Capítulo 15: The way I loved you, parte 2

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CATO

Junto mis labios con los suyos, y disfruto de la mirada sorprendida y el suave y tibio contacto. Acerco el pequeño cuerpo de Clove al mío con un brazo, dejando que mis instintos actúen según sus deseos por primera vez en mucho tiempo, intentando relajar la tensión que recorre cada uno de sus músculos con toda la dulzura de la que soy capaz, sabiendo que el maldito destino cruzó nuestros caminos para que ambos nos uniésemos como ahora, de la manera que es natural y para la que parecemos modelados.

Finalmente, tras unos breves pero intensos segundos, me separo de ella, con una sonrisa confiada y la ceja derecha ligeramente alzada. La sorpresa sigue tatuada en los ojos de Clove, que pasa rápidamente a… ¿Furia?

¡Pum! Ni siquiera veo venir su puño hacia mi cara, y no soy consciente del golpe hasta que una oleada de dolor me recorre la nariz, que empieza a gotear algo espeso y rojo.

-¿Qué… 

-¿¡Tú quién coño te crees que eres!? – bufa a voz en grito, sin preocuparse por interrumpirme - ¿Te parece que después de dos meses sin haberme apenas hablado, después de haber estado a punto de matarme hace tan solo una semana, ahora puedes venir y besarme como si tal cosa, como quien da los buenos días? ¡Vete a la puñetera mierda!

Confuso, sin saber qué decir, y recordándome la situación meramente a mi discusión con Hayden, me excuso, balbuceante, con lo primero que se me ocurre, y lo que resulta ser la peor elección de mi vida.

-Pero… Yo creía… - señalo a Coy, con tono airado, contagiándome su enfado - ¡Si ya no estáis saliendo!

Nada más ver la cara del resto del grupo profesional tras mi comentario, sé que me he equivocado. A Clove se le salen los ojos de las órbitas, y aprieta los puños con tanta fuerza que me da miedo que sus uñas le atraviesen la carne.

-¡Oh, claro! – exclama, sarcástica y furiosa – “¡No sé cómo no me había dado cuenta! ¡Como ya no estoy saliendo con él, todo el mundo tiene pleno derecho a venir y besarme! Oye, ¿por qué no? ¡Venga, acostémonos, ya que estamos! Total, no tengo novio, ¿qué más dará?” ¿Tú eres tonto? ¡Suerte tienes de que no tenga un maldito cuchillo en la mano, Cato Underneath, o te juro que te quedas sin…

Pero no se llega a pronunciar sin lo que me quedaría, porque en ese mismo instante un entrenador aparece con cara sorprendida preguntando qué narices pasa. Con un último grito-gruñido de enfado, la chica, roja de rabia, se aleja golpeando el suelo con cada paso, hasta perderse por las escaleras que llevan al piso de arriba, y a nuestra aula de entrenamiento.

Voy a seguirla, cuando oigo unas risas disimuladas a mi espalda. Me giro para encontrarme a Marietta, intentando ahogar las carcajadas, apoyada en el hombro de una Hayden estupefacta.

-¿QUÉ? – espeto bruscamente

Sin embargo, ella se sigue riendo, ignorando mi tono amenazador.

-Que tiene toda la razón del mundo para enfadarse y hacer lo que le dé la gana contigo, Cato. Yo que tú vigilaría mi espalda hoy en el entrenamiento.

Efectivamente, eso es a lo que me dedico durante prácticamente el resto del día. Y es que, cada vez que me acerco, bien un par de veces para explicarme, la mayoría de ocasiones porque necesito algo en su puesto de entrenamiento, un cuchillo, una daga, e incluso en un determinado momento una flecha, se desvía mágicamente de su trayectoria hacia los maniquís para acabar muy cerca de la zona entre mis piernas o mi cabeza. A dos horas de acabar las clases de hoy, me decido por ir a hablar con ella más adelante. Cuando no haya armas afiladas ni letales a la vista.

A las seis en punto, el timbre empieza a sonar, indicando  el final de la jornada. Marietta y Coy dejan maza y espada en el suelo, Hayden prueba a lanzar una especie de disco con bordes puntiagudos que se clava en el corazón de un maniquí, yo degollo a otro, y por último, Clove acuchilla furiosa a un muñeco de paja hasta que este queda completamente vacío para tras terminar, guardarse el cuchillo en el cinturón. Nuestra nueva entrenadora, Idey, se despide de todos, y nosotros nos dirigimos hacia los vestuarios, los chicos a un lado y las chicas al otro, no sin antes percibir cómo una mirada asesina me perfora la nuca.

District Two (Cato & Clove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora