Me sentía dentro de una película de terror. Hasta ahora, el camino estaba despejado, pero la tensión de saber que por ahí había algo me mantenía muy alerta y con los nervios de punta.
Miraba hacia atrás a cada rato. Tenía la sensación de que me estaban vigilando. El laberinto se hacía más oscuro a cada minuto, conforme el cielo se oscurecía. Llegué a la segunda bifurcación.
Giré a la izquierda esta vez, cruzando los dedos de las manos y los pies para poder llegar al centro primero que todos y no perderme, por supuesto.
No bajé la guardia, a pesar de que este pasillo estaba también vacío. Podía ser una trampa. Escuché un ruido detrás de mí, y elevé la varita, lista para atacar. Sin embargo, solamente era Draco. Aunque bueno, uno muy asustado a decir verdad.
—¡Los escregutos de cola explosiva de Hagrid! —dijo entre dientes—. ¡Son enormes! ¡Acabo de escapar ahora mismo!
Él se fue corriendo hacia otro lado, y deseé que no me saliera ninguno de esos.
Mala suerte, me salió uno después de unos minutos más trotando.
—¡Petrificus Totalus! —grité, y el animal se quedó petrificado. Corrí hacia otro lado.
Mala suerte, otra vez. Me crucé con un boggart, que por algún motivo tenía la forma de mi padre, otro escreguto, y un animal todo extraño que no recuerdo como se llamaba, pero sólo con olerlo me dieron ganas de vomitar.
Estaba un poco cansada de caminar tanto, pero ahí le seguía, dándole duro.
De pronto, en un callejón vacío, pegué un brinco del susto al encontrarme a Krum.
—Me asus...
Me callé. Viktor parecía todo un zombie. Elevó su varita hacia mí.
—¿Qué demonios planeas hacerme? —le dije de forma desafiante.
—Crucio.
Gracias a Merlín tengo reflejos rápidos y pude esquivar el hechizo.
—¡Desmaius! —grité, y Krum cayó inconsciente al piso. Me acerqué a él y le di una cachetada—. ¡Ja! Tonto idiota, ¿pensaste que dejaría que me lanzases un crucio? Brown 1, Krum 0.
Caminé más, caminé y caminé —bueno, mejor dicho, corrí—, cuando finalmente...
La Copa de los tres magos brillaba sobre un pedestal a menos de cien metros de distancia. ¡Gané! Ya acababa de echar a correr, cuando alguien pasó como una bala al lado mío.
Ah, no, ni lo pienses, Malfoy. Pensé mientras corría yo también.
—¡Malfoy! —escuché la voz de Harry—. ¡A tu izquierda!
Draco miró justo a tiempo de esquivar la cosa y evitar chocar con ella, pero, en su apresuramiento, tropezó. La varita se le cayó de la mano, mientras la araña gigante entraba en el camino y se abalanzaba sobre él.
—¡Desmaius! —grité nuevamente.
El encantamiento dio de lleno en el gigantesco cuerpo, negro y peludo, pero fue como si le hubiera tirado una piedra: el bicho dio una sacudida, se balanceó un momento y luego corrió hacia mí.
—¡Desmaius! ¡Impedimenta! ¡Desmaius!
Pero no servía de nada: la araña era tan grande, o tan mágica, que los encantamientos no hacían más que provocarla.
Draco también le lanzaba hechizos, pero nada servía.
Sólo pude ver la imagen horrible de ocho patas negras brillantes y de pinzas afiladas como cuchillas.
ESTÁS LEYENDO
Monamour. |Draco Malfoy|
Fanfiction-Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad. Éramos el infierno perfecto.