Capítulo 32: Las rubias aman pelear

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—¿Niñas? —Lena llamó a su sobrina quien corría por los pasillos del castillo junto a su hija menor. Ambas chicas frenaron y se miraron nerviosas. —¿Por qué corren?

—Ammm pues... —Ellen rascó su nuca. —Tenemos que estar en forma, así que corremos. —Lena sabía que su hija menor era una copia exacta de ella, pero aún era hija de Kara y a su rubia esposa no se le daba muy bien mentir.

Lena también sabía que usar la ceja somete reinos con Ellen era una perdida de tiempo, ella era inmune... Pero Ruby no.

—¿Ruby? —La chica miró alarmada a su tía y también a su prima quien suplicaba internamente que su prima no sucumbiera ante la ceja... Pero sus suplicas no fueron escuchadas.

—Lori tuvo una pelea en el mercado. —Soltó escondiéndose detrás de Ellen quien solo sonrió con inocencia.

—¡¿Qué?!


Horas antes...

—Hablaré con las reinas sobre esto, estoy segura de que encontraremos una solución. —Lori sonrió y le dio una pequeña palmada al hombre con el que estaba hablando.

—Muchas gracias, princesa. —Contestó haciendo una reverencia.

—No hay de que, te veo luego. —Se despidió y arregló su ropa antes de entrar a la tienda donde trabajaba la chica que le gustaba.

—Hola, Lori. —Saludó Selene con una pequeña sonrisa.

—Hola, Selene. —La rubia sonrió y le entregó un chocolate. En una de sus tantas conversaciones, Selene le dijo todos los dulces que le gustaban, Lori se esforzó  por memorizar todo aquello que le gustaba a la chica y siempre que podía le llevaba uno diferente.

—Gracias. —La pelirroja tomó el dulce gustosa y empezó a abrirlo. —Demoraste en venir.

—El señor de las frutas me estaba hablando de algunos problemas que tenía con su cosecha, quedé en hablar con mis madres de eso. —Explicó la rubia intentando disimular su felicidad al notar que Selene le prestaba atención. 

—¿Si lo harás?

—Por supuesto. ¿Crees que no lo haría?

—Bueno, pensé que no te interesaba. —Selene se sonrojó levemente.

—Me interesa demasiado, algún día voy a gobernar y me gusta involucrarme desde ya. —Lori sonrió con timidez.

—A veces olvido que serás la reina.

—No te preocupes, cuando me coronen seguiré viniendo para atormentarte. —Bromeó la rubia sacándole una risa a su acompañante.

—Y yo que pensé que iba a librarme de ti. —Selene chasqueó la lengua con disgusto y Lori abrió su boca indignada.

—¡Eso fue muy cruel! —Exclamó antes de que ambas empezaran a reír.

—Aunque seriamente, dudo que puedas seguir viniendo cuando te coronen... A tu futura esposa no le gustaría que visites a la sobrina de la costurera. —Selene carraspeó y empezó a coser un vestido.

—No creo que tenga una esposa.

—¿Acaso no es obligatorio para ascender al trono? —Lori negó con su cabeza.

—En mi familia somos creyentes del amor, así que solo me casaré con alguien que ame y me ame de vuelta. —Lori se encogió de hombros.

—¿Y hay alguien a quien ames? —Selene no la miró a los ojos, como si no quisiera saber la respuesta.

—Creo que... hay alguien por quien podría sentir eso, pero no estoy segura de que sea recíproco. —Azul y verde se encontraron, pero su momento fue interrumpido gracias a unas señoras que llevaban vestidos para remendar. —¿Necesitas ayuda?

La Heredera del Sol (AU SUPERCORP) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora