"Querido Draco:
Mis padres me dejaron ir. Supongo que me vendrás a buscar el domingo, ¿no?, porque sabes que yo no recuerdo cómo ir a tu casa. Xinny se emocionó mucho cuando le conté que somos amigos, tanto que empezó a contarme historias de cuando tú y yo éramos pequeños. Supuestamente, una vez, jugando Quidditch, te rompiste la muñeca porque fui muy ruda contigo ¡necesito que me confirmes eso! Estoy segura de que me reiré mucho.
En otras noticias, la semana pasada me escapé y fui a visitar a mi abuelo Edward. Sigue afectado por la muerte de la abuela, cosa que me entristeció el alma; la forma en la que hablaba de ella lograba hipnotizarte, se refería a ella como "el trágico y hermoso amor de su vida" ¡Tan románticos! Si alguien se refiriera a mí de esa forma, yo estaría a sus pies. El abuelo me dijo "nuestro amor era idílico, y cada día al caer la noche ella duerme conmigo, aunque ninguna de esas noches esté junto a mí" Sinceramente, el abuelo me hace tener expectativas demasiado altas sobre las personas y el amor.
Espero verte el domingo, estoy emocionada de ir a los mundiales de Quidditch. Atentamente,
Jade Brown.
PD: Xinny te manda saludos."
—Bien, palomita —murmuré atando la carta a la pata de mi lechuza— vuela.
Paloma abrió sus alas y despegó hacia la casa de los Malfoy para entregarle la carta a su dueño.
Las clases habían acabado hace ya unas semanas, y mi único consuelo había sido estos mundiales de Quidditch. De no ser por las cartas de Draco —que, de hecho, eran las más frecuentes— Blaise, Theo, Pansy, Fred y George y una que otra de Hermione, estas vacaciones hubieran sido súper aburridas.
Mi casa actualmente era un caos: mis padres peleados, mi papá molesto conmigo, mi mamá decepcionada de que no hubiese sacado las mejores notas del año, yo sola en mi habitación. Ni siquiera podía salir, sin embargo me escapé una vez a la casa del abuelo, cosa que no le hizo nada de gracia a mis padres. Nadie se hablaba, todo era un silencio latente en la casa, y temía que si hacía el mínimo de ruido todo se rompiera más por mi culpa y ellos se irían.
Draco y yo... bueno, somos amigos, sí, pero no como antes.
—Entonces —comentó Draco mirando el Lago Negro debajo del Sauce Llorón— ¿qué somos ahora?
Lo medité por unos minutos, para luego sonreír con tristeza.
—Somos extraños de nuevo, pero esta vez con recuerdos.
Él me devolvió la sonrisa triste y después volvió a mirar con melancolía el lago.
—¿Sabes? Cuando te vi en el expreso no creí que fueras tú. Por supuesto, te reconocí al instante: tenías cara de amargada y las manos azules. Estabas murmurando algo que no alcancé a escuchar, pero supuse que los Weasley te habían hecho una broma ya que estaban detrás de ti —me contó—. No tuve dudas de que eras tú cuando te sentaste junto a mí por primera vez aquí. Sin embargo, algo había cambiado: tus ojos. No estaban llenos de ese brillo tan especial que los caracterizaba, se veían, en su lugar, vacíos, fríos y tristes. Aun así, la sombra de ese brillo existía, lo podía ver, cuando mirabas los árboles, cuando el viento te pegaba en la cara o cuando las hojas del Sauce Llorón rozaban tus brazos. Esas pequeñas cosas te hacen feliz.
Me dediqué a mirar el suelo debajo de nosotros.
—Eres muy observador.
—Lo sé. Y sé que a ti te gusta admirar todos los detalles en las cosas.
—Draco, mira, no confío en ti del todo todavía —le dije, mirándolo a los ojos. Esos fríos ojos grises—, sé que no somos los de antes, pero sinceramente, eres la persona en la que más confío por ahora, y no sé cómo será en tu caso, pero yo sí te considero mi amigo. Este año me lo ha demostrado, eres alguien de fiar —parpadeé—. Espero que esta pregunta no te moleste o te incomode, pero necesito saber... ¿qué me consideras?
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Monamour. |Draco Malfoy|
Fanfiction-Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad. Éramos el infierno perfecto.