Capítulo 16: Apoyo

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Lena despertó y estiró todo su cuerpo, sintiéndose algo adolorida debido a esa gran noche que tuvo, cuando el sueño se iba lentamente de su cuerpo se dio cuenta de que su esposa no estaba. En su lugar, estaba un ramo de plumerias y una bandeja con desayuno.
Lena admiró las flores y descubrió una nota con la perfecta caligrafía de la rubia, la tomó y empezó a leerla mientras comía un poco de fruta.

"Tuve que atender unos asuntos que no podían esperar, prometo regresar pronto para estar a tu lado. Disfruta tu desayuno y recuerda lo mucho que te amo, mi reina."

-Con amor, tu esposa.


Lena sonrió ampliamente doblando la nota y disfrutando del delicioso desayuno que su esposa le estaba ofreciendo. Ya que aún se encontraba desnuda, se colocó una bata de seda y mandó a llamar a Sam para que la acompañara hasta que su esposa regresara.

Kara Zor-El.

La reina se encontraba reunida con los ancianos de Krypton discutiendo algunos temas que más tarde tendría que dialogar con su consejo. Los ancianos cumplían la misión de sugerir que algunas leyes que habían en Krypton no interfirieran con las creencias de su gente, pero Kara ya quería dejar de hacer todo en base a la religión.

—Estos temas los discutiré con mi esposa y mi consejo, de ahí se decidirá si los llevamos a cabo o no. —Kara terminaba su copa de vino, deseando que aquella reunión terminara para poder unirse a su esposa.

—No creo que la reina Lena deba participar en estos temas, su majestad. —Dijo uno de los ancianos y Kara por primera vez se interesó en la conversación.

—¿Disculpe? Acaba de decirlo, Kys-Rul, la reina Lena y eso significa que mi esposa tiene voz y voto en cualquier decisión que se tome en cualquier sala de este castillo. —Kara se levantó seriamente de su asiento y miró a los ancianos.

—Consideramos que es mejor que la reina se mantenga alejada de estos temas, por el tema de los herederos y...

—¿Pasarán por encima de mi esposa porque consideran que su única función es parir niños? —Kara apretó sus puños.

—La reina no pertenece a Krypton, majestad, no creo que tenga motivos para decidir el futuro de esta nación.

—Lena Luthor Zor-El pertenece a Krypton desde que aceptó ser parte de mi consejo y mi esposa. No me casé con ella para llenarla de hijos, lo hice porque la amo y ella reinará a mi lado. ¿Saben lo que eso significa? —Kara miró a cada una de las personas en esa sala. —Mis decisiones serán consultadas a mi consejo y principalmente a mi esposa, su opinión y palabra vale más para mi que la de todos ustedes juntos.

—¿Esa mujer ha hechizado a su majestad?

—Dirijase con respeto a su reina o lo envío al calabozo, estoy segura que Rao entenderá mis razones. —Kara acomodó su corona y se dio media vuelta. —La reunión ha terminado.

La rubia salió demasiado enojada de aquella sala, lo único que quería en ese momento era ver a su esposa y besarla. Los ancianos eran un constante dolor de cabeza para ella. Cuando llegó a su habitación, se encontró a su esposa tomando un relajante baño en la enorme tina que había allí.

Los ojos verdes de su esposa se abrieron y frunció el ceño.

—¿Qué te tiene enojada, mi sol? —Kara no pudo evitar reír ante lo bien que su esposa podía descifrar su rostro.

—Estaba en una reunión con los ancianos y dijeron cosas que me hicieron enojar. —Kara se sentó al borde de la tina y jugó con algunas flores que tenía el agua.

—¿Sobre mi?

—Quieren convencerme a toda costa que tú no tienes derecho a opinar y que debes quedarte encerrada pariendo hijos. —Kara volvió a enojarse nada más recordando la discusión y Lena tomó su mano.

—Mi sol... Quítate la ropa y entra conmigo, el agua te relajará. —La pelinegra acarició dulcemente la mano de su esposa y Kara asintió quitándose toda su ropa.

Lena se acomodó para recibir a Kara entre sus brazos y la abrazó.

—¿No crees que tienen razón? —Dijo en voz baja mojando el pecho de su esposa. —Tal vez me estás dando mucho poder.

—¡Por supuesto que no tienen razón! —Protestó Kara girando levemente para mirar a Lena. —No voy a reinar si tu no estás a mi lado, no voy a permitir que seas tratada simplemente como la mujer que lleva los hijos de la reina en su vientre. —Kara volvió a enojarse. —Me casé contigo porque te amo y para que juntas hagamos de Krypton un lugar mejor.

Lena la miraba atenta sin detener sus caricias.

—Si tu opinión no va a contar en ninguna decisión, me rehúso a ser la reina.

—Kara, mi amor... —Lena besó sus hombros en un intento de que su esposa se relajara. —Los ancianos solo dicen eso porque se trata de mi, soy una Luthor y es comprensible que desconfíen de mi.

—Pero la última palabra la tengo yo, Lena y si yo digo que tú tienes más derechos sobre mis decisiones que cualquier persona en este puto castillo, se hace. —Lena siguió con sus besos y sonrió ante lo bien que era tratada por su esposa. Kara la tenía como prioridad y eso hinchaba su corazón de felicidad.

—Entonces ya que estás tan decidida a que mis opiniones sean tan importantes como las tuyas, te prometo que haré todo lo posible para ganarme la confianza de los ancianos. —Kara soltó un suspiro pesado y miró fijamente los ojos de su esposa.

—No me interesa lo que piensen los ancianos, me interesa que te respeten y te vean como mi igual, no como algo menos. —Kara volvió a suspirar. —Ni siquiera sé si quieres tener hijos conmigo y ellos ya te proclamaron la fábrica de bebés.

Lena soltó una pequeña risa.

—Mi sol, nada me haría más feliz que llevar un hijo tuyo y mío en mi vientre. —Lena tomó la mano de Kara y ma guió hasta su abdomen. —Serían los seres más hermosos del universo.

—No quiero que te sientas presionada, mi reina, no es tu obligación darme un heredero. —Lena notó la preocupación en los ojos de su esposa y le dio un beso en los labios.

—Deseo uno, dos, tres si quieres... -Lena sonrió. —Imagínalos, con tu cabello, tu perfecta piel...

—Tus ojos, tu nariz, tu ceja somete reinos... —Kara acarició el rostro de su esposa quien soltó una risa ante lo mencionado.

—Haremos un gran trabajo. ¿No crees? —Kara volvió a acomodarse en los brazos de su esposa.

—Lo haremos, mi reina. Gracias por tus palabras, todo lo malo desaparece cuando estoy a tu lado. —Lena besó suavemente la mandíbula de Kara.

—Estoy aquí para apoyarte, mi sol. Te amo. —Kara volvió a girar y juntó sus labios con delicadeza.

—Te amo mucho más, mi reina.

La Heredera del Sol (AU SUPERCORP) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora