CATO
"Un minuto" me digo a mí mismo. "Sólo un minuto más sentado y se acabó, sacarán las notas, comprobaré que soy el mejor, que he roto una barrera más en el camino a ganar los Juegos y podré levantarme de este maldito sillón..."
Pero antes de que me dé cuenta vuelvo a estar de pie, dando vueltas alrededor del comedor para exasperación de Brutus.
-Chico, es la sexta vez que te levantas en los últimos diez minutos. Haz el favor, y estat...
-No puedo, ¿vale? –interrumpo casi a gritos.
La mirada de mi mentor se vuelve repentinamente dura.
-Controla ese tono, chico.
Inspiro con fuerza para evitar contestar. Vale, es verdad: hasta yo mismo he notado que, desde el bodrio del Desfile, salto con más facilidad de lo que es habitual al más mínimo comentario pero, ¿acaso se me puede recriminar? Estamos, no sólo en una competición a vida o muerte, sino viviendo el que ha sido mi sueño desde que tengo memoria; es normal que trate por todos los medios de dejar claro quién es el campeón, y que ratos de espera como este me pongan absolutamente de los nervios.
Ya la cena se me ha hecho eterna. He engullido la sopa de pescado antes de que los avox que llevaban la fuente se retirasen de la mesa, con las costillas de cerdo que han seguido a la sopa ha sucedido exactamente lo mismo y cuando yo ya estaba a punto de terminar el postre, Clove todavía no se había servido el segundo plato. He tenido que esperar a que todos los demás acabasen con su comida, y ni aún eso me ha parecido tan insoportable como los quince minutos que llevamos en el salón, esperando a que la cuenta atrás que aparece en nuestra pantalla pase del seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno...
-¡Bienvenidos, telespectadores de Panem!
Oír la voz de Caesar Flickerman me atrae como un imán al asiento; escucho una risilla ahogada de Lunnette, pero no le presto atención: mis sentidos están puestos en la imagen que hay frente a mí.
-Bienvenidos un año más a nuestra segunda toma de contacto con los valientes jóvenes a los que, dentro de dos días, veremos competir a muerte por el orgullo de llevar a su Distrito toda la gloria y el honor posibles. Durante el día de hoy, nuestros capacitados Vigilantes han estado observando, uno a uno y minuciosamente...
-O al menos antes de que el vino se les subiera a la cabeza –comenta Brutus.
-...a los veinticuatro participantes. Como ya saben, el contenido de estas exhibiciones se mantiene en secreto para favorecer la espectacularidad de los Juegos, pero eso no significa que no tengamos una valoración a la que atenernos.
Flickerman aprovecha el momento en que un avox aparece por el lateral de la pantalla con un sobre para deslumbrarnos a todos con una sonrisa dolorosamente blanca. Miro a ambos lados y compruebo que Clove, aunque trata de aparentar tranquilidad, no puede dejar de tamborilear con los dedos.
-¡Muchas gracias! Sin más preámbulos, aquí están las puntuaciones:
Primero van Marvel y Glimmer que sacan respectivamente un 9 y un 8. Me pregunto qué clase de artimañas habrá empleado Glimmer, porque si sus capacidades con las armas se parecen a las que me demostró a mí, un 8 es una nota sorprendentemente alta.
Mi puntuación aparece la siguiente, seguida de la de Clove, y puedo relajar los músculos por primera vez en el día de hoy: 10 los dos. Es una nota buenísima, aunque por supuesto mi demostración no era para menos, y noto cómo la sonrisa orgullosa florece en mi cara cuando las puntuaciones de Tamina y Xack (un 9 y un 5) me revelan como la mejor valoración del grupo profesional y por ende, probablemente de todos los Juegos; es verdad, Clove ha sacado la misma nota, y en cierto modo eso me fastidia, pero no nos vamos a engañar: yo sé lo peligrosa que puede llegar a ser, pero el resto no, y es tan pequeña que a mi lado, casi desaparecerá...
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District Two (Cato & Clove)
FanfictionClover Ringer, la que antes fuera una niña llorona y débil, lleva entrenando desde los ocho años para convertirse en una auténtica tributo profesional lo que, aún no siendo bien visto por su madre y hermana mayor, Bethany, cumpliría el sueño que su...