Capítulo 40: La última noche

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El silencio se mantuvo por unos pocos segundos hasta que Alex corrió hacia su esposa y se fundieron en un fuerte abrazo.
Lena sonreía radiante, agradecida por el cariño de los kryptonianos y el rostro de alivio de su esposa.
Kara corrió hacia ella y la abrazó con fuerza prometiéndose no dejarla ir jamás.

—Estás bien. —Susurró la rubia sin creérselo. —Rao, pensé que te harían daño. —Kara estaba conteniendo las lágrimas, lágrimas que Lena rápidamente limpió.

—Estoy aquí, mi sol. —Lena le sonrió. —No llores, por favor, debes ser fuerte para tu pueblo.

—¿Qué sucedió? Estás lastimada, déjame llevarte con A... —Lena detuvo a su esposa con un beso en los labios

—Ya habrá tiempo de explicarte, mi amor, ahora tenemos que encargarnos de algo más. —Lena besó los labios de su esposa quien asintió y tomó su mano.

Mientras Kara y Lena tenían su momento, Lori también corría a los brazos de Selene.

—Estaba a punto de hacer arder el mundo. —Susurró la rubia abrazando a su novia. Selene, con lágrimas en sus ojos, la besó profundamente antes de asentir con la cabeza.

—Acepto.

—¿Qué?

—Quiero casarme contigo, Lori. No me importa si es ahora mismo, en dos años, o en diez. —Selene volvió a abrazarse a ella. —Solo sé que eres lo que más quiero

Lori sonrió y volvió a besar a su novia, ahora prometida.

A Ellen poco le importó que su relación secreta ya no fuera tan secreta, porque corrió a los brazos de Ruby y le estampó un beso en los labios bajo la atenta mirada de todos... su madre y hermana mayor incluidas.
Todos abrieron la boca con sorpresa mientras Lena y Selene hacían que sus parejas guardaran las espadas.

—Exijo una explicación. —Dijo Kara apretando sus puños.

—Y yo exijo mi dinero. —Sam le extendía la mano a Alex quien todavía tenía la boca abierta.

—Mami, ¿me prometes no hacerle nada a Ruby? La amo. —Ellen hacía uso de sus maravillosos genes y le sonreía con ternura a su madre.

Kara soltó un suspiro y asintió, era imposible resistirse a su hija. Ellen corrió a abrazar a su madre y la llenó de besos en el rostro.

—Hermana... —Ellen se separó de su madre y miró a su otra rubia quien intentaba no caer.

—No, Ellen. —Primer intento de resistirse.

—Lori, por favor. ¿No quieres que sea feliz? —El puchero fue la gota que derramó el vaso. Ninguna rubia Zor-El se resistía a Ellen.

—Pero tendremos una charla. —Lori recibió el abrazo de su hermana y después le dio un beso en la frente.

—¡Rao! Las tienes comiendo de la palma de tu mano. —Sam chocó manos con su ahora nuera quien se aferraba al brazo de Ruby y solo se encogía de hombros.

Lena y Kara se hicieron al frente de todo su ejército y la rubia le cedió la palabra a su esposa.

—Diseñamos nuevo armamento para todos ustedes. —Lena empezó a mostrar los dispositivos. —Son armas de largo y corto alcance que disparan rayos de calor, tienen un tiempo de recarga de tres minutos así que no deben depender solo de ella. La princesa Ellen y Selene diseñaron los nuevos uniformes que mejorarán la movilidad y protección de cada uno. —Lena terminó de explicar mientras algunos guardias entregaban las dotaciones a todos los soldados.

—Eres maravillosa. —Susurró Kara al oído de su esposa antes de dirigirse a su gente. —Descansen todo lo que puedan, mañana al amanecer Lex Luthor estará acabado.

Todos soltaron gritos eufóricos y se fueron dispersando dejando solamente a la familia real.

—Creo que merecemos una explicación. —Alex fue la primera en hablar mientras se dirigían a sus carpas.

—Un loco calvo quiso secuestrarnos y mamá terminó explotando el laboratorio. —Ellen se recostó en el hombro de Ruby mientras el resto las veía con los ojos abiertos.

—¡¿QUÉ?! —Gritaron todas verificando que no tuvieran heridas más grandes. Alex ya estaba llamando a su equipo médico.

—¿Qué loco fue? —Mon-El intentaba poner orden a las esposas, novias y prometidas desesperadas.

—James Olsen. —Kara apretó sus puños al escuchar ese nombre.

—Debí ejecutarlo cuando tuve oportunidad.  —La rubia soltó un resoplido molesto y Lena tomó su mano.

—Es mi culpa, mi sol, yo fui quien pidió no ejecutarlo. —Lena hizo una pequeña mueca mientras Lori y Ellen se miraban confundidas.

—¿Quién es ese hombre y por qué está tan obsesionado contigo? —Preguntó la mini pelinegra mirando a su ojiverde madre.

—James era mi mano derecha antes de que nacieras, Lori. Él... se enamoró de Lena pero ella solo tiene ojos para tu madre, así que terminó drogándose e intentando... violar a tu madre. —Explicó Mon-El algo apenado.

—Hijo de pu...

—Lori. —Susurró Selene aferrándose al brazo de su prometida para calmarla. —Sugiero que es mejor ir a descansar, mañana será un día largo.

—Selene tiene razón. —Sam asintió. —Vamos todos a descansar.

—Ellen dormirás en una tienda sola. —Comentó Kara al ver como su hija menor seguía apoyada en el brazo de Ruby.

—¡Mamá!

—No discutas. —Lori también intervino mirando a Ruby quien a pesar de estar nerviosa no se dejó intimidar.

—Estamos en una guerra y probablemente muera. Si me lo permiten, quiero estar al lado de la mujer que amo. —Ruby se ganó un beso en la mejilla de parte de su novia.

También un gruñido de parte de su cuñada y suegra.

—Te estaré vigilando. —Lori apuntó a sus ojos con sus manos y Ruby asintió sacando a Ellen rápidamente de ahí.

—El amor. —Alex se encogió de hombros y salió con su esposa.

—Verificaré las guardias. —Mon-El hizo una reverencia y también se retiró.

Lori y Selene fueron las últimas en retirarse dejando a ambas reinas a solas.

—¿Cómo está el resto de la familia? —Preguntó Kara acariciando el labio lastimado de su esposa.

—A salvo, la seguridad fue reforzada, Winn y Brainy equiparon con armas a los Kelex. —Kara asintió sin dejar de mirar las heridas de la ojiverde. —Todo esto es mi culpa.

—No digas eso.

—Pero lo es, si hubiera detenido a Lex desde un principio en Thorul nada de esto habría pasado y tampoco habría puesto a nuestra hija en riesgo si tan solo no hubiera dejado a James vivir. —Lena tenía lágrimas en sus ojos y evitaba la mirada azul de su esposa.

Kara tomó suavemente las mejillas de Lena y obligó que la viera a los ojos.

—Nunca te arrepientas de tu nobleza, mi amor, es de las cosas más maravillosas que tienes y que me hacen enamorar día a día de ti. —La rubia limpió las lágrimas de su esposa. —Eres demasiado para este mundo y no debes culparte por nada.

—Pero...

Kara besó delicadamente los labios de Lena, no quería lastimarla así que fue el beso más suave que podía existir.

—No vuelvas a separarme de ti, Kara. —Lena se abrazó a la rubia. —Te necesito.

—No voy a ningún lado, mi Lena. —Susurró besando su cabeza.

Al amanecer todo acabaría.

La Heredera del Sol (AU SUPERCORP) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora