lentamente y ahí lo vi, con la misma tez pálida, una sonrisa que ahora parecía sacada del gato de Alicia en el país de las maravillas y una mirada casi psicopática que me parecía decir que quería matarme. Del otro lado de la línea la verdadera voz de mi tío me preguntaba si todo estaba bien, y lo único que pude pensar fue: "este no es mi tío". 

la oscuridad detrás de la puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora