Capítulo 28: La costurera

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Después de charlar con su hija, Kara decidió ir a visitar a su esposa y a su otra hija al laboratorio. Si había algo que esas dos mujeres amaran más que a su familia, era la ciencia, sin duda alguna. Kara tenía que compartir el amor de Lena y su hija con la ciencia, sin excepciones.

—¿Mi sol? —A Lena se le iluminó el rostro cuando vio a su esposa.

—¿Me extrañaste? —Preguntó Kara yendo a abrazarla, Lena asintió entre sus brazos. 

—Yo también te extrañé, mami. —Ellen también se acercaba a su madre y la abrazaba. —¿Dónde está, Lori? —La chica sonrió con inocencia y Kara asintió sacando una bolsa con donas.

—Me prohibió tocarlas y no lo hice, después no digas que no te amo. —Ellen bufó y tomó sus donas.

—Y para la reina de esta nación y de mi corazón... —Kara sacó otras donas con mayor decoración y Lena le dio un beso.

—Eres la mejor.

—Lo sé. —Kara volvió a darle otro beso.

—¿Hablaste con Lori? ¿Sabes que le sucede? —Lena mordió una de sus donas y miró a su esposa.

—Problemas de chicas. —Kara tembló ligeramente cuando sus dos chicas levantaron la ceja.

—¿Qué chica? ¿De dónde es? ¿Por qué hace sufrir a mi hermana? —Preguntó Ellen y Lena asintió de acuerdo con sus preguntas.

—Es solo una chica que acaba de conocer y tal parece que lo echó a perder.

—¿Y quién dice que no fue esa chica la que lo echó a perder con mi hija? —Lena mordía su dona con una mirada desafiante.

—Tu sabes como es Lori, amor. —Kara respiró hondo. —Sus salidas con Mon-El...

—¡No sigas! —Lena la detuvo. —Y recuerdame hablar con Mon-El para que deje sus salidas nocturnas con mi hija.

—Rao se apiade de Mon-El. —Susurró Kara.

—¿Qué dijiste? —Preguntó Lena nuevamente con su ceja somete reinos arriba.

—Que tienes razón, mi reina. —La rubia se ganó una sonrisa de su esposa.

Kara fue a atender algunos asuntos de la corona mientras Lena terminaba su día en el laboratorio al lado de su hija. Lori por su parte había caminado hasta el gran mercado de la ciudad y pedía ayuda a Rao para poder encontrar a la pelirroja de esa mañana, pero por ahora se encargaría de ir por los vestidos de su madre.

—Que tenga un buen día. —Escuchó esa voz salir de una de las tiendas. Lori alzó la mirada y se encontró con la tienda donde toda su familia mandaba a confeccionar su ropa. Algo vacilante entró y se encontró esa cabellera roja de espaldas.

Lori rascó su cabeza algo nerviosa, hizo varios amagues de salir pero simplemente sus pies se mandaban solos. Tomando valentía se acercó un poco más y carraspeó.

—Bienvenido a... —La chica se giró y su sonrisa se transformó en un rostro serio. —¿Qué haces aquí?

—Y-Yo... Amm... —Lori quería golpearse, al parecer su cerebro no funcionaba cuando estaba cerca de esa chica.

—Si no fuera porque ya te he escuchado hablar, diría que tienes una especie de retraso. —La pelirroja definitivamente no escondía su enojo.

—¿Selene con quién...? ¡Oh, Rao! —La mujer que cocía las ropas de Lori durante toda su vida se sorprendió al verla. —¡Princesa Lori! —Hizo una reverencia y Lori sonrió algo incómoda cuando el rostro serio de la pelirroja se transformó en uno de asombro.

—Hola. —Dijo con algo de dificultad. 

—Por favor disculpe a mi sobrina, es nueva en Krypton, llegó apenas ayer. —Excusó la mujer mirando algo tensa a su sobrina.

—No se preocupe, amm... Vine por la ropa de mi madre. —Lori cambió de tema para evitar que reprendieran a la chica.

—¡Oh si! La ropa de la reina Lena, en un segundo se la traigo, majestad. —La mujer volvió a dejar a las chicas solas.

—Yo... —La actitud fuerte de la pelirroja había desaparecido y ahora parecía con... ¿miedo?

—Lamento el mal entendido de esta mañana. —Lori pudo pronunciar correctamente aquellas palabras. —Nunca fue mi intención incomodarte o insinuar cosas que no eran.

La chica se quedó en silencio unos segundos hasta que finalmente habló.

—Discúlpeme por ser tan atrevida, su majestad, ruego que me perdone. —Lori frunció el ceño, no le gustaba la actitud sumisa que había adoptado la chica. Le gustaba su actitud de fuego, como el color de su cabello.

—Oye n-...

—Aquí están los vestidos, su majestad. —La señora volvió a aparecer y le entregó los vestidos a la pelirroja. —Acompaña a la princesa a llevarlos.

Lori normalmente se negaría a que eso sucediera, pero quería hablar con la chica sin que su tía estuviera por ahí.

—Se lo agradezco. —Lori inclinó levemente su cabeza y se retiró con la pelirroja. —Yo puedo encargarme de eso.

—No es molestia, su majestad. —Lori respiró hondo, enserio no le gustaba esa actitud.

—Lori.

—¿Disculpe?

—Dime Lori, por favor.

—No creo que eso sea apropiado, su majestad.

—¿Qué pasó con esa chica que hace un rato dijo que parecía con retraso?

—Esa no fue mi intención ma...

—Soy Lori para ti. —La rubia tomó los vestidos. —Podrá sonar algo masoquista pero casi te estoy rogando que vuelvas a tratarme mal.

—Si suena algo masoquista. —Lori sonrió y continuó caminando. —¿Por qué se empeña tanto en que la trate como antes?

—Las chicas que no son sumisas me agradan.

—¿Y se supone que debo tratarla así para agradarle? —Lori se detuvo y volvió a mirarla. Le encantaban esos ojos azules.

—Es obvio que no te agrado y me estás tratando bien porque soy una princesa. —Se acercó. —Me gusta cuando la gente es sincera con sus sentimientos. No tengas miedo, no voy a enviarte a un calabozo por decirme idiota.

Lori volvió a andar y la chica se quedó en su lugar.

—Idiota. —Dijo en voz alta mientras Lori soltaba una pequeña risa.

—Gracias por acompañarme, Selene. —La rubia le sonrió y se subió su auto. Aquella sonrisa no se le borró en ningún momento.

—Princesa idiota. —Susurró la pelirroja dando media vuelta.

La Heredera del Sol (AU SUPERCORP) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora