Cap 41: De manera esporádica (Según Nico, porque Will no lo cree así)

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El puño de Zeus se había vuelto un lugar recurrente para que las citas esporádicas sucedieran. Allí, lejos de las miradas chismosas de los niños de Afrodita y los constantes cotilleos de los de Hermes y Apolo, se dejaban llevar.

Justo ahora, en el encuentro prohibido del día (Pues Will había escapado de su turno en la Enfermería) Nico se hallaba sentado bajo un árbol contemplando con desilusión como los pocos minutos a solas con su novio se iban en vano.

Nico observaba a Will parlotear con el mismo tema por largos diez minutos.

Tan insistente.

Tan terco, ese hijo de Apolo, pensó Nico.

Era como curar una presa con dos banditas.

—Te lo advertí, di Angelo—decía el rubio—Las malditas sombras inframundescas van a consumir tu lánguido cuerpo.

—Pero era una situación riesgosa.

—¡Me vale un cuerno! —exclamó molesto mientras caminaba de ida y vuelta por el lugar—Podías haber caído medio muerto y la pobre chica se habría desmayado al ver como las sombras empezaban...

Nico le frunció el ceño y le corto las palabras.

—Espera, Will—dijo—Has dicho ¿Lánguido cuerpo?

Will le frunció el ceño de vuelta.

—Si—afirmo aún más molesto—He dicho Lánguido Cuerpo.

Nico afilo una de sus cejas.

No puedo creerlo, entreno todos los condenados días.

¿Cómo voy a ser lánguido?

—Con que un lánguido cuerpo—repitió Nico burlón—¿Quieres ver un lánguido cuerpo?

Will cambio la expresión de su rostro, se sorprendió, pero se repuso rápido ante el inusual comentario.

—¿Quieres que te muestre el mío?

Nico se espantó de inmediato.

—¡Oh, William! —gritó— ¡Cállate!

Will continúo caminando con esa ridícula expresión triunfante en su rostro, Nico lo observaba desde el suelo mientras hacía de sus piernas un ovillo. Después de unos minutos, el hijo de Apolo se acercó con gesto sonriente y burlón. Nico siguió mirándolo sin decir nada.

—Extiende las piernas.

—No.

—Vamos, hazlo.

—Ni de broma.

—Extiende las malditas piernas, Nico—volvió a pedir—No te hare nada.

—Siempre dices eso, luego me muerdes—exclamó indignado mientras le mostraba la marca que los dientes ajenos habían dejado en su hombro hace un par de noches.

—Solo fue una vez—dijo—Además, tú me la devolviste el doble—ahora, Will le enseñaba su propio cuello lleno de mordiscos.

Nico bufo, extendió sus piernas en silencio.

—Merecías pagar con la misma moneda, Solace.

—Mmm—murmuraba el rubio mientras utilizaba el regazo de su novio como almohada—Lo que digas di Angelo, solo que ahora quedaste en deuda.

Nico lo observó aterrado. Will se había recostado por completo entre sus piernas. De manera gráfica y detallada, la cabeza de Will reposaba en sus muslos, cerca de territorio semiexplorado.

One Shots: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora