CLOVE
El himno de Panem se oye como colofón final antes de que, como tributos oficiales, un grupo de agentes de la paz nos separe y cada uno de nosotros dos acabemos, solos, en una de las lujosas salas del Edificio de Justicia especialmente destinadas para ello. Damasco, terciopelo, recargos plateados en todas las esquinas, estructuras de caoba y algún otro tipo de tela que mi hermana emplea tan solo en las ocasiones más especiales, todo reunido en una misma habitación. Acaricio las pesadas cortinas que penden desde el techo, cubriendo los ventanales, y me siento en un mullido sofá granate cubierto de cojines. Sin poder evitar ahora los nervios, tamborileo con los dedos sobre el reposabrazos, esperando, haciendo todo lo posible por ser capaz de controlar la situación y que mi espíritu fragmentado se mantenga al margen de toda la ya de por sí locura que ha supuesto la última hora. Inspirando lentamente, alzo la vista frente a mí para encontrarme de cara con un reloj que me señala que ya llevo cinco minutos aquí. Sin visitas.
¿Alguien vendrá a despedirse, no?
Aún me toca esperar unos instantes más hasta que la doble puerta inmensa se abre para dejar paso a Raw y Patricia. Nunca en mi vida había notado tantas diferencias en dos expresiones que pretenderían ser idénticamente iguales: mientras que él es todo orgullo, porte y grandiosidad, apenas capaz de contener las chispas de sus ojos cuando me ve yéndome de cabeza a su futuro soñado, ella parece un espectro; está aún más pálida de lo que ya lo estaba esta mañana, con una mueca que le tira del delgadísimo cuello en el intento de formar una sonrisa complacida, y una posición encogida que la hace parecer más menuda que yo. Alguno de los pedazos de mi corazón devastado debe de estremecerse al verla así, porque siento el repentino impulso de levantarme del sofá y darle un abrazo, un abrazo fuerte y casi obligado por algún deber moral, pero abrazo de todas formas; no hago nada por contenerlo y salto sobre ella, intentando de alguna manera que el gesto la reconforte.
Un espasmo le sacude de pies a cabeza cuando ambas entramos en contacto, por la sorpresa, supongo; pero en cuanto es consciente de la situación, lo que le queda de entereza desaparece mágicamente y se echa a llorar, con sus brazos rodeándome y sus manos acariciándome el pelo, como cuando era pequeña.
-¿Sa-sa-sabes que te quiero, n-no? —murmulla entre los sollozos que lleva reteniendo demasiado tiempo. —Y q-que estoy m-muy orgullosa de t-ti... Lo-lo sabes, ¿verdad, Clover?
-Sé que me quieres mucho, y sé que desearías que no estuviera haciendo esto, -ni siquiera se esfuerza en intentar negarlo -pero es mi sueño, ¿vale? Es lo único que jamás he sabido hacer, y te prometo que voy a volver, que todo lo que he entrenado servirá y estaré otra vez en el Dos, con una casa enorme y más dinero del que pueda contar en mis bolsillos.
Patricia asiente y sigue acariciándome el pelo, adherida a mí como si fuese lo único que pudiese mantenerla en pie; por el rabillo del ojo, capto la mirada a medias atónita y a medias indignada de Raw, pero le devuelvo una expresión asesina para que se contenga de hacer nada. Finalmente, logro separarme de mi madre y doy otro abrazo, muchísimo más incómodo para ambas partes, que se cierra con un apretón de manos, casi tan frío como el que he compartido hace unos minutos con Cato.
-Puedes ganar, Clove. Estás preparada para ello; alíate con los demás profesionales, consigue cuchillos...
-Llevo una vida preparándome; me sé de memoria la estrategia que tengo que seguir. —respondo cortante.
El eco de mis palabras se evapora en uno de esos silencios atronadores, que hacen los segundos parecer siglos, tan habituales en esta familia. Raw hace amago de abrir la boca, pero justo en ese momento un agente de la paz entra, diciéndoles que deben salir ya.
La sala vuelve a quedar vacía unos instantes, antes de que la puerta vuelva a abrirse y mi hermana, sorprendentemente seria y digna para la que podría haberme esperado de ella, entre. Cierra a su espalda y noto cómo la mandíbula le tiembla mientras me observa desde la entrada un segundo.
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District Two (Cato & Clove)
FanfictionClover Ringer, la que antes fuera una niña llorona y débil, lleva entrenando desde los ocho años para convertirse en una auténtica tributo profesional lo que, aún no siendo bien visto por su madre y hermana mayor, Bethany, cumpliría el sueño que su...