Capítulo 11.

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—Estas han sido las mejores vacaciones que he tenido en años, te lo juro —suspiró— ojalá volvamos a ir a ese sitio en Oceanía el próximo año.

—Sí, Blaise, estoy seguro de que irás —dijo Theo mientras le pasaba un brazo por los hombros y el otro por los míos.

—Oigan, no es que sea chismoso... —Theodore y yo lo miramos incrédulos—. Bueno, sí, soy muy chismoso, pero ese no es el punto. ¿Han notado que Malfoy y la chica Gryffindor... Granger... casi siempre están juntos? ¡Casi ni pasa tiempo con nosotros! —añadió— pareciera que está enamorado de ella.

Fruncí el entrecejo— eso es ridículo —asumí—, no puede estar enamorado de Granger, apenas la conoce.

—No lo sé, chicos —opinó Theo— llevan 4 años estudiando juntos, y a Malfoy siempre le había llamado la atención la chica Gryffindor.

De repente recordé lo que me dijo él en su mansión.

—Él me dijo que no sabe lo que son, pero no creo que lo haya dicho de forma romántica —comenté yo.

Zabini miró hacia el jardín, ahí estaban ellos dos conversando con un libro en la mano.

—Se ven bien juntos.

Miré en dirección de ellos dos: se encontraban riéndose por algo que Malfoy dijo y Hermione le señalaba algo en el libro sonriendo. Fruncí los labios. Por algún motivo, sentí que ya no podía seguir viéndolos.

—Igual, he notado que Potter últimamente está muy interesado en hablarte, Jade —Blaise interpeló.

—No me interesa Potter. Ya le pedí disculpas por lo de la noche de los mundiales y él a mí, no hay más de qué hablar —les dije mirándolos.

—No lo sé, siempre te ve con esa cara de que quisiera hablarte en las cenas.

—Mmhm. —murmuré viendo aún a Draco y Hermione.

—Oigan, el profesor Dumbledore dice que debemos ir al Gran Comedor. Creo que es algo importante —nos informó Pansy poniéndose a nuestro nivel.

Me senté al lado de Zabini en el Gran Comedor. A los minutos, Malfoy se sentó a mi lado con una sonrisa radiante. Le devolví como pude y presté atención a Dumbledore.

Todo estuvo normal y tranquilo, hasta que el profesor comenzó a decir que este año no celebraríamos la copa de Quidditch —cosa que provocó abucheos— y nos presentó al nuevo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras, Alastor Moody.

Sin embargo, esto no fue lo que más llamó mi atención, sino lo que dijo después de esto.

—Como iba diciendo —siguió Dumbledore, sonriendo a la multitud de estudiantes que tenía delante, todos los cuales seguían con la mirada fija en Moody—, tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar durante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí informarles de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres magos.

—¡Se está quedando con nosotros! —dijo Fred en voz alta.

Repentinamente se quebró la tensión que se había apoderado del Gran Comedor desde la entrada de Moody. Casi todo el mundo se rió, y Dumbledore también, como apreciando la intervención de Fred.

—No me estoy quedando con nadie, señor Weasley —repuso—, aunque, hablando de quedarse con la gente, este verano me han contado un chiste buenísimo sobre un trol, una bruja y un leprechaun que entran en un bar...

La profesora McGonagall se aclaró ruidosamente la garganta.

—Eh... bueno, quizá no sea éste el momento más apropiado... No, es verdad —dijo Dumbledore—. ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los tres magos! Bien, algunos de ustedes seguramente no saben qué es el Torneo de los tres magos, así que espero que los que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa.

»El Torneo de los tres magos tuvo su origen hace unos setecientos años, y fue creado como una competición amistosa entre las tres escuelas de magia más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang. Para representar a cada una de estas escuelas se elegía un campeón, y los tres campeones participaban en tres pruebas mágicas. Las escuelas se turnaban para ser la sede del Torneo, que tenía lugar cada cinco años, y se consideraba un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes nacionalidades... hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la celebración del Torneo.

—¿El número de muertes? —susurré, algo asustada e impresionada.

Los estudiantes cuchicheaban entre si muy emocionados, todos haciendo caso omiso del hecho de morir.

—En todo este tiempo ha habido varios intentos de volver a celebrar el Torneo —prosiguió Dumbledore—, ninguno de los cuales tuvo mucho éxito. Sin embargo, nuestros departamentos de Cooperación Mágica Internacional y de Deportes y Juegos Mágicos han decidido que éste es un buen momento para volver a intentarlo. Hemos trabajado a fondo este verano para asegurarnos de que esta vez ningún campeón se encuentre en peligro mortal.

»En octubre llegarán los directores de Beauxbatons y de Durmstrang con su lista de candidatos, y la selección de los tres campeones tendrá lugar en Halloween. Un juez imparcial decidirá qué estudiantes reúnen más méritos para competir por la Copa de los tres magos, la gloria de su colegio y el premio en metálico de mil galeones.

—¡Yo lo intentaré! —murmuró Zabini con la cara iluminada y los ojos brillando de excitación.

¿Mil galeones? ¡Con eso podría comprar una casa!

—Una casa... —murmuré.

—¿Para qué quieres una casa? —me susurró Draco.

—Para dársela a las mascotas del de la esquina, por supuesto.

—Quiero decir, vives en una mansión —replicó, confundido— y podrías pedirle a tus padres que te construyan una casa si quieres.

—Claro, es obvio que me dejarán hacer eso.

Dumbledore volvió a hablar, y en el Gran Comedor se hizo un gran silencio otra vez,

—Aunque me imagino que todos están deseando llevarse la Copa del Torneo de los tres magos —dijo—, los directores de los tres colegios participantes, de común acuerdo con el Ministerio de Magia, hemos decidido establecer una restricción de edad para los contendientes de este año. Sólo los estudiantes que tengan la edad requerida (es decir, dieciocho años o más) podrán proponerse a consideración. Ésta —Dumbledore subió el tono de voz debido a que algunos hacían ruidos de protesta, especialmente los gemelos Weasley, que parecían muy enojados mientras gritaban "¡ESO ES BASURA!" — es una medida que estimamos necesaria dado que las tareas del Torneo serán difíciles y peligrosas, por muchas precauciones que tomemos, y resulta muy improbable que los alumnos de cursos inferiores a sexto y séptimo sean capaces de enfrentarse a ellas. Me aseguraré personalmente de que ningún estudiante menor de esa edad engañe a nuestro juez imparcial para convertirse en campeón de Hogwarts —sus ojos brillaron especialmente cuando los guiñó hacia los rostros de Fred y George, que se veían desafiantes—. Así pues, les ruego que no pierdan el tiempo presentándose si no han cumplido los dieciocho años.

»Las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegarán en octubre y permanecerán con nosotros la mayor parte del curso. Sé que todos tratarán bien a nuestros huéspedes extranjeros con extremada cortesía mientras están con nosotros, y que darán su apoyo al campeón de Hogwarts cuando sea elegido o elegida. Y ya se va haciendo tarde y sé lo importante que es para todos ustedes estar despiertos y descansados para las clases mañana por la mañana. ¡Hora de dormir! ¡Andando!

Los estudiantes hicieron mucho ruido para salir del Gran Comedor, y podía ver desde lejos a los gemelos quejándose con Harry, Ron y Hermione.

—Es una verdadera lástima que no podamos participar —dijo Theodore.

—Yo quería esos mil galeones —se quejó Blaise mientras caminábamos hacia la sala común de Slytherin.

—¿Para qué quieres ese dinero? ¡Eres millonario! —objetó Draco.

—No, no, no, ¡no saques esa carta a la mesa! —exclamó Blaise—, hay muchas cosas a las que le puedo dedicar ese dinero, como por ejemplo.

—Y también. —lo seguí.

—¡Y no se olviden de! —continuó Theo.

Los tres nos reímos y después de otro rato de caminata me separé de ellos para ir a mi habitación junto a Pansy.

Monamour. |Draco Malfoy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora