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CLOVE
Verle hace que algo en mi pecho se agite...
Pero no precisamente para bien.
Quizás es por la decepción que ha supuesto la lucha de esta mañana; quizás porque ya se me ha escapado su compañera, y estoy harta de la puñetera pareja combustible; quizás es porque estoy aburrida de hacer inventario; quizás porque en realidad, nunca me gustó como aliado, y tengo una tolerancia a la traición muy baja; o quizás no tiene nada que ver con ninguna de esas cosas; el caso es que, cuando su preciosa cabecita rubia ha asomado por el claro, he sentido una imperiosa necesidad de separarla del resto de su cuerpo...
Y eso es exactamente lo que voy a hacer ahora.
-¡EH! –grito cuando me encuentro a unos veinte metros de él.
Al oírme, el chico amoroso pone la espadita que lleva en posición defensiva, como si así pudiese salvarse de mí. Sin necesidad de pararme, lanzo uno de los cuchillos que llevo en el cinturón con gesto aburrido, atravesando su camiseta y dejándole clavado al árbol más cercano.
Adoro hacer ese truco.
Antes de que le dé tiempo a reaccionar, lanzo otro cuchillo que va a parar a la manga izquierda, esta vez rozando "accidentalmente" su brazo. Disfruto con el gemido de dolor que se escapa instintivamente de entre sus labios y ando tranquilamente la distancia que nos separa sin que a él le dé tiempo a soltarse de su presa.
-¿Qué tal estás, mi amor? –pregunto con ese tono de voz fingidamente dulce que he adoptado para las entrevistas.
Y, sin preocuparme por lo que tenga que contestar, le doy un derechazo con el mango de una daga que hace su nariz sangrar inmediatamente.
-¿Sabes? Estoy segura de que si te viese así, tu amiguita en llamas caería rendida a tus brazos. Yo desde luego te encuentro mucho más atractivo.
-Creía... que teníamos una... Alianza –jadea costosamente.
-Los aliados no salen corriendo en cuanto comienza una pelea. –respondo con frialdad. –Hasta en el Doce os deben de enseñar eso. Se llaman modales.
El chico amoroso levanta la cabeza, los mechones rubios apelmazados contra su frente, y cruza su mirada con la mía.
-¿Me vas... a enseñar... modales? ¿Cuándo, antes o después de abrirme en canal con tu cuchillo?
Suelto una risa hueca, más cruel que animada, para intentar disimular la incomodidad. Hay algo en él que me contraría, aunque no soy capaz de distinguir el qué, exactamente.
-Lo puedo ir decidiendo sobre la marcha. –contesto.
Después, acerco la daga a su cara, que se empieza a amoratar por el golpe, y trazo su perfil con el filo, dejando a mi paso una finísima línea roja que, sin embargo, no llega a sangrar. Oigo cómo el resto de profesionales se acercan a nosotros, pero no les hago caso; estoy demasiado ocupada intentando discernir qué es lo que hace a este chico diferente, por qué puedo pasarle un maldito cuchillo por la cara sin que se inmute sin que...
En sus ojos haya ni una pizca de miedo.
Mierda.
Flexiono y estiro los dedos de la mano que no sostiene el cuchillo, barajando las posibilidades. No aprecio la valentía especialmente, sobretodo porque suele ir asociada con la estupidez; pero en este caso, sé que hay algo más detrás de los ojos limpios del chico amoroso, algo que él sabe y que cambia la situación radicalmente.
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District Two (Cato & Clove)
FanfictionClover Ringer, la que antes fuera una niña llorona y débil, lleva entrenando desde los ocho años para convertirse en una auténtica tributo profesional lo que, aún no siendo bien visto por su madre y hermana mayor, Bethany, cumpliría el sueño que su...