Capítulo 3: La coronación

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Kara se encontraba mirando el techo de su habitación casi sin parpadear. No pudo dormir en toda la noche debido a los nervios y sentía que iba a vomitar en cualquier momento.
Ese día se llevaría a cabo su coronación, finalmente iba a convertirse en la soberana que su pueblo tanto aclamaba y que Rao había prometido.

—¡Hey, rubia! —Alex entraba a la habitación de su hermana con una sonrisa al verla tan nerviosa.

—Siento que voy a morir. —Kara respiró hondo  y se sentó en su cama. —Reemplazame hoy, no quiero ir. —Volvió a acostarse y esta vez se cubrió completamente con sus cobijas.

—No te preocupes, yo recibiré la corona por ti mientras te quedas en tu cama todo el día. —Contestó Alex rodando los ojos.

—Gracias. —Dijo Kara aún bajo cobijas sin captar el sarcasmo de la pelirroja.

—¡Levántate ya! —Alex quitó las cobijas y saltó sobre Kara.

—Está bien, está bien. —La rubia soltó un suspiro y empezó a caminar hasta su baño.

—¿Llamo al personal para que te ayuden a vestirte? —Alex habló en voz alta mientras veía a su hermana salir en una especie de top y un cepillo de dientes en su boca. Kara negó con la cabeza y Alex se encogió de hombros. —Mis padres ya están aquí.

—¿Ensherio? —Kara sacó el cepillo de su boca y miró a su hermana.

—Sí, están muy molestos porque no has ido a recibirlos.

—Saben que tengo crisis nerviosas. —Kara se encogió de hombros y Alex solo se acostó en su cama soltando un suspiro de resignación.

—¿Crees soportar a los ancianos exigiendo que te cases?

—Probablemente los ignore como siempre que nos encontramos. Aprendí a dejar de escucharlos cuando sacan ese tema a relucir. —Dijo desde el baño antes de empezar a darse una ducha.

—Kara... ¿No has pensando en conocer a alguien más? —La rubia se miró al espejo y duró en silencio unos segundos. Sacudió su cabeza cuando una hermosa pelinegra apareció en sus pensamientos. —¿Kara?

—No está en mis planes por ahora. —Sin decir nada más, Kara se metió a la bañera y empezó con su aseo mientras Alex solo miraba el techo de la enorme habitación de su hermana.

—Si tú lo dices. —Susurró para ella misma.

Después del baño, Kara empezó a mirar el traje con el que la coronarían. Consistía en una túnica azul marino con bastantes detalles dorados en toda la pieza; un chaleco del mismo color de la túnica, una camisa blanca, pantalones negros de cuero y botas hasta la rodilla color negro. Su espada venía atada a un cinturón color dorado y en su espalda se encontraba aquella capa roja que usaba casi siempre en ceremonias importantes.

—¿Qué tal me veo? —Preguntó dándose la vuelta y mirando a su hermana. Alex se acercó y le acomodó los rizos dorados que caían con gracia sobre sus hombros y le sonrió.

—Como toda una reina. —Respondió dándole una gran sonrisa.

—No sería una reina completamente si no te tengo a mi lado. —Kara colocó una mano en el hombro de su hermana y finalmente se abrazaron.

—Mi vida por la tuya, hermana. —Dijo Alex al separarse del abrazo.

—Ya es hora. —Anunció uno de sus guardias y ambas chicas empezaron a caminar hasta la salida. Alex también llevaba su traje de gala como miembro de la corte real.

Alex abandonó a Kara en la entrada del palacio de justicia, lugar donde se tomaban todas la decisiones relacionadas con Krypton. Todo su pueblo se encontraba allí aclamando y celebrando la futura coronación. Las puertas se abrieron y Kara empezó a caminar hacia el atril donde los ancianos del consejo la estaban esperando al igual que sus padres. Kara miró brevemente a su alrededor, miembros importantes de Krypton se encontraban allí con sus mejores ropas; los padres de su hermana y ella misma estaban en primera fila. Pero la mirada de Kara se encontró con unos ojos color verde esmeralda que la miraban atentamente con el resto del personal que atendía a los invitados.
Kara no despegó la mirada de Lena durante unos largos segundos y sin poder evitarlo le sonrió ampliamente ganándose la misma sonrisa de parte de la pelinegra.

La rubia volvió a prestar atención a lo que estaba sucediendo. Ese día se convertiría en la reina de Krypton, esa que el dios Rao había prometido a su pueblo, esa, quien a la edad de 28 años llevaría a la gloria y prosperidad a Krypton.
Se arrodilló ante sus padres y los ancianos quienes le quitaron la corona a su padre Zor-El con delicadeza y la colocaron sobre la cabeza de Kara.

—Kara Zor-El... ¿Promete y jura gobernar al pueblo de Krypton, así como sus posesiones y demás territorios pertenecientes a cualquiera de ellos de acuerdo con sus respectivas leyes y costumbres?

Kara respiró hondo colocándose de pie y mirando al anciano.

—Lo prometo solemnemente. —Contestó en voz alta mientras colocaban en su cuello todo tipo de piedras preciosas.

—¿Y procurar, en la extensión de su poder, que todos sus juicios estén presididos por la Ley, la Justicia y la Misericordia?

—Lo prometo solemnemente.

—¿Promete y jura ante el dios del sol rojo y todo el pueblo de Krypton gobernar con honestidad y velar por el bienestar de cada kryptoniano?

—Lo prometo solemnemente. Todo lo que hasta aquí he prometido lo cumpliré y guardaré con la ayuda del dios del sol rojo.

Después de pronunciar aquellas palabras, le fue entregada una espada dorada, forjada con el mejor acero de esas tierras y con incrustaciones de rubíes en todo su mango, en su mano volvieron a colocarle el anillo de la casa de El y finalmente fue ungida con aceite.

—Que Rao te proteja, reina de Krypton.

—¡VIVA LA REINA DE KRYPTON! —Gritaron todos los presentes e incluso desde afuera se escuchó aquel grito. Kara se dio la vuelta para ver como todos se hincaban en una reverencia para ella.

Kara cerró sus ojos un momento, intentando procesar lo que estaba sucediendo. Miró a sus padres arrodillados ante ella, a su hermana, los padres de Alex, su consejo... Lena.
Lena estaba haciendo una pequeña reverencia ante ella, sus ojos volvieron a encontrarse mientras los demás seguían arrodillados como si ella fuera una divinidad.

Kara solo pudo tranquilizarse cuando la pelinegra le sonrió ligeramente.

Aquellos ojos verdes pudieron traerle un poco de paz a su acelerado y asustado corazón.

La Heredera del Sol (AU SUPERCORP) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora