Cap 45: Los Héroes no son Buenos Padres

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Cuando permanecía los fines de semana en el Campamento Mestizo, veía a mi padre entrenar. Me quedaba en las gradas más altas de la arena, bajo un viejo manzano, oculto en su sombra. En ocasiones, mi hermana solía acompañarme hasta aburrirse para luego ir en busca de mamá.

A veces, algunos hijos de Hermes pasaban a saludar o Nathan Grace se sentaba a explicarme algunos movimientos con el arco y lo especial que serían las puntas de las flechas si se hacían aleaciones de metales.

Justo en este momento, escuchaba atento sus palabras mientras él parloteaba sin descanso.

Pero, mi mente tomo un pequeño desvió...

—De verdad es Percy Jackson— escuche, a las cuatro y media de la mañana— ¡Es genial! — era un hijo de Apolo, tendría quince o catorce años.

—Deberíamos bajar— alentó el otro muchacho, un poco menor, con anhelo— tal vez nos enseñe un truco con su espada— este era hijo de Hermes.

No salí de mi escondite. Espere a que ellos bajaran y se acercaran a mi padre. Cuando llegaron a su lado, su espada, Contracorriente, detuvo su finta al muñeco de practica y el hijo de Poseidón brillo un poco a pesar de la oscuridad. El los saludo, amable, y ellos, emocionados, pidieron varios concejos. Por supuesto, mi padre les explico, con paciencia sin perder la calma.

Permanecieron así por una larga hora. Practicando sin altercado alguno.

Luego los más chicos subieron empapados de sudor con una gran sonrisa en su rostro mientras mi padre les seguía con la mirada.

Los semidioses se detuvieron justo a mi lado, observándome un momento hasta que el hijo de Apolo exclamo.

—¿Eres hijo de Poseidón?

Mis cejas se habían elevado ante la impresión; contesté rápidamente.

—No, no lo soy.

Y antes de que ellos empezaran con sus preguntas, había tomado mis cosas para marcharme.

Recuerdo que, en esa ocasión, cruce miradas con mi padre, pero, él solo endureció su rostro logrando que su sonrisa desapareciera por completo.

Ese día, decidí que no volvería a la arena en la madrugada.

—¿Luke? —la voz preocupada de Nathan calmo mis pensamientos— ¿Estas escuchando?

—¿Qué? —maldición, no lo había hecho— Lo siento— me disculpe— pero, no.

Nathan suspiro, decepcionado. Chasquee la lengua.

—Perdona, Nathan— intente de nuevo— ¿Qué me decías?

El ceño del castaño desapareció para dar paso a una sonrisa. Le sonreí de vuelta.

—Las flechas fabricadas por mi tío Leo son verdaderamente geniales— explicó emocionado— son una aleación de plata y oro imperial.

—¿Cómo conseguiste la plata?

Sus ojos se entrecerraron con cautela.

—Estas distraído hoy, Luke.

Demonios, me deje confiar por su sonrisa radiante y llena de buena actitud. Ahora no podría mentirle. La opción más segura, tanto para mi cuello como decaído ánimo, era ser sincero.

—Pienso de más, Grace.

El carcajeo sin gracia.

—La última vez que hiciste eso, te metiste en un bar y saque tu trasero a las cinco de la mañana de esa pocilga— reprendía sin necesidad de regañarme. Porque si, él era como mi hermano mayor.

One Shots: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora