Capítulo 38: Zona neutral

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Lena se despertó con una presión en su pecho, no se movió de la cama porque sabía que si giraba encontraría vacío el lugar donde debería estar su esposa. Lloró amargamente durante un largo rato, rezandole a todos los dioses que existían porque su esposa, su hija, su cuñada, su sobrina y todo aquel que fue a la guerra tan repentina que organizó su hermano, llegara con bien.

—¿Majestad? —Lena levantó la mirada y se encontró con su nuera quien también tenía los ojos hinchados. La ojiverde estiró su mano y compartieron el mismo sentimiento durante un largo rato.

Selene le mostró a Lena el anillo que Lori había dejado en su lado de la cama. Una promesa silenciosa de que iba a regresar.
Ambas mujeres bajaron a desayunar encontrándose con Ellen y Sam quienes rápidamente las abrazaron.

—Estarán bien, madre. Todas. —Ellen también tomó la mano de Selene quien solo asintió.

—Tenemos que ser fuertes por ellas. —Dijo Sam acompañando a su hermana a sentarse.

Alura y Eliza también se unieron al desayuno y brindaron palabras de ánimo para todos.

—¿Entonces solo vamos a quedarnos aquí? —Ellen rompió el silencio ganándose la atención de todos. —Tenemos que hacer algo para ayudar.

—Ellen...

—No, mamá. No podemos simplemente quedarnos sentados esperando a que vuelvan, debemos hacer algo.

—Ellen créeme que no eres la única que se siente impotente. Pero debes tener en cuenta que haremos más aquí. —Lena intentaba calmar a su hija.

—¿Y qué haremos aquí, mamá? ¿Esperar como unas damiselas en apuros?

—El pueblo necesita acompañamiento, sin Kara aquí, soy yo quien debe guiarlos. —Ellen golpeó furiosa la mesa y Lena no pudo evitar encontrarle el parecido con su esposa.

—¡Mi familia y la mujer que amo están allá afuera, mamá! ¡No puedo quedarme aquí sentada!

—Ellen tiene razón. —Selene habló por primera vez. —Deberíamos hacer algo para apoyar.

Lena soltó un suspiro y asintió.

—Intentaremos hacer algo.

—¿Cuál es la mujer que amas? —Sam intentó romper un poco el hielo y soltó una pequeña risa al ver el rostro sonrojado de su sobrina.

—¿Estás saliendo con un guardia o algo así? —Lena se apiadó de su hija. Si Kara o Lori se enteraban que su hija estaba de novia con alguien, el infierno iba a ser un paraíso.

—N-No... Yo...

—¿Quién es? —Alura y Eliza estaban interesadas en lo que sea que les quitara la preocupación.

Ellen se delató al mirar fijamente a Sam. La castaña ni corta, ni perezosa, entendió perfectamente la indirecta y abrió la boca sorprendida.

—¿Mi Ruby?

—¿Qué? —Lena fue tomada por sorpresa. —¿Es cierto eso, Ellen? —La pelinegra solo soltó un suspiro antes de asentir.

—Ruby y yo... tenemos una relación.

Hubo un silencio por unos segundos hasta que...

—¡JA! ¡ME DEBES DINERO, LUTHOR! —Sam se levantó de la mesa y alzó sus manos en señal de victoria.

—Pareces bruja. —Lena le entregó unas cuantas monedas a la castaña quien había ido a abrazar a su hija.

—Me alegro mucho por ti, Ellen. —Selene se levantó para darle un abrazo a su cuñada. —Pero cuando Lori se entere habrá una masacre.

La Heredera del Sol (AU SUPERCORP) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora