Capítulo 18: El pasado que llama a la puerta

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Meses después.

Mientras Lena terminaba de diseñar unos planos sintió como la puerta se abría, sonrió automáticamente al percibir el aroma que su esposa siempre desprendía. Rápidamente dejó todo lo que estaba haciendo y le prestó especial atención a su esposa.

—Traje tu almuerzo, mi reina, supuse que no habías comido. —Lena miró su azul favorito en los ojos de su esposa y le sonrió con amor.

—¿No tenías una reunión importante con los mercaderes acerca de los nuevos vehículos que estamos desarrollando? —Preguntó acercándose a su rubia y mirando la deliciosa comida que había traído y, por supuesto, el infaltable ramo de plumerias que siempre había para ella.

—Las reuniones pasan a segundo plano cuando sé que mi bella esposa no ha comido. —Kara le dio un beso en la frente y sacó una silla para que la ojiverde se sentara.

—Gracias por tus atenciones, mi sol. —Lena sonrió cuando su esposa le dejó un beso en los labios y empezó a acomodar su comida.

—Es lo menos que te mereces, amor mío. —Kara se sentó a su lado y desabrochó su chaqueta quedando en una hermosa camisa azul cielo. —¿Cómo va todo por aquí?

—Estamos ensamblando los prototipos, mi sol, muy pronto se dejarán de usar caballos como transporte. —Comentó Lena con entusiasmo y Kara sonrió.

—Eres maravillosa. Sin ti, nada de esto hubiera sido posible. —Kara le dio un trozo de pan a la ojiverde y acarició su mejilla.

Lena sonrió complacida y le robó un beso a su esposa.

Habían sido unos meses bastante emocionantes, Lena había asistido a cada reunión que podía con Kara para intentar, de alguna manera, ganarse a los ancianos y convencerlos de que ella podía aportarle mucho a Krypton, más que todo para que dejaran de hacer enojar a Kara y ella abandonara aquellos pensamientos de arrojarlos al calabozo.
En más de una ocasión, aquellos hombres habían minimizado todos su buenos actos, como su gran avance en la nanotecnología, sus prototipos exitosos de autos y su gran avance en la biomedicina. Para los ancianos, aquellos logros no tenían ningún aporte de Lena, solamente eran de Brainy, Winn y Alex.

Nuevamente tuvo que convencer a su esposa que el calabozo no era la solución. Kara aceptó a regañadientes, pero sugirió sutilmente ejecutarlos.

Pero en el fondo, Lena sabía que poco a poco iba ganándose a esos viejos tercos con todas sus ideas exitosas, solo había que tener paciencia.

—Mi reina... —Kara tragó lentamente y limpió su boca con un pañuelo. —¿Recuerdas el cuadro que nos fue enviado de ti?

—Lo recuerdo, mi sol. —Contestó Lena mirando a su esposa. —¿Qué sucede con eso?

—Todos estos meses he estado investigando su procedencia y... ¿Crees que tú hermano sigue vivo? —Lena se tensó ante la mención de su hermano.

—Para ser sincera, mi sol... Sí, creo que está vivo. —Lena miró con preocupación a su esposa y Kara, en un intento de calmarla, tomó su mano.

—Me han informado de avistamientos de tu hermano en Gótica, Ciudad Star y es bastante cerca de aquí. No me confío, Lena. Debo reforzar la seguridad... Principalmente la tuya.

—Tienes razón, mi amor. Incluso podría ir armada.

—¿Sabes manejar una espada? —Kara no ocultó su impresión.

—Quería saber defenderme, no era de mi interés ser una doncella en apuros. —Ambas mujeres rieron.

—¿Cómo fue tu infancia, mi reina? —Preguntó Kara de repente acariciando con suavidad las manos de su esposa.

La Heredera del Sol (AU SUPERCORP) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora