Capítulo 20: Daily Routine

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CLOVE

-Los ciudadanos del Distrito 7, por el contrario, pueden llegar a ser muy peligrosos; no tienden a la revolución planificada, a las manifestaciones ni a ningún signo de rebelión que conlleve mayor organización que matar a hachazos a todo el que se le cruce. Sin embargo, son gente fiera, de los más salvajes, que llevan el instinto animal en las venas, y que no dudarían un segundo en lanzarse contra un agente de la paz si consideran que este les ha hablado de mala manera. Existe un sector especialmente problemático en la zona…

La chica que se sienta en el pupitre contiguo al mío lleva los tres cuartos de hora que han pasado desde el inicio de la clase, tomando notas como una loca sobre todo lo que dice la profesora acerca de los modelos de comportamiento en los distintos Distritos. La aplaudo mentalmente por ser capaz de realizar tal ejercicio de concentración en una tarea tan sumamente aburrida como esta; en mi hoja de papel, lo único escrito es el título de la asignatura en letras mayúsculas (Preparatoria para Agentes de la Paz), y unas escasísimas anotaciones con lo único que me ha interesado en todo el día: el número de vencedores en cada uno de los Doce.

-Si os fijáis en estas estadísticas, podréis apreciar que los menores porcentajes de actuación pacificadora frente al número de habitantes, corresponden a aquellos Distritos que, o bien son más pobres, o bien han sufrido un control más exhaustivo en las décadas anteriores. Las fuerzas necesarias para controlar una población, se miden según…

Quince minutos más y por fin, como una bendición, suena el timbre que marca el fin de la jornada. Dejo que la chica de los apuntes recoja el libro de texto que ambas compartimos, y salgo corriendo del aula, asfixiada por el agobiante calor que domina el Distrito a finales de agosto. Recorro el breve camino que va desde el colegio hasta la panadería de la Plaza Central, y compro el que es mi almuerzo de hoy: panecillo relleno de una carne cuya procedencia prefiero no conocer. Lo devoro en el tiempo que tardo en llegar al Centro de Entrenamiento, aprovechando para limpiarme las manos en el único lavabo de espejo gastado que incluye el vestuario. Dejo el vestido de algodón que me ha hecho mi hermana lo más cuidadosamente doblado que puedo en mi taquilla, y me pongo la segunda piel con la que siempre me siento cómoda: el traje de entrenar.

Cuando llego a la sala, el grupo al completo ya ha empezado a calentar, esperando a que Idey, nuestra entrenadora, vuelva de la reunión que hay en los despachos de abajo.

-¿Preparatoria? – pregunta Hayden al verme entrar; afirmo con la cabeza

-Una apasionante lección sobre cómo debes protegerte de los campos de minas si acabas destinado al Distrito 3.

Ella ríe en lo que yo me uno a la barra en la que hace dominadas con Marietta.

-Espérate a llegar al segundo grado para agente de la paz; en cuanto oigas hablar de las leyes regionales de los Distritos del norte, te darán ganas de irte a trabajar a las canteras.

Las tres sonreímos y volvemos al ejercicio (en mi caso, ya únicamente el hecho de alcanzar la barra supone un esfuerzo), cuando noto que alguien, como si pesase menos que una pluma, me coge de la cadera y entre mis quejas, me deposita en el suelo con más o menos delicadeza.

-¿Pretendías llegar y no saludarme ni siquiera?

Me giro para ver, cómo no, a Cato observándome con sonrisa burlona y una ceja levantada. Rodeo su cuello con los brazos, poniéndome de puntillas y acercando mis labios a los suyos hasta casi rozarse.

-Es que… - susurro – normalmente no te gusta que haga esto en público.

Y como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, ambos salvamos los milímetros que separan nuestras bocas y las fundimos en una, mientras él me vuelve a alzar por la cintura para besarme con más comodidad; una mano pálida agarrando los cortos mechones rubios, el tacto calloso de otra en mi nuca, bajando poco a poco hasta colarse por el cuello del traje de entrenar…

District Two (Cato & Clove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora