Capítulo 5: Dance with me

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CATO

EN INVIERNO, MÁS DE UN AÑO DESPUÉS

Aunque hace más de un año de aquella conversación con Hayden, hay algún remotísimo rincón de mi cabeza que sigue inquieta por su culpa; y está gravemente preocupada, puesto que, a pesar de que nuestra amistad se ha mantenido, no he vuelto a besar ni realizar ningún tipo de gesto cariñoso con Clove desde entonces. Entrenamiento y charlas en el colegio son las bases de nuestra relación, y siempre acompañados por Marietta, a veces Liah y los gemelos y, por supuesto, Hayden. Sin que nada romántico haya ocurrido, sin que además nadie se haya enterado, pues parece que entre todos los implicados hayamos hecho una especie de “acuerdo silencioso”, para que no se haya vuelto a decir palabra del tema hasta el momento.

Momento que por cierto, está siendo extremadamente aburrido.

Ahora mismo, estamos en el comedor que hay en el piso de arriba del centro de entrenamiento, en la que debe de ser la sala completa más grande del edificio. Han apartado las mesas a los lados dejando un amplio espacio en el que estamos todos los alumnos de la escuela. ¿Por qué?

Hace unos años, a no sé qué idiota se le ocurrió que aquellos cuyo objetivo era ganar los Juegos y vivir a partir de ello, no solo debían saber manejar armas, supervivencia etc,  si no que además se les tendría que enseñar a tener una correcta educación. Y por eso, durante el invierno, dedicamos la mitad de horas al entrenamiento normal y coherente para dejar paso a los “entrenamientos de protocolo”. Entrevistas, bailes, formas correctas, talentos post-juegos incluso… En definitiva, todo ese tipo de cosas estúpidas que se supone hay que saber para que la gente del Capitolio te patrocine y no hagas el supuesto ridículo (como si no lo fuese ya el tener que ir de un lado para el otro con un libro en la cabeza).

Mientras pienso en las mil formas de las que me intentaron enseñar a sonreír el año pasado, la puerta se abre y todas las cabezas se giran para dejar ver a Catalinne, la principal organizadora de todo este asunto de los entrenamientos de protocolo. Tras ella, se encuentran los entrenadores del centro, entre los que distingo rápidamente a Dock. Quienes llevamos más tiempo en el grupo especial, nos hemos empezado a preocupar por él, puesto que en este último año parece haber envejecido muchísimo más de lo que debería, y sus cincuenta y dos años se le notan ya con creces. Bueno, lo más seguro es que sea el exceso de trabajo para su edad...

-¡Buenos días! – nos saluda Catalinne, a pesar de ser ya cerca de las cuatro de la tarde. Esta mujer debe de haber pasado bastante tiempo en la capital visto el tono ridículamente agudo que emplea al hablar. – La semana pasada se acabaron – me parece oír un suspiro aliviado general. No, no me lo ha parecido, estoy seguro de que todos los santos alumnos han soltado un suspiro de alivio - las clases de comportamiento en las entrevistas. Y como ya sabréis los que habéis estado más años en la escuela, estas dos semanas estarán dedicadas al baile. – continúa ilusionada. Si querida, todos compartimos tu entusiasmo – El baile, es una de las bases de la cultura de la sociedad de Panem. En todo festejo importante…

Bla, bla, bla, bla, bla. El discurso sobre la importancia del baile se prolonga unos quince minutos más, durando más o menos lo que el de hace dos semanas. Veo divertido como los más pequeños aún se esfuerzan en escucharlo, mientras que los que ya llevamos tragándonoslo un tiempo, enseguida nos ponemos a hacer otra cosa. Sin embargo, como me lleva pasando más de un año cuando dejo la mente en blanco, las palabras de Hayden aparecen para inquietarme, para repetirme que tenga cuidado con lo de Clove.

“¿Y si en el fondo tiene razón? Quizás debería dejar de ir con ella un tiempo. Solo por si… ¡Oh, venga ya!” me recrimino “¿Qué clase de tontería es esa?”

Así que, antes de que las dudas vuelvan a asolarme, me centro en el discurso de Carolinne.

-… Es una forma de celebrar y de exteriorizar nuestra felicidad en algunos momentos, o de mostrar nuestra elegancia en otros. Por ello – sube la cabeza, que no sé en qué momento había bajado, como si estuviese recitando una oración – este año se ha decidido… ¡Montar un pequeño concurso por parejas!

Estoy seguro de que si en ese momento todos los alumnos mayores hubiesen tenido algún líquido en la boca, lo habrían escupido. Sus caras son un poema, y yo me estaría partiendo con ellas de no haber oído lo que acabo de oír. ¡Un concurso de baile! Y para más inde, ¡por parejas!

-Las reglas – parece que la maldita organizadora no se ha dado cuenta de la impresión que han causado sus palabras, porque sigue como si nada – son muy muy muy sencillas. Solo hay que emparejarse con alguien, y elegir y ensayar una canción. Las clases se mantendrán como normalmente, pero dedicaremos la última hora a los dúos, y el jueves de dentro de dos semanas, se enseñarán los bailes. Para el viernes, elegiremos a cinco parejas ganadoras. ¡Fácil! – pues las caras de los alumnos del centro no opinan lo mismo - ¿Alguna pregunta? – añade

Extrañamente, nadie tiene ninguna. O como yo, tienen tantas que no saben ni cuál hacer.

-En tal caso, elegiremos las parejas. Id cada uno con vuestro monitor.

Sí, a lo mejor Dock me puede aclarar algo. Me dirijo hacia él, junto con el resto del grupo, pero a pesar de mis esfuerzos, no consigo evitar explotar:

-¿Se puede saber de qué narices va esto? – casi exclamo, antes de que nadie pueda decir nada.

-Mira Cato, sé que a algunos no os gustará mucho la idea, pero…

-¿Pero qué? ¡Se supone que esto es un grupo de entrenamiento para ganar los Juegos del Hambre, no un show de talentos!

-¿Crees que lo he decidido yo? – la mirada y la voz de Dock parecen cansadas. Quizás si trabaja demasiado. Incluso se le ha empezado a caer el pelo – A Carolinne le parecía que no había interés en los entrenamientos de protocolo…

-No se lo parecía Dock, no lo hay – le corta Hayden alzando la vista al cielo

-¡Pues eso! Y creía que, como en el centro sois bastante competitivos, un concurso animaría las cosas.

El grupo entero, incluido el tímido chico que vino hace cinco meses (creo que se llama Coy), y los gemelos que adoran estas cosas, suelta un bufido.

-Lo siento chicos, pero yo no puedo hacer nada. Y ahora, id a hacer las parejas, ¿vale?

Ese es mi otro problema. Mis amistades se cuentan con los dedos de las manos, y además la gran mayoría de los alumnos me tienen miedo, por una causa u otra. Supongo que lo de la clase de arte no ayuda mucho con las relaciones…

Poco a poco, la gente se va separando del centro de la sala conforme encuentran a alguien, y éste se va quedando vacío. Veo que Hayden tampoco se ha movido a un lado, así que me dirijo hacia ella (por lo menos sé que no va a huir); pero, a mitad del camino, un chico de los grupos superiores se acerca a ella y ambos se van de la mano. Claro, Liam, su novio. Sigo buscando. Al parecer, Clove tampoco ha encontrado pareja, y va dando vueltas, no muy segura.

“Quizás podría ir con ella” pienso. Doy un par de pasos en su dirección, pero algo, quizás la mirada de advertencia que Hayden me lanza y acierto a ver por el rabillo del ojo, o quizás la ridícula vocecilla que me está gritando en la cabeza, me hace girar bruscamente. Lo único que sé es que de repente estoy prácticamente escupiéndole a Marietta si quiere ir conmigo.

-Eeeeeh… Sí, supongo que sí – responde, con un ligero temblor en su voz al principio, debido a la sorpresa. “Si con eso me ahorro que me estampes contra la pared…”

Y a pesar de la falta de ganas que mi futura pareja demuestra por serlo, suspiro aliviado.

-Genial. Espero que lo del baile se te de bien.

-Bueno, no soy demasiado mala

“Peor que yo seguro que no”

Nos apartamos del grupo de veinte personas que deben de quedar sin emparejar. Entre ellas - no puedo evitar pensar mientras la miro de soslayo  -  Clove.

Lo que no alcanzo a ver al alejarme, es como sus ojos, repentinamente vidriosos, me taladran con una expresión que quema como el hielo.

District Two (Cato & Clove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora