la oscuridad detrás de la puerta

misterio sin fecha

Misterio sin fecha

El detective Mendoza observaba fijamente las manchas de sangre que había en la cortina de la recámara de su vecino Luis. En la ventana de igual forma, se encontraban un par de manchas sanguinolentas, pero en menor cantidad. Luis desapareció sin dejar rastro, y parece ser que ya se sabe el porqué. Sin embargo, no se tenía una fecha. Ni de las salpicaduras, ni de la desaparición. Era un misterio total.

La sangre estaba seca, así que armó una posible teoría: su amigo se levantó un día sin saber que moriría. Tal vez, un conocido suyo llegó, fueron hacía el cuarto y allí mismo lo asesinó posiblemente de un golpe en la cabeza, por eso las salpicaduras. Luego, cargó su cuerpo y se lo llevó, sin que nadie sospechase que había ocurrido un asesinato. Tal vez, el autor del homicidio pensó que sin cuerpo no se podría sospechar nada, porque no se logró encontrar ni sus documentos, ni su celular, pero olvidando totalmente aquel detalle de la cortina.

Luis no tenía ningún familiar, por lo que no se tenía nadie a quien llamar, ni tampoco algún allegado que reportara la desaparición. Eran pocos a los que les extrañó que su vecino no diera señales de vida en las últimas semanas, hasta llegando a pensar que se llegó a mudar a otro lugar. Mendoza también sospechó, e incluso le llamó, pero al no recibir respuesta, pensó que decidió cambiar totalmente de vida hasta el día de hoy, cuando el dueño del edificio alarmado por no haber recibido la paga mensual, abrió su cuarto llevándose con la sorpresa de que estuvo abandonado todo ese tiempo, y después encontrándose con la misteriosa escena del crimen.

Mendoza sacó su celular y llamó a los forenses, para que ellos revisaran mejor toda la escena y así poder iniciar una investigación. El dueño Raúl hizo bien en llamarle. Ahora solo quedaba buscar, e intentar seguir escondiendo el cuerpo de su fallecido amigo, quién cometió el error de pensar en delatarlo por los varios delitos que había cometido.