Capítulo 16: Capable of murder

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CLOVE

Ando con el paso seguro que me han enseñado a emplear desde el día en que puse por primera vez un pie sobre el suelo de Panem, el que tendría que mantener aún con la lanza de un tributo enemigo clavada en el estómago, con una enfermedad terminal devorándome las entrañas; el paso del Distrito 2, de los profesionales, de aquellos que no temen a nada, ni tan siquiera a la mismísima muerte.

La amarga sonrisa sigue esbozada en mi cara mientras me alejo, firme, estática sin un atisbo de sentimiento en mi rostro congelado, del árbol en que esta misma mañana he practicado con un cuchillo. ¿Esta misma mañana? Han pasado tantas cosas desde que me levanté hasta ahora, a poco de la caída del Sol, que resulta imposible pensar que todo ello haya cabido en un mismo día. Hace unas horas quizás no entendiese muchas cosas, pero estaba completamente segura de la actitud que tenía que tomar, no tenía que fingir el paso seguro de los profesionales; ahora, mi semblante paralizado refleja todo lo contrario a un interior que ha adquirido su torbellino propio y particular de emociones revolucionadas.

Porque, sinceramente, no tengo ni idea de qué pensar. Por una parte, me siento aliviada: aliviada de conocer la razón de la actitud distante de Cato, aliviada de saber todo lo que ha pasado, y aliviada porque nuestra relación vuelva a lo más parecido que podemos encontrar a la normalidad; sin embargo, y aun sabiendo que es  lo correcto, el pensar que nunca, jamás, vamos a tener la capacidad emocional necesaria como para… Dios mío, sí, amarnos, sin que ello nos desborde… Bueno, que te estampen en la cara que estás simple y llanamente obligado a no enamorarte para el resto de tu mísera existencia, no es una idea agradable.

“Pero…” me recrimina una vocecilla malvada “¿No era eso lo que querías? ¿No era eso lo que buscabas? ¿Ser una profesional? ¿Qué clase de profesional mira antes por los demás que por sí mismo?”

“Bueno sí…” contesta una segunda “Pero ser una adolescente normal tampoco estaría de más, ¿sabes?”

“Claro” responde la primera con sorna “El caso es que vivimos en un país en que parte de ser una adolescente normal consiste en poder ser enviada cada año a un lugar salvaje donde otros ‘adolescentes normales’ acaben contigo. No vivir en Panem tampoco estaría de más.”

“Bethany vive tan en Panem como tú y nunca en su vida ha tenido que herir a nadie, ni mucho menos a sí misma.”

“¿Entonces quieres volver a ser como Bethany, no? ¿Quieres convertirte de nuevo en la niña llorona del pelo como el ala de un cuervo a la que trataban como tal, la que solo era una carga, la que nadie quería, la que era demasiado débil para defenderse sola, la que…

“¡NO!” Esta vez la que interrumpe soy yo, con la voz autoritaria teñida de desesperación

La primera voz, mordaz, suelta una risita despectiva

“Ya has oído, cielo. O lo uno, o lo otro, no se puede quedar a medias.”

La segunda adopta entonces un tono dulzón e insoportablemente empalagoso.

“Pero… Piensa en Cato… Estaba tan guapo hoy…”

Bueno, vale, hasta aquí hemos llegado. Sacudo la cabeza, y aprieto el paso, preguntándome si la falta de sueño en las últimas semanas no me habrá afectado demasiado…

¡Pam! Un empujón en la espalda de fuerza descomunal me tira al suelo, haciendo que las uñas se me llenen de tierra,  y sienta bajo el pantalón la sangre que surge del rozón en la rodilla. Noto el tobillo dolorido, probablemente torcido, y una oleada de ira me recorre de pies a cabeza, haciendo que me olvide de las molestas vocecillas. ¡Con un tobillo así no puedes entrenar con normalidad durante una semana por lo menos! Furiosa, me giro dispuesta a encararme con quien quiera que me haya hecho caer.

District Two (Cato & Clove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora