Capítulo 35: Young blood

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CLOVE

Es curioso cómo pasa el tiempo desde ese momento.

No sé muy bien cómo explicarlo, pero es como si, de repente, los segundos se hiciesen horas y las horas se hiciesen segundos. Me supone un mundo esperar hasta que todos hemos terminado de comer pero, cuando me quiero dar cuenta, es la hora de la cena, y Lyme y Brutus reparten aún más consejos que durante las últimas comidas de cara a las demostraciones privadas de mañana por la mañana.

-En los Centros de Entrenamiento del Distrito, la demostración es lo único que no se prepara porque es imposible predecir qué innovaciones van a incluir en el Capitolio cada año; sin embargo, ya habéis visto más o menos cómo funcionan las cosas en esta edición, y además, contáis con algunas ventajas.

-Tenéis una posición estupenda, recordadlo: no sois los primeros, así que hay un estándar sobre el que comparar y no serán excesivamente duros, pero estáis prácticamente al principio, por lo que no les habrá dado tiempo a emborracharse y perder el interés.

Después de media hora bombardeándonos soy incapaz de seguir el hilo de la conversación por más tiempo, y comienzo a escuchar las frases tan solo a medias mientras mi mente vuela irremediablemente a Cato, Cato, Cato y otra vez Cato. Para cuando llega el postre ya he tomado la determinación de preguntarle nada más nos levantemos... Aunque todavía no tengo muy claro exactamente qué es lo que quiero preguntarle.

Da igual: en cuanto los avox a nuestro servicio recogen el último plato de la mesa me llevo la mano a la pulsera de Hayden (no sé por qué, me transmite algo de calma) y voy directa hacia mi compañero de Distrito; sin embargo, antes de que sea capaz de alcanzarle, Lyme se pone en medio de mi camino con los brazos cruzados sobre el pecho.

-¿Estás preparada para mañana? –pregunta.

Casi me doy de bruces contra ella al encontrármela de repente frente a mí, pero hago lo posible para recuperar la compostura lo más sutilmente posible.

-Llevo preparándome desde los ocho años para cada momento que ha pasado desde que levanté la mano en la Cosecha. Está controlado.

Veo que Cato ya tiene medio pie puesto en su habitación e intento dirigirme hacia allí, pero mi mentora no da señales de haber acabado conmigo.

-¿Tienes algo pensado?

-Cuchillos, por supuesto. –respondo rápidamente.

Pero no lo suficiente. Suspiro exasperada al oír el portazo que me indica que, al menos esta noche, no conseguiré hablar con él, y miro recriminatoriamente a Lyme; aunque ella, si se da cuenta, no lo demuestra.

-¿Algo más concreto? –consulta.

Me resulta imposible disimular el deje de irritación en mi voz. ¿De verdad piensa que este es el mejor momento para hablar sobre el entrenamiento?

-No lo sé y tampoco me preocupa; improvisaré sobre la marcha. Ahora, si me disculpas –añado antes de parecer demasiado maleducada –creo que me voy a ir a la cama. Me conviene descansar.

-¡Estoy de acuerdo, Clover! –oigo la voz chillona de Lunnette a mi espalda.

¿Desde cuándo está allí?

-Clove, no Clover. –corrijo por inercia, con todo mi mal humor reflejado en mi voz.

Aparto a Lyme como puedo y estoy ya con la mano en el pomo de mi puerta cuando ella pone una mano sobre mi hombro.

-Clove, mañana es un día muy importante; tus posibilidades de sobrev... de ganar, están en gran medida definidas por lo que pase en la sala de entrenamiento, delante de eso Vigilantes. ¿Estás segura de que no quieres hablar conmigo?

District Two (Cato & Clove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora