Capítulo 10: Don't let me fall, parte 2

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CATO

Definitivamente, odio los kayaks. Me estoy cayendo continuamente, y creo que ya he roto uno o dos remos por lo menos con el enfado. Encima, Hayden se está burlando a cada ocasión que tiene porque ella ha conseguido dar cinco paletadas seguidas sin caerse.

-Vamos Cato – la oigo detrás de mí – A este paso en los Juegos ya me habría dado tiempo a matarte diez veces

Voy a responder cuando oigo un choque, y las salpicaduras de las canoas y sus ocupantes al caer nos mojan la cara. Vale, esto ya es el colmo. Estoy a punto de salir del agua, y entonces, oigo la voz de Edward, o de John (¿quién les distingue?) seguida de un grito ahogado de Marietta

-¡Pas…er..., Clove… se es…tá… and…o!

Me cuesta unos segundos asimilar las palabras, y no es hasta que, con un acentuado deje de histeria, la pelirroja repite lo que ha dicho que lo entiendo:

-¡Pasper, Clove se está ahogando!

 Miro hacia donde debería estar el entrenador sustituto, pero no hay ni rastro de él. Pero, ¿por qué no está? ¡¿No ve que una de las niñas que ha traído aquí está a punto de morir?! ¡¿No oye a Marietta?! Soy incapaz de moverme, soy incapaz de actuar, y lo único que sé  es que la desesperación se está apoderando de mi cuerpo y sube por mi garganta. Sin embargo, no me hace falta más que ver la mueca de terror en la cara de Liah mientras sus ojos observan el cuerpo de Clove, al que las olas mueven como si de una marioneta se tratase, para reaccionar.

Me da igual las embestidas de la corriente, me da igual lo fría que está el agua, me da igual todo, lo único que puedo hacer es nadar hacia Clove para salvarla. Pongo toda mi energía en cada brazada intentando llegar a ella, y al hacerlo, arrastro su cuerpo sin importarme que este parezca no moverse, hasta llegar a la orilla. Una vez en tierra, me permito descansar un segundo. Veo su pálido rostro y vuelvo a sentir la misma desesperación de antes: ¿Y si está muerta? Puede que no haya llegado a tiempo, que su corazón ya se hubiese parado antes de que la recogiera. Mientras yo pienso en ello, Hayden se ha acercado, y no ha dudado en cogerle la mano para buscarle el pulso. Desde que la conozco, me ha sorprendido la capacidad que tiene para, aun siendo la persona más petarda y bromista del mundo, actuar con seriedad y cabeza fría en las situaciones más difíciles (lo primero lo digo con cari… Nah, no lo digo con cariño).

-Está viva – exclama con un suspiro – Vamos, no os quedéis ahí parados, haced algo – nos recrimina

En ese momento Clove empieza a toser y escupir agua, de forma que al principio creo que le ha dado un ataque. Un poco de color vuelve a sus mejillas y me permito soltar aire.

-¿Qué ha pasado? – murmura con un hilo de voz cuando termina de expulsar todo el líquido que se había colado por su boca.

-Nada, Knivey, un pequeño accidente – parece que la voz de Hayden la tranquiliza - ¿Te encuentras bien?

 -Sí, creo que sí – responde entrecortadamente, pero entonces, su cuerpo se convulsiona, y sufre unas terribles arcadas que acaban en un maloliente vómito.

-¡Clove! – grito

-Cato, cálmate – dice Hayden ¿Que me calme?  – Es normal. – después gira la cabeza de un lado a otro, aunque sin soltar la mano que cogió para tomarle el pulso - ¿Alguien sabe dónde narices se ha metido Pasper?

-Aquí está – en ese momento, uno de los gemelos llega con el maldito entrenador al lado. Este se acerca a la chica que hay tumbada en el suelo con cara de preocupación.

-A buenas horas – mascullo

Él se gira un segundo para mirarme.

-Lo siento, no sabía que podía pasar esto… Pero ella está bien, ¿no?

District Two (Cato & Clove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora