Capítulo 24: Enojo

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—¿Lena? —Kara salió del baño y miró como su esposa batallaba para colocarse unos zapatos. Se acercó a ella y la ayudó. —¿A dónde se supone que vas?

—Al laboratorio, los robots Kelex están a punto de funcionar. —Contestó dándole una sonrisa de agradecimiento.

—Lena, mi amor... —Kara pasó una mano por su cabello. —Sé que amas mucho ir al laboratorio pero... Estás embarazada.

—Estoy embarazada, Kara, no enferma. —Lena levantó una ceja.

—No me malinterpretes, es solo que tu embarazo está muy avanzado y según Alex, falta poco para que nazca. —Kara respiró hondo y tomó las manos de la ojiverde. —Lena, te excedes. Cuando estás en el laboratorio te excedes, no comes y no descansas. Le hace daño al bebé.

Lena relajó su rostro y acarició el abdomen descubierto de su esposa, centrándose especialmente en el pequeño lunar que había en uno de sus cuadritos.

—Mi sol, te prometo que voy a cuidarme. Es solo que odio estar en encerrada aquí y me gusta distraerme en el laboratorio. —Kara asintió.

—Prométeme que vas a descansar, que vas a comer y que llegarás temprano, mi reina. —Lena también asintió. —Las tres comidas.

—Te lo prometo, mi sol. —Lena se acercó para besarla y empezó a cerrarle la camisa. —Alístaste rápido que tienes reuniones importantes.

Kara volvió a darle un beso y terminó de colocarse su ropa.

—Te amo. —Volvió a besarla. —Ve con cuidado.

—Te amamos mucho más. —Contestó Lena viendo con ternura como su esposa se agachaba y besaba su vientre.

—Cuida a mami, no la hagas sufrir mucho. —Kara besó por última vez el vientre de su esposa y salió de la habitación.

Lena también terminó de arreglarse y fue rumbo hacia el laboratorio. En los últimos meses, la mayoría de los kryptonianos ya utilizaban los autos diseñados por Lena, Winn y Brainy. Los caballos solo eran utilizados con fines militares y para trabajo de campo.
Ahora, el nuevo proyecto se basaba en crear robots de servicio para el palacio de su esposa. También Lena se había empeñado en buscar con Alex una manera de lograr embarazar a una mujer sin necesidad de mantener relaciones con un hombre, todo eso para que Sam y Alex pudieran tener la familia que tanto desean. Lena tenía demasiado trabajo últimamente.

—¿Manos a la obra? —Preguntó Winn con emoción al ver a Lena llegar.

—¿Qué estamos esperando?

Lena no cumplió su promesa.

Estuvo el resto del día sin parar y sin detenerse a comer, así que cuando vio a su esposa parada en el umbral de la puerta supo que todo iba a salir mal.

—Al auto, Luthor. —Dijo con un tono de voz que no daba lugar a reproches.

El camino hacia el castillo fue en silencio total, Lena nunca había visto tan enojada a su esposa y temía que si abría la boca, sería como echarle más leña al fuego.
Kara se bajó del auto después de abrirle la puerta a Lena y empezó a dar ordenes.

—Preparen la cena para la reina, comerá donde ella quiera y asegúrense de que si coma. —Kara empezó a caminar escaleras arriba pero se detuvo. —Por favor y gracias. —Hizo una pequeña reverencia y volvió a subir.

—¡Lena Luthor! —Sam se encontró con ella cruzada de brazos mientras Lena le indicaba a los del servicio que comería en su cuarto. —¿Qué demonios hiciste?

—No descansar y no comer. —Lena pasó una mano por su rostro.

—Kara salió de aquí completamente enojada, daba miedo. —Sam negaba con la cabeza. —Lena, estás embarazada, debes ser más consciente con eso.

—El tiempo pasa volando y me distraigo mucho. —La ojiverde miró las escaleras por donde había ido su esposa. —Tengo que hablar con ella.

—Claro que tienes. —Sam apoyó. —Ve, yo me encargo de tu comida.

Lena subió con algo de dificultad los escalones hasta la oficina de su esposa, obviamente sabía que iba a esconderse allí, así que abrió la puerta con cuidado y la encontró revisando unos documentos.

—Estoy ocupada, Lena, ve a cenar. —Dijo sin siquiera mirarla.

—Kara... Quiero explicarte.

—No tienes que explicarme nada, ya me queda muy claro que no tienes palabra. —El tono de voz que usó su esposa fue como una cuchillada a su corazón.

—Se me pasó el tiempo.

—Lo sé, por eso tuve que ir por ti.

—Deja de hablarme así, Kara. —Lena sentía sus ojos arder debido a las lágrimas.

—¡Prometiste que ibas a cuidarte, Lena! —Kara se levantó del escritorio y por primera vez desde que Lena entró, la miró. —Cada que te excedes de esa manera y no tomas siquiera agua pones en riesgo la vida de nuestro hijo y tu vida. ¿Qué mierda voy a hacer si a ti te pasa algo, Lena? ¿Qué va a ser de mi sin ti? —Lena vio como los preciosos ojos azules de su esposa se llenaban de lágrimas. —Eres una inconsciente, amo que ames lo que haces, pero no tienes un límite y eso pone en riesgo tu salud.

Lena asintió. Kara tenía toda la razón. 

—Tienes razón...

—Necesito estar sola. —La rubia respiró hondo y volvió a sentarse. —Come algo, descansa y no me esperes despierta, tardaré aquí. —Fueron sus últimas palabras antes de volver a prestarle atención a los documentos que tenía sobre la mesa.

Lena limpió sus lágrimas y salió de la oficina de su esposa rumbo a su cuarto. Se encontró con su comida esperándola y la comió sin mucho ánimo, se obligó a dejar el plato limpio porque no quería que Kara se enojara más con ella.
Después de reposar por un rato lo que comió, se dispuso a sentarse sobre la cama para leer algo y ver si tenía la oportunidad de hablar con su esposa, pero su cuerpo empezó a sentir la pesadez del cansancio y se quedó dormida.

Y Kara no apareció en toda la noche.

La Heredera del Sol (AU SUPERCORP) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora