Capítulo 81.

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Narrador Omnisciente

La noticia de que Jade Brown y Draco Malfoy eran novios se esparció como viruela de dragón por la comunidad estudiantil del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Los más hambrientos por el cotilleo se encargaron de eso.

—¿No eran mejores amigos, o algo así? —comentaban algunos.

—Ah, ella es la ex de El Elegido, ¿verdad?

—¡Nunca pensé que terminarían juntos!

—Hacen linda pareja, aunque a mí me gustaba el rubio.

Fueron muchas las reacciones. Sus mejores amigos mostraron su estupefacción y alegría —Blaise prometiéndoles ser un buen chaperón para ambos—, algunas fanáticas escondidas se mostraban frustradas y hasta tristes, a otros les daba igual, y a algunos les molestaba. Sin embargo, nadie pudo igualar la reacción de una persona.

Nadie se enfureció tanto como Harry James Potter lo hizo.

¿Lo peor? No tuvo cómo descargar su furia hacia cualquiera de los dos porque cuando empezaron las vacaciones por Semana Santa ambos se fueron junto a sus amigos.

—¡Amigo, tienes que tranquilizarte! —exclamó Ron, viendo a Harry golpeando la cama.

—¿Cómo me tranquilizaré, sabiendo que la chica que me gusta ahora es de alguien más? Y aún más malo: es novia de Malfoy.

—Hombre, tampoco esperarías que ella te abriera los brazos después de lo que le hiciste, ¿no?

Se arrepintió casi de inmediato de haber dicho aquellas palabras por la mirada que Harry le envió. Cuando hubo estado solo, él sacó una fotografía que tenía escondida al fondo de su baúl, debajo de un par de medias que Dobby le regaló.

Miró la foto, y agarró un marcador rojo. Le había robado la foto a Jade cuando ella estaba distraída, en esta estaban ella y Draco sonriéndole a la cámara, y unas cuantas luces neón se asomaban por la cortina. Tachó con el marcador a Malfoy, haciendo una gran equis, y formó un corazón que atrapaba a Jade. Miró esos bellos ojos azules que lo obsesionaban, y un pensamiento tan fugaz que no pudo retener cruzó su cabeza.

Quería asesinar a Malfoy fuera como fuera.

Por otra parte, lejos de Hogwarts, a unas cuantas horas de distancia, en lo más profundo de un bosque precioso que tenía grandes e imponentes árboles que desprendían una luz verdosa a consecuencia de sus hojas, se escuchaba el sonido de carcajadas en el interior de una bella y cálida cabaña. A lo lejos se podía escuchar el sonido del agua chocando con las piedras a causa de la corriente en un gran río con agua cristalina, el armonioso canto de las aves y se respiraba pura naturaleza. Era un bosque de fantasía, definitivamente.

Estaban en la cabaña de Parkinson pasando sus vacaciones de Semana Santa. Todos se encontraban encantados con el lugar, sobre todo Draco y Jade, que no habían ido nunca.

—Entonces ella me agarró por las piernas y me lanzó junto a los camellos. Pensé que me comerían, nunca temí tanto por mi vida —terminó con un breve estremecimiento Zabini.

—Por inútil —dijo Jade.

—Por miedoso —dijo Pansy.

—Por curioso —dijo Theo.

—Por rata arrastrada —dijo Draco.

Todos lo voltearon a ver raro, pero sólo Theo habló. —ese es tu insulto favorito últimamente, ¿eh?

—Ni lo menciones —rezongó Jade, poniendo los ojos en blanco—. Es insoportable el hurón ese. ¿Por qué lo metimos al grupo?

—Te recuerdo que tú fuiste la última en integrarse al grupo, Brown —acotó Draco, entrecerrando los ojos—. Si alguien puede botar a alguien, esa en definitiva no eres tú.

Monamour. |Draco Malfoy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora