...entonces ese terrible día de marzo, me di cuenta de que no podía lidiar con la idea de no verte a diario. Me dolían las entrañas de extrañarte, y cuando te vi, sentí revivir un dolor de corazón que me enteré que quería sentir eternamente. Entonces supe lo obvio: te amaba.
Cayeron jadeando en la hierba, pero se levantaron enseguida. Se habían aparecido en un recodo de un campo, al anochecer, y Hermione ya corría describiendo un círculo para lanzar los correspondientes hechizos protectores agitando la varita:
—¡Protego totalum! ¡Salvio hexia!
—¡Maldito traidor! —resolló Ron. Salió de debajo de la capa invisible y se la lanzó a Harry—. ¡Eres un genio, Hermione, un genio! ¡No puedo creer de la que nos hemos librado!
—¡Cave inimicum! ¿No decía yo que era un cuerno de erumpent? ¿No se lo dije a Lovegood? ¡Y ahora su casa ha volado en pedazos!
—Se lo merece —repuso Draco mientras ayudaba a la muchacha—. ¿Qué creen que le harán?
—¡Ay, espero que no lo maten! —se lamentó Hermione—. ¡Por eso yo quería que los mortífagos vieran a Harry antes de marcharnos, para que supieran que Xenophilius no les había mentido!
—Pero ¿por qué tenía que esconderme yo? —preguntó Ron.
—¡Porque se supone que estás en cama con spattergroit! ¿Te das cuenta de que han secuestrado a Luna porque su padre apoyaba a Harry? ¿Qué sería de tu familia si supieran que estás con él?
—Vale, pero ¿y tus padres?
—Recuerda que están en Australia. No creo que corran peligro; no saben nada.
—Eres un genio —repitió Ron, impresionado.
—Sí, Hermione, lo eres —coincidió Harry—. No sé qué haríamos sin ti.
Ella sonrió encantada, pero enseguida volvió a adoptar una expresión solemne, y planteó:
—Bien, pero ¿y Luna qué?
—Bueno, si lo que decían es verdad y todavía está viva... —musitó Ron.
—¡No digas eso! ¡No lo digas! —chilló Hermione—. ¡Tiene que estar viva!
—Entonces supongo que la habrán llevado a Azkaban. Aunque no sé si sobrevivirá allí... Muchos no han podido.
—Sobrevivirá —afirmó Harry. Lo contrario era inimaginable—. Luna es fuerte, mucho más de lo que crees. Seguramente estará instruyendo a los presos sobre los torposoplos y los nargles.
—Espero que tengas razón —terció Hermione, compungida, y añadió—: Sentiría mucha lástima por Xenophilius si...
—... eso, si no hubiera intentado vendernos a los mortífagos —soltó Ron y Draco estuvo de acuerdo.
Montaron la tienda, se metieron dentro y Ron preparó té para todos. Después de lo poco que había faltado para que los atraparan, en aquel recinto frío y húmedo se sentían como en casa: al menos allí estaban seguros y protegidos.
—¡Ay! ¡Ojalá no hubiéramos ido a visitar al señor Lovegood! —se lamentó Hermione tras unos minutos de silencio—. Tenías razón, Harry; ha vuelto a pasarnos lo mismo que con Godric's Hollow. ¡Qué pérdida de tiempo! Las Reliquias de la Muerte... menudo cuento chino. Aunque... —tuvo una idea repentina— a lo mejor se lo ha inventado todo, ¿no? Lo más probable es que ni siquiera él crea en esas reliquias, y sólo pretendiera hacernos hablar para ganar tiempo hasta que llegaran los mortífagos.
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Monamour. |Draco Malfoy|
Fiksi Penggemar-Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad. Éramos el infierno perfecto.