Es muy difícil predecir la forma en la que sucederán las cosas. A veces, imposible. Si hubiera podido elegir un inicio para sexto año, hubiera dicho algo como:
"Que sea feliz al reencontrarme con mis amigos y hablar durante horas sobre lo buenas que fueron nuestras vacaciones mientras comemos helado"
Pero a mí no me han dado a elegir, así que caemos en un duro golpe de realidad cuando me subo al tren luego de ir —por cuarto año consecutivo— sola a la estación 9¾.
Ese día me vestí muy neutralmente. Tenía una falda negra, con mis mayas y botines preferidos. Una camisa negra de a botones manga larga y un collar de cruz invertida. Mi mamá bromeó diciendo que la gente en la calle pensaría que era satánica, y sabía que sólo era una forma de alegrarme tanto a mí como ella. Aun así, se lo agradecía. Ella estaba haciendo un esfuerzo enorme por hacerme reír y salir del hueco en el que cayó con la muerte de Sirius Black al mismo tiempo.
Está demás decir qué sucedió en el verano para mí, ¿verdad? Fue espantoso, y no quería venir a la escuela. Sabía que sólo sería el comienzo de toda esta mierda en la que yo misma me metí. ¿Qué digo? ¡Me aventé! Pero no podía hacer nada, debía hacerle frente a la realidad.
Caminé lentamente como alma en pena por los pasillos del tren que ya se encontraba en movimiento. Hacía un poco de calor, pero por nada del mundo me podía arremangar la camisa. Así que, suspirando, entré en el vagón donde normalmente me solía sentar con mis amigos. El del final.
Esperaba con todas mis fuerzas y recé a todos los dioses del cielo que ellos no estuvieran ahí, que se hubieran sentado en otro vagón. O, que, si estaban, no quisieran que me sentara con ellos.
Tonta de mí.
—¡Jade! —exclamó Pansy con emoción apenas me vio.
Maldije para mí misma por dentro, y obligué a mis labios a sonreír y que no se viera forzado. Me acerqué a la mesa, donde estaban Theo y Pansy sentados de un lado y Blaise y Malfoy del otro.
—Hola, Pansy —la saludé con una sonrisa—. Hola, Theo. Calvo, que guapo, ¿cómo se llama tu peinado?
—Es un nuevo estilo —dijo Blaise de forma refinada, pasándose una mano por su cabello cortísimo y casi nulo.
—¿Te pasaste una afeitadora? —pregunté dando saltos emocionados de mentira.
—Claro, linda. Te puedo recomendar a mi estilista —dijo y me guiñó un ojo.
Yo me reí y estaba girando sobre mis talones para irme a sentar a otra mesa sola y lejos de ellos. Sí, sí, sin saludar a Malfoy. ¿Para qué? Ni me digné en mirarlo, sería muy hipócrita de mi parte sólo saludarlo luego de eso. Pero Theo me detuvo.
—¿A dónde vas? —me preguntó, haciendo que me detuviera—. ¡Vente a sentar con nosotros!
Fingí repasar la mesa con la mirada y luego hice una mueca desinteresada con la boca.
—Bueno, no hay sitio para mí, así que no impor...
—¿Cómo que no? —exclamó Blaise como ofendido. Se levantó de donde estaba y le pidió un permiso a Malfoy, para luego sentarse al lado de Pansy y Theo, del lado del pasillo—. Mira, ahí hay un sitio.
Quise quitarle los órganos a Zabini y mi mirada lo reflejó, porque él frunció los labios para reprimir una carcajada. Suspiré fuertemente y miré a Malfoy.
—Permiso.
Él gruñó y se levantó de mala gana. Me di cuenta de que había crecido y más nada, porque no quise mirarlo a los ojos. Me moví rápidamente hacia el asiento y me pegué lo más posible con la ventana. Vi de reojo a un lado y pude observar cómo él se sentaba nuevamente, pero esta vez procurando estar lo más separado de mí.
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Monamour. |Draco Malfoy|
Fanfiction-Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad. Éramos el infierno perfecto.